Hong Kong: duros enfrentamientos tras el desafío a la prohibición de manifestarse

Un día después del arresto de varios líderes que promueven unas protestas que duran ya 13 semanas, los manifestantes han hecho caso omiso a la prohibición y han tomado varios puntos estratégicos entre cargas policiales y barricadas de fuego.

«Si paramos ahora, solo no queda el castigo, lo perderemos todo», rezan los carteles que portaban unos manifestantes que son conscientes de que Pekín quiere sofocar las protestas antes del primero de octubre, fecha que marca el 70 aniversario de la creación de la República popular de China.

Bajo una intensa lluvia, entre barricadas de fuego y cañonazos de agua, han cortado arterías principales de la ciudad, han intentado rodear la sede central de la Policía y la residencia de la primera ministra, en una jornada que ha sido testigo de la radicalización de las protestas y de una subida de tono en las advertencias chinas, que las han calificado como «actos que se acercan al terrorismo».

Al parecer, ni la detención de sus líderes ni la retórica amenazante de Pekín ha conseguido apaciguar los ánimos. «Decir que no protestemos es como pedirnos que no respiremos», «podemos ganar, podemos perder pero vamos a luchar» son algunos de los lemas  coreados por los manifestantes.

Sin embargo, tampoco ocultan su preocupación de que China envíe al Ejército al enclave y aplaste manu militari las protestas. Miles de soldados han sido acantonados hoy en Hong Kong, en un movimiento que Pekín ha dicho que es «una rotación de rutina» pero que ha sido interpretado como el inicio de un posible asalto militar.