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Los madereros matan a tiros a otro «guardián indígena de la Amazonía»

Paulo Paulino, líder de la tribu de los guajajara, fue abatido a tiros en una emboscada de los madereros en la selva de Araribóia. Crece la preocupación en torno a la escalada de violencia contra los protectores de la Amazonía bajo el mandato del presidente, Jair Bolsonaro.


La reserva indígena de Araribóia, en el estado de Maranhao, descrita como una «isla verde en mitad de un mar de devastación», es el hogar de los guajajara, con una población estimada de 5.000 indígenas y de la tribu prácticamente no contactada de los Awá, un grupo aislado descrito como «la tribu en mayor peligro de extinción del mundo». Paulo Paulino Guajajara, uno de los líderes de su tribu, había formado una especie de guardia forestal, llamada Guardianes de la Selva, para defender su territorio frente a la avalancha de mafias madereras que se dedican al pillaje de las raras y duras maderas que abundan en su reserva.

El trabajo de Paulo Paulino y de los guardianes guajajaras del Amazonía que comandaba consistía en organizar patrullas armadas y destruir campamentos ilegales de las mafias madereras, algo que le había hecho ganarse poderosos enemigos. El lucrativo negocio de la madera y las mafias que lo controlan, apoyado por el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que ha criticado públicamente a los activistas que defienden la selva y ha recortado drásticamente los fondos de la Agencia estatal de Medio Ambiente, dispone de unos escuadrones de la muerte que en los últimos meses han matado a varios guardianes en Maranhao, incluyendo a tres guajajaras en Araribóia.

Cultura de impunidad

Ayer mataron a Paulo Paulino Guajajara e hirieron gravemente a Laércio Guajajara, otro guardián de su tribu. Ambos estaban cazando en su reserva cuando fueron emboscados por hombres armados que habrían salido de un campamento maderero. Un nuevo ataque que ocurre en medio de una cultura de impunidad que se ha apoderado de las regiones selváticas. Y que en Maranhao se ha cobrado la vida de 157 personas en los últimos años; solo 5 casos han llegado a los tribunales.

La líder indígena Sonia Bone Guajajara, de la reserva de Araribóia y que está en Europa dando a conocer la campaña «Sangre Indígena: Ni una gota más», dejó claro dónde están las responsabilidades: «El genocidio indígena de Brasil está legitimado por el discurso del presidente».

 

El «genocidio» de las tribus no contactadas

La política de «no contacto» es una decisión voluntaria de muchas tribus amazónicas que están aisladas. No hablan con periodistas, no tienen apoyo político, ni siquiera contactan con otras tribus, algo que les hace ser extremadamente vulnerables.

Esa situación de vulnerabilidad se ha acrecentado con la llegada al poder de Jair Bolsonaro y su decisión de anular las políticas de protección de los pueblos indígenas existentes. Los expertos más dedicados y competentes están siendo despedidos y los incompetentes están ocupando su lugar. Las tribus sin contacto con el mundo exterior se ven así mucho más amenazadas por las mafias madereras, la confiscación de tierras para la ganadería y la minería que están invadiendo sus territorios.

Según advierten los expertos, estas tribus se estarían enfrentando a un «genocidio» silenciado. Sus vastos territorios se han convertido en la nueva frontera económica para cazadores, mineros ilegales y traficantes de droga, que los estarían matando con total impunidad y en medio de un apagón informativo. GARA