Morir en una residencia es duro y cruel: el caso de Esperanza Ozaeta
El nieto de Esperanza Ozaeta, una mujer de 92 años fallecida en una residencia privada alavesa, ha relatado en las redes sociales las circunstancias en las que se produjo su muerte. Imposibilidad de hablar por teléfono, falta de información sobre su estado y más carencias son elementos que están más allá de una fría estadística que dice que el mismo día que falleció Esperanza Ozaeta murieron once personas por coronavirus en Araba.
El vecino de Gasteiz Iñaki Landa, conocido en Twitter como @itsaslapurra, ha denunciado en esta red social las circunstancias en la que falleció su abuela, Esperanza Ozaeta Viana, de 92 años, en una residencia de la capital alavesa. Esparanza Ozaeta falleció hace una semana, en una jornada en la que en Araba se registraron once muertes. Su nieto calificó las circunstancias de su muerte como «deshumanizadas».
Os presento.
— Iñaki Landa (@itsaslapurra) April 13, 2020
Mi abuela: #Esperanza Ozaeta Viana. Tenía 92 años.
Murió hace una semana víctima del #COVID19
Una de las 11 personas que murieron ese día en Araba por #coronavirus
Una muerte deshumanizada pic.twitter.com/Bw4bzyTO8y
Landa recuerda que su abuela quería haber muerto en casa, pero no pudo hacerlo. Falleció en la residencia Lakua, situada en la calle Portal de Foronda de Gasteiz. Junto a ello, denuncia que el centro tiene una serie de deficiencias como saturación, paredes con déficit de mantenimiento o elementos móviles en las zonas de paso.
Tras la llegada de la pandemia, los residentes fueron confinadas en el centro, pero al mismo tiempo, según denuncia Landa, se interrumpe la comunicación telefónica con sus familiares, que tampoco pueden visitarles. La única comunicación que mantienen es una llamada telefónica diaria que la directora de la residencia realiza a una de las hijas de Esperanza Ozaeta.
Desde que se activó la alerta sanitaria, se confinó a todas las PERSONAS usuarias de residencias públicas o privadas. Como exige la situación, no se podía visitar.
— Iñaki Landa (@itsaslapurra) April 13, 2020
¿Primera reacción de la Residencia privada Lakua?
臘♂️ Dejar de coger el teléfono#Esperanza pic.twitter.com/fVUrKCYWIk
Ante esta situación, el nieto de Esperanza Oazeta presenta quejas en la propia residencia y en varias instituciones. Pero la situación de incomunicación telefónica se mantiene.
Desde el 18 de marzo hasta el 30 llamé por teléfono a la residencia 44 veces -registro del móvil-.
— Iñaki Landa (@itsaslapurra) April 13, 2020
Cogieron dos PERO... pude hablar con ella una sóla vez.
El motivo: #Esperanza Ozaeta Viana recibía "demasiadas llamadas"
¿DEMASIADAS? pic.twitter.com/OyDdyHNiLx
Debido a la situación de incomunicación que sufre Esperanza Ozaeta deciden entregarle un teléfono móvil personal, pero las circunstancias no mejoran.
Decidimos llevarle un teléfono móvil. Tiene 92 años y sola no se apaña por lo que aspirábamos a que, al menos, le ayudarían a usarlo.
— Iñaki Landa (@itsaslapurra) April 13, 2020
Tampoco.
Sólo pudo hablar una vez por ese móvil (la única que le ayudaron) y los whatsapps enviados están todavía sin leer. #Esperanza
En este periodo de tiempo, Esperanza Ozaeta cumple 92 años y sus allegados insistieron más si cabe en comunicarse con ella. Además de felicitarle, quierían conocer su estado de salud de primera mano.
El sábado 28 de marzo fue su cumpleaños.
— Iñaki Landa (@itsaslapurra) April 13, 2020
Queríamos felicitarla.
Ese día, mi hermana, llamó 52 veces a la Residencia privada Lakua.
No pudo hablar con mi abuela.
No cogieron el maldito teléfono.
Cumplía 92 años. Yo tampoco la pude felicitar. pic.twitter.com/uwpg1VhQ8f
Pasadas 48 horas, la hermana de Iñaki Landa consigue comunicarse con su abuela. La nota delicada, pero, según denuncian, las informaciones que les llegan desde la residencia no son las que deberían ser.
El lunes 30, 48 horas después, mi hermana, pudo hablar con ella.
— Iñaki Landa (@itsaslapurra) April 13, 2020
La residencia tuvo a bien pasarle la llamada.
La notó "griposa" y la abuela le dijo que no estaba bien.
Tenía catarro. "Estaba pocha"#Esperanza
Finalmente, consiguen confirmar lo que se temían, que su abuela de 92 años tiene el maldito coronavirus.
Lo saben. El bicho está dentro.
— Iñaki Landa (@itsaslapurra) April 13, 2020
Resulta que otra usuaria ingresó en #Txagorritxu el martes 31 y está confirmado.
En principio entró por "arritmia" y resultó que.. era positivo en #coronavirus #Esperanza@ikerarmentia
El malestar de la familia de Esperanza Ozaeta va en aumento, ya que además de falta de información por parte de los responsables de la residencia, consideran que las instituciones alavesas no han estado a la altura a la hora de gestionar una situación tan delicada.
Evidentemente, no eran dos las enfermas por #COVID19 en la Residencia privada Lakua.
— Iñaki Landa (@itsaslapurra) April 13, 2020
El lunes 6 de abril, día en el que fallece, supimos que eran ya seis las usuarias infectadas.
¿Cuantas serán hoy?
No. Eso lo podemos saber. #Esperanza
Los allegados de Esperanza Ozaeta denuncian la situación que se vive en las residencias privadas y destacan son cientos las familias que han tenido que padecer algo similar.
La situación de las residencias privadas y de los recursos de cuidados es esta por decisiones políticas. Lo que nos está tocando vivir a cientos de familias es fruto de (malas) DECISIONES
— Iñaki Landa (@itsaslapurra) April 13, 2020
Decisiones que se pueden cambiar.
Que, con urgencia, HAY QUE CAMBIAR. #Esperanza
Por ello, consideran que es necesario plantearse un cambio profundo en el modelo de residencias privadas que existe actualmente.
¿Es este el modelo de país en el que te gustará vivir en 25 años?
— Iñaki Landa (@itsaslapurra) April 13, 2020
¿Un país que permite que estos almacenes de personas existan?
¿que trata o permite que se trate así a sus abuelos y abuelas?#Esperanza