Milán entierra los cuerpos de víctimas del coronavirus que nadie ha reclamado
La ciudad de Milán, el corazón de la región italiana más golpeada por el coronavirus, ha comenzado este jueves a enterrar a las decenas de víctimas cuyos cuerpos no han sido reclamados por sus allegados.
Pequeñas cruces blancas colocadas en estrechas fila se alinean ante las fosas abiertas por una excavadora para recibir los restos mortales en un cementerio de Milán. Esta ciudad, pulmón económico del país, es la capital de Lombardía, que ha registrado cerca de 13.000 fallecidos desde el inicio de la pandemia, más de la mitad del total contabilizado en la península.
«No se trata de una fosa común, es un espacio dedicado a estas gentes que desgraciadamente han muerto sin tener junto a ellos a sus allegados», explica a la prensa la teniente de alcalde de la capital lombarda, Roberta Cocco, mientras los primeros 61 cuerpos están siendo enterrados en el cementerio de Musocco.
«Aquí tenemos a 66 personas que han muerto durante este terrible periodo; cada una de ellas tiene un nombre y una cruz para posibilitar que sean reconocidas –puntualiza–. Esto no significa que no tengan familia, sino que durante este periodo tan particular, al cabo de cinco días tras el fallecimiento, no hemos recibido ninguna indicación sobre que habría que hacer con esta persona».
Efectivamente, ante el aumento de decesos y el riesgo de saturación de las morgues, Milán ha decidido reducir de treinta a cinco días el plaza para que familiares y allegados puedan recuperar los cuerpos.
Las familias que no han podido reclamar un cuerpo debido a las drásticas medidas de confinamiento o por su propio estado de salud tendrán la posibilidad de hacerlo dentro de dos años, «por razones de salud pública» según indica Roberta Cocco.
El lugar dedicado dentro del cementerio a los cuerpos no reclamados puede acoger hasta 600 fosas, pero las autoridades milanesas esperan no tener que utilizar todas las sepulturas disponibles.