INFO

Las primeras horas de desconfinamiento en Ipar Euskal Herria, entre máscaras y paraguas

«Hoy por lo menos la gente volverá a quejarse del tiempo y no hablará tanto del coronavirus», confiesa la empleada de una agencia inmobiliaria de Hendaia. En una zapatería cercana, igualmente vacía, la dueña se esmera en renovar la vitrina. Los autobuses también pasan semivacíos. En la carretera departamental, la imagen cambia. El tráfico de coches y el parking atestado de un centro comercial adyacente recuerdan a la vieja normalidad.

Los comercios del centro de Baiona han acogido, pese a todo, a los primeros clientes tras el deconfinamiento. (Guillaume FAUVEAU)

Máscaras y paraguas han compartido protagonismo en las horas iniciales del primer día de desconfinamiento en Ipar Euskal Herria.

A decir verdad, esa ya fue la combinación ganadora el fin de semana, cuando, convocados por algunos ayuntamientos, caso del de Biarritz o el de Angelu, los ciudadanos desafiaron a la lluvia para ir a recoger las máscaras, obligatorias a partir de hoy en el transporte y recomendadas para toda actividad en espacios en los que hay una presencia importante de gente.

Pese a las dificultades para acceder a la totalidad de las máscaras encargadas por la Mancomunidad Vasca, que no han llegado ni en el plazo -antes de este 11M- ni en la cantidad esperada, el Ayuntamiento de Baiona saludaba que «tres de cada cuatro vecinos» de la capital labortana hayn recibido ya en su buzón una máscara gratuita.

Esta mañana, los comercios que estaban cerrados desde el 17 de marzo han levantado la persiana en Hendaia, pero las calles del centro de la ciudad estaban desiertas. A primera hora, solo unos pocos valientes se han atrevido a pisar la calle, ya sin necesidad de salvoconducto.

Es el caso de Josette que, cuando ha divisado el autobús que se acercaba a su parada, se ha apresurado a colocarse la mascarilla. Ha accedido al vehículo que hace la ruta Hendaia-Baiona por la puerta del centro, peleando con el carro de la compra, ante la mirada comprensiva de la conductora, que le ha hecho un saludo con la mano.

Transporte público o vehículo privado

El servicio de Hegobus, y en general la red Txik Txak que gestiona la Mancomunidad Vasca, empieza a funcionar desde hoy a más ritmo, para acompañar este retorno, sin prisa pero sin pausa, a las actividades cotidianas en Ipar Euskal Herria.

Sin embargo, la mayoría de los autobuses que hemos cruzado en Hendaia pasaban vacíos o con uno o dos usuarios en su interior. En la estación de tren, tráfico también mitigado. La SNCF no garantizará hoy más que un 20% de los enlaces de cercanías. Su servicio era ya bastante deficitario antes de la pandemia, y no parece que vaya a cambiar a mejor.

Así las cosas, y con la excusa añadida del diluvio que no cesa, el transporte individual ha vuelto a reclamar hoy el espacio, de por sí abusivo, que ocupaba antes del confinamiento.

De camino a Donibane Lohizune hemos encontrado ya un tráfico considerable en la carretera departamental. Parada en Ziburu, cuya plaza ofrece una imagen que es un homenaje al vacío.

«Todos tenemos que aprender»

En Ganbetta, la calle comercial por excelencia de Donibane Lohizune, anda un poco más de gente, pero según confiesa la dependienta de una tienda de ropa «habrá que esperar a que haga mejor tiempo y a que la gente pierda el reparo a entrar». Lanza el mensaje positivo de que «no hay que tener prisa, porque todos tenemos que aprender a hacer las cosas de otra manera».

De vuelta a la carretera, nos topamos con una pequeña cola de vehículos que se dirigen al centro comercial Leclerc, en Urruña. Sólo la máscara que llevan puesta algunos conductores da cuenta de que ha cambiado algo respecto a un lunes de compras ordinario.

El contraste con los comercios de Hendaia o Donibane Lohizune salta a la vista. El parking está lleno. Una imagen que recuerda a cualquier día de apertura tras un puente festivo de 8 de mayo, con o sin confinamiento debido al Covid19.

Hay pegatinas en el suelo que indican cómo transitar y la distancia de un metro a respetar para hacer la cola. La novedad es la reapertura de la galería comercial. Son apenas las 10.00 y la peluquería está ya a tope de clientes. En la óptica, una mujer también espera turno en el pasillo, y en la floristería la encargada prepara ramos «porque hay algunos pedidos», señala.

En el segundo parking, el que da acceso a los establecimientos exteriores, ocupados por enseñas de moda y decoración del hogar, más trajín. Una clienta, que pelea con el paraguas, cruza la carretera sin mirar y metiendo a toda prisa la bolsa en el maletero.

Para un primer día, sinceramente, ya he visto bastante. Toca volver a casa. Mañana será la vuelta a la escuela para los menores de 11 años, y desde hoy el personal de los centros trabaja para acondicionar las aulas, de cara a una rentrée que genera muchos temores. La jornada deparará otro relato.

Muga cerrada, pero avalancha en las ventas de Luzaide

Hoy, el arranque del desconfinamiento, con su lista de actos posibles y sus prohibiciones vigentes, nos ha ofrecido imágenes que hablan de la capacidad de adaptación. También algunos viejos gestos, que asoman en cuanto de les abre un poco la puerta.

Y si quieren una anécdota sobre cómo puede saltar por los aires una muga cerrada, pueden visionar estas imágenes que llegan de las ventas de Luzaide, localidad que limita con Arnegi.

Avalancha de clientes del norte, ya que desde hoy se puede circular libremente en todo el departamento de Pirineos Atlánticos, ávidos de comprar, preferentemene tabaco y alcohol, a mejor precio. Mientras que para los vecinos de Nafarroa Garaia rigen otras restricciones.