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Fallece Raymond Gurême, uno de los últimos supervivientes del genocidio gitano

Samudaripen es el nombre que dan los gitanos al genocidio que sufrieron a manos de los nazis. En ese contexto rememoran las revueltas del pueblo gitano contra los opresores y recuerdan a quienes resistieron. Raymond Gurême era uno de los últimos supervivientes y un símbolo de esa resistencia.

Raymon Gureme, mostrando su acreditación de preso político.

Nacido en 1925 en una familia Manouche –como se denomina a los gitanos Sinti en el Estado francés–, Raymond Gurême vivió su infancia enrolado en el circo y en el cine nómada de su familia. Siendo un niño, Gurême entrenaba animales, ejercía de payaso, de acróbata y se encargaba de proyectar las películas. Recorrían los pueblos del oeste y el centro del Hexágono. En los años treinta se crearon leyes para limitar el movimiento de los nómadas y reprimir al pueblo gitano. Este tipo de leyes se proclamaron simultáneamente en todo Europa.

En 1940 gendarmes detienen a toda la familia Gurême, dentro de una política represiva impulsada por las autoridades alemanas. Primero son retenidos en un campo de concentración cerca de Rouen, en Darnétal. Dos meses más tarde son enviados al campo de Linas-Montlhéry, donde sufren unas terribles condiciones sanitarias, mucho frío y hambre. «Todo el que haya pasado por un campo, sabe cómo eran», recordará después.

De acuerdo con sus padres, Raymond logra escapar del campo. Con 15 años, se refugia en Bretaña, donde trabaja en diferentes granjas. Periódicamente, regresa al campo en el que su familia está presa para introducir víveres.

Un año más tarde, en 1942, el centro de internamiento es desmantelado y los prisioneros enviados a Montreuil-Bellay, el mayor campo para retener nómadas del Estado francés. Gurême sigue metiendo comida de contrabando para su familia. Entonces tiene su primer contacto con la Resistencia, la red que hace frente a los nazis desde la clandestinidad.

Deportación a Alemania y nueva fuga

Con apenas 18 años, en 1943 es arrestado, considerado un «terrorista» y deportado a Heddernheim, en Hessen, a hacer trabajos forzados. En junio de 1944, escapa de Alemania gracias a «los trabajadores ferroviarios que estaban trabajando para la Resistencia, que me ayudaron a escapar oculto en el compartimento del carbón de una máquina de vapor», según relata el propio Gurême.

Durante la guerra se escapó seis veces: «del campo de Linas, de los campos a los que fui deportado en Alemania, de un centro de detención juvenil en Angers... Escapar para ser libre a cualquier precio era mi forma de resistencia».

Regresa al Estado francés, donde retoma contacto con la resistencia y se implica aún más a fondo en la lucha contra la ocupación nazi. En agosto de aquel 1944 suceden los hecho que recuerda el Samudaripen. Los y las gitanas recluidas en el campo de concentración de Auschwitz se rebelan contra sus guardianes y resisten armados con palos y piedras en sus barracones. Unos 4.000 murieron gaseados en el campo de concentración, una vez que los militares alemanes se impusieron a la revuelta. Pocos días después, Gurême forma parte de las tropas y milicias que liberan París.

Cuando las fuerzas aliadas entran en Auscwhitz, en 1945, no hay ninguna persona de la etnia gitana. Todas habían sido exterminadas. Después de la guerra Raymond Gurême busca a su familia, pero no será hasta 1950 que los encuentre, en Bélgica.

«Debéis resistir»
En un discurso ofrecido en 2016 para conmemorar el Samudaripen en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, además de repasar su vida y sus luchas, Gurême reivindicó la necesidad de seguir resistiendo: «No dejéis vuestro futuro en manos de los locos. Debéis resistir. Debéis resistir a la discriminación, al racismo, a los desalojos violentos de los que gitanos y travellers son víctimas en toda Europa».

Una traducción al castellano de ese discurso se puede encontrar en la página de la Fundación Secretariado Gitano.