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JON ARICETA
SUBDIRECTOR QUIRÚRGICO DEL COMPLEJO HOSPITALARIO DE NAVARRA

«La normalidad no volverá a los hospitales, no será como antes»

Jon Ariceta es un cirujano general «reconvertido a temas de gestión». Así se define él mismo. Durante estos meses de pandemia han tenido que adoptar decisiones muy difíciles por la llegada de un virus del que se desconocía casi todo.


¿Cómo ha afectado el covid-19 a su trabajo?

¿En el horario o en el contenido de mi trabajo? En el horario nos ha afectado a muchos, sobre todo a aquellos que han estado más propiamente en el covid o en asuntos de organización. Es una enfermedad desconocida y tuvimos que darle la vuelta a todo este hospital [Complejo Hospitalario de Navarra]. Este era un hospital pensado para otra cosa diferente, para las cirugías, las consultas habituales… De repente, durante dos meses hemos sido un hospital radicalmente diferente.

¿Cómo fueron esos cambios?

Si alguien hubiera estado fuera de aquí 15 días no lo hubiera reconocido. Empezamos ocupando una planta de Virgen del Camino para los enfermos covid. Luego aquello comenzó a crecer planta a planta cada dos días, cada tres días. Cancelamos las intervenciones quirúrgicas, las consultas programadas... Durante 20 días solo se atendieron a pacientes covid y aquellas urgencias que eran indiferibles.

¿Y qué hicieron con todos los demás pacientes?

Hemos hecho de todo. Este hospital hace entre 160 y 170 intervenciones quirúrgicas diarias. En este tiempo, en cirugía programada hemos estado haciendo una docena de intervenciones, menos de la décima parte. Hemos tenido unas preocupaciones enormes. La mayor de ellas ha consistido en las cirugías no diferibles, sobre todo cáncer o pacientes arteriales. Hemos tenido que sopesar mucho entre el beneficio de intervenir sin retraso y el riesgo que suponía ser intervenido durante una epidemia de la que teníamos muy pocos datos. Había publicaciones que marcaban series de mortandad hasta del 100%. Estábamos aterrados y no teníamos datos propios. Decidimos frenar, frenar al máximo. Frenamos todo lo que pudimos. Pensamos que era lo mejor para los profesionales y los pacientes.

¿Y ahora cómo se encuentran?

La situación es totalmente diferente. La comunidad científica ha hecho una serie de recomendaciones. Al principio, eran un tanto confusas, pero ya se van clarificando. Acabamos haciendo, básicamente, lo que ha hecho todo el mundo: varios circuitos de intervención y atención según si los pacientes podían ser covid o no. Y, sobre todo, pienso que estratificamos bien qué pacientes había que demorar. Hablamos de pacientes con comorbilidad en el caso de que tuvieran un postoperatorio riesgoso de fallecer. Ha habido distintas tablas que nos han ayudado a discriminar. Eso, y adoptar toda una batería de medidas nuevas.

¿Cuáles?

Medidas organizativas y también hacer PCR previas a las operaciones programadas. Esto ha supuesto una enorme dificultad organizativa y económica, pero nos está permitiendo operar en condiciones de seguridad. Y lo que es más importante, ya podemos evaluar nuestros propios datos para ver si hemos sometido a los pacientes a un riesgo. Podemos valorar que, a nivel de toda Navarra, si un paciente ha sido intervenido bien de urgencia o programada, qué influencia ha tenido el covid en la serie hasta la fecha. Pensamos que lo hemos hecho bien, que les hemos protegido. No hemos tenido prácticamente ningún problema de mortandad por haber hecho una cirugía durante el pico del covid. No sé si otras comunidades podrán demostrar eso, pero nosotros ya tenemos las cifras. Podemos ir paciente a paciente y estamos satisfechos de los resultados.

¿Ha llegado la normalidad?

¿La antigua normalidad o la nueva? A la antigua normalidad no vamos a volver. No será como antes. Es difícil. Yo llevo el ámbito quirúrgico, pero el ámbito de las consultas hospitalarias se resiente todavía más. Por las salas de espera y las distancias, solo podemos hacer el 50% de las consultas que hacíamos. Es cuestión de disponibilidad de medios y de espacios. Hay otro condicionante, además, que es la salida de los críticos de las UCI, que han estado desbordadas. Los críticos no covid acabaron siendo asumidos por los anestesistas en las salas de despertar. Todo eso se está solventando. Hay especialidades que lo están notando más, que costará más por sus características, por el tema de los aerosoles y demás. Hay cosas que no van a cambiar, como la realización de PCR para las cirugías programadas o los dobles circuitos. La normalidad entendida como volver a lo que hacíamos antes no la retomaremos.

A futuro, ¿qué otras cosas cambiarán?

Hay muchos profesionales francamente cansados. Ahora mismo nos planteamos un futuro que va de aquí al verano o, como mucho, de aquí al otoño. Esa situación de planes plurianuales… no estamos en eso. Estamos en el presente. Hay profesionales a los que se ha podido proteger y separar, pero otros no. Hay especialidades que han estado en primera línea y tenemos que recuperar a esos profesionales. Están... un pelín arrasados. Tenemos que aprender a descansar un poco y a parar un poco. En caso de que tuviéramos de nuevo un repunte de la enfermedad, si no descansamos… Estoy a ese nivel preocupado.

Están molidos, vaya.

Todo se ha vivido con preocupación, con angustia, la angustia de poder infectarnos y de transmitir la enfermedad a nuestros pacientes, a nuestras familias. En este hospital trabajan 7.000 personas. Se han vivido momentos difíciles, de mucha incertidumbre. Aunque, a nivel de Navarra, quizás por ser uniprovincial y haber tenido un mando único para atención sanitaria y atención de críticos, la forma de trabajar en red ha sido más fácil. Hemos compartido protocolos de atención, los problemas, las soluciones... A ese nivel, ha sido bonito también.

¿Algo se ha aprendido?

Estas lecciones tienen que servir para dar lugar a soluciones diferentes. Se habla mucho de la telemedicina y va a ser por donde tenemos que ir, porque no vamos a dar abasto. No vamos a poder volver a un sistema de consultas y hospitalización como teníamos antes. La relación público-privada ha funcionado y creo que se tiene que mantener. El área de confort previa en la que estábamos no vamos a poder retomarla. Y, si sabemos eso, hay que adaptarse a los tiempos nuevos.

Usted no suele hablar con los medios. ¿Quiere trasladar algún mensaje en especial?

Sí, quiero lanzar el mensaje de que esto debe de servir para que apostemos por la sanidad. Yo defiendo la sanidad pública y la colaboración con la sanidad privada. Sin un nivel de inversión y de desarrollo profesional, los problemas que hemos tenido nos hubieran colapsado. Se nos podrá criticar algunas cosas o alabar con otras, pero este Complejo Hospitalario no ha colapsado. Eso hay que reconocer y hay que agradecer a todos los equipos, a los de más abajo y a los directivos, por esa labor en la escalada y también en una desescalada casi igual de compleja.