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La OCDE llama a diseñar una economía «más justa y sostenible»

La economía mundial puede sufrir este año una recesión de al menos un 6%, lo que agravará las desigualdades, según la previsión actualizada de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, que insta a los gobiernos a actuar conjuntamente para hacer posible una economía «más justa y más sostenible».

Cadena de montaje en la fábrica de motocicletas Royal Enfield en la ciudad india de Oragadam. (Arun SANKAR | AFP)

En su primer informe sobre perspectivas económicas mundiales desde que la pandemia del covid-19 ha puesto de rodillas a todas las grandes economías del planeta, la OCDE, que asume que se enfrenta a una «incertidumbre extraordinaria», ha elaborado dos escenarios: uno donde la epidemia «continúa bajo control» y otro en la que se registra una segunda oleada.

En el primer caso, el producto interior bruto (PIB) mundial retrocederá en 2020 un 6%; en el segundo, un 7,6%. En 2021 repuntará un 5,2% si la evolución de la pandemia es positiva o solo un 2,8% si el coronavirus vuelve a circular a sus anchas, con lo que esto implicaría en medidas de confinamiento o cuarentena.

A principios de marzo, cuando el nuevo virus ya había golpeado con fuerza en China pero no en el resto de las grandes potencias, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos preveía una simple bajada al 2,4% del crecimiento mundial en el presente ejercicio.

En tres meses ha cambiado todo. Haya o no una segunda oleada, «a finales de 2021, la pérdida de ingresos habrá superado la de todas las recesiones precedentes registradas en los últimos cien años, salvo en periodo de guerra, con consecuencias terribles y perdurables para las poblaciones, las empresas y los gobiernos», según afirma la economista jefa de la OCDE, Laurence Boone.

De la integración a la fragmentación

«En todas partes, el confinamiento ha agravado las desigualdades entre los trabajadores» cualificados para el teletrabajo y los menos cualificados «a menudo en primera línea» en la lucha contra la pandemia, constata Boone.

El covid-19 también «ha acelerado el pase de una ‘gran integración’ a una ‘gran fragmentación’» de la economía mundial con la aparición de «restricciones adicionales al comercio y la inversión».

La eurozona se verá especialmente afectada, con un retroceso del PIB del 9,1% en el escenario más favorable y del 11,5% en caso de una segunda oleada en este 2020. El Estado francés, Italia y el Estado español forman parte del grupo de los más golpeados.

Para Estados Unidos, la OCDE prevé una disminución del PIB del 7,3% o del 8,5%, según cada uno de los dos escenarios comentados.

China, segunda potencia económica mundial tras EEUU y que el año pasado seguía liderando el crecimiento con un 6,1%, también verá contraerse su PIB en 2020 un 2,6% o, si el virus recobra fuerzas, un 3,7%.

Japón, que ocupa la tercera plaza, sufrirá una recesión del 6% en el escenario favorable o del 7,3% en el peor.

Restaurar la confianza

Para permitir que las economías se recuperen, la OCDE recomienda, sobre todo, «reforzar los sistemas de salud», «facilitar las transformaciones de los oficios reforzando la protección de los ingresos» y «lograr que las cadenas de suministros sean más resilientes».

«Los gobiernos deben aprovechar esta oportunidad para diseñar una economía más justa y más sostenible, hacer que la competencia y las regulaciones sean más inteligentes, modernizar la fiscalidad, el gasto y la protección social», ha indicado la economista jefa de la OCDE.

Y ha incidido en el papel esencial de la confianza, sin la cual ni el consumo ni la inversión podrán reiniciarse.

En cambio, «los obstáculos al comercio y las amenazas asociadas a las cadenas de suministro frenan la reducción de la incertidumbre necesaria para que se reanude la inversión», ha subrayado en un momento en que se desvanecen las esperanzas que había antes de la crisis sanitaria de que se solucione el conflicto comercial entre EEUU-China.

Además, Boone ha reclamado que «la comunidad internacional debería asegurarse de que, cuando una vacuna o tratamiento esté disponible, podrá distribuirse rápidamente en todo el mundo», porque «si no, la amenaza persistirá».