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Pescadores indonesios desafían a las autoridades y llevan a tierra a un centenar de rohinyás a la deriva

Pescadores indonesios han rescatado hoy a cerca de un centenar de rohinyás que se encontraban a bordo de un barco a la deriva cerca de la costa de la provincia de Aceh y, desafiando a las autoridades que les negaron el permiso arguyendo el temor al coronavirus, los han puesto a salvo en tierra.

Pescadores de Aceh evacúan a un niño rohinyá de la barcaza a la deriva. (Chaideer MAHYUDDIN / AFP)

Pescadores de Aceh han llevado a tierra a cerca de un centenar de rohinyás que se encontraban a la deriva frente a la costa de esta provincia de Indonesia, un nuevo rescate que se suma al ocurrido en Malasia a principios de mes y que alerta sobre una posible nueva crisis de refugiados en la región. Los pescadores han desoído a las autoridades, que negaron el permiso para llevarlos a tierra alegando temor a posibles contagios por coronavirus.

Según la Policía indonesia, el barco, que al parecer se estaba hundiendo y cuyo motor se había averiado, llevaba a 30 menores, 49 mujeres y 15 hombres –aunque el número de pasajeros varía según la fuente– y navegaba a unas 4 millas del norte de la isla de Sumatra cuando fue descubierto por tres pescadores indonesios.

Los rohinyás a la deriva fueron interceptados el miércoles por los guardacostas, que trataron de llevarlos a tierra. pero las autoridades de la ciudad de Lhokseumawe, en la costa norte de Sumatra, denegaron el permiso para desembarcar, alegando riesgo para la salud.

Razones humanitarias

Los enfadados pescadores residentes han decidido tomar sus botes y acudir al rescate para llevarlos a tierra mientras recibían el aplauso de sus vecinos desde la playa. «Es por razones puramente humanitarias. Nos entristeció ver a niños y mujeres embarazadas varadas en el mar», ha señalado Aples Kuari, un pescador.

El jefe de la Policía local, Eko Hartanto, había dicho que los rohinyás serían enviados de vuelta al mar. Sin embargo, las autoridades han tenido que dar marcha atrás ante las protestas de la población local, y el grupo de refugiados finalmente ha podido desembarcar y ser acomodado por los habitantes.

«Urgimos a las autoridades indonesias a que aseguren un rápido rescate, desembarco y protección para los refugiados. Estos niños, mujeres y hombres podrían haber pasado semanas en el mar, si no meses, y se deben asegurar sus necesidades básicas, como comida, ropa, agua, medicinas y acomodo», reclama en un comunicado Usman Hamid, director de Amnistía Internacional (AI) para Indonesia.

Los pescadores han avisado a las autoridades locales y han procedido al salvamento de los rohinyás que, según la Policía, zarparon desde Myanmar y se encontraban frente a la playa de Seunuddon, adonde han sido trasladados.

Un portavoz policial ha señalado, en declaraciones recogidas por el diario ‘Jakarta Post’, que se ha creado un comité para examinar la salud de los refugiados y buscarles alojamiento temporal.

Rescate en Malasia

A principio de este mes, guardacostas de Malasia rescataron a 269 rohinyás que también huían de Myanmar a bordo de una embarcación cerca de las costas de la noroccidental isla de Langkawi, donde permanecen detenidos en centros de inmigración.

Los rescatados en Malasia han declarado a las autoridades que decenas de otros pasajeros perecieron en el trayecto, tras lo cual sus cadáveres fueron arrojados al mar.

«El derecho internacional obliga a todos los países a rescatar y proteger a las personas en riesgo. Negarse a rescatarlos o, aún peor, devolverlos al mar son claras violaciones del derecho internacional», ha apuntado Hamid, de AI.

Según esta organización, unos 800 rohinyás llevan vagando a la deriva durante los dos últimos meses en barcos en el golfo de Bengala tras ser rechazados por diversos países que se escudan en el temor a que sean portadores del nuevo coronavirus, aunque se desconoce si estos dos grupos forman parte de esos números.

Crisis de refugiados en 2015

Estos recientes rescates recuerdan a la crisis de refugiados de 2015, cuando centenares de rohinyás quedaron a la deriva en barcos en pésimas condiciones tras desmantelar una red de tráfico humano en Tailandia y Malasia, por lo que el uso de esa ruta se vio reducido.

En aquel momento se calculaba que vivían en el estado occidental birmano de Arakan (Rakhine) algo más de un millón de rohinyás, pero en agosto de 2017 el Ejército birmano lanzó una campaña militar contra ellos, que provocó el éxodo a la vecina Bangladesh de más de 725.000 miembros de esta minoría musulmana perseguida por las autoridades birmanas y por la que Myanmar se enfrenta a una acusación de genocidio en el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya.

Myanmar no reconoce la ciudadanía de los rohinyás, a los que considera inmigrantes bengalíes, y les somete desde hace años a todo tipo de discriminaciones, incluidas restricciones a la libertad de movimientos.