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El trabajo de Nordhaus, premio Nobel de Economía, bajo el fuego de las críticas climáticas

Recibió el Nobel por haber constatado el impacto del cambio climático sobre la actividad económica, pero, paradójicamente, hoy en día los trabajos de William Nordhaus hacen un flaco favor a la causa medioambiental, según juzgan reconocidos economistas y climatólogos.

William Nordhaus recogió el premio Nobel de Economía en Estocolmo el 10 de diciembre de 2018. (Jonathan NACKSTRAND | AFP)

Laureado en 2018 con el premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel –ese es su auténtico nombre académico–, William Nordhaus fue distinguido por haber «integrado el cambio climático en el análisis macroeconómico a largo plazo».

Y, siendo así, muchos discursos continúan oponiendo progreso económico y protección del medio ambiente.

«Si hubiera logrado el premio Nobel veinte años antes, eso sí habría ayudado a la política climática», concede Gernot Wagner, que ha pasado la última década forjando un enfoque alternativo a la economía del cambio climático. «Pero el hecho de que lo ganase hace dos años es, en muchos sentidos, un paso atrás», indica, ni más ni menos.

El modelo de Nordhaus –conocido como DICE, por Dynamic Integrated model of Climate and the Economy– «es tan defectuoso que no debe ser tomado en serio», asegura Joseph Stiglitz, también Nobel de Economía, en su caso en 2001. «Es peligroso, porque no tenemos otro planeta al que ir si nos equivocamos. El mensaje que trasmite es imprudente», declara a AFP.

Hace casi medio siglo, el economista estadounidense fue uno de los primeros en comprender el impacto de la degradación del medio ambiente en la economía. Pero, cuando recibió el Nobel en 2018, sus modelos no encajaban con el ritmo galopante del calentamiento global ni con los nuevos enfoques en el campo de la economía, según indican los expertos.

Tres grados, por encima o por debajo

Sus trabajos más recientes concluyen que limitar el cambio climático por debajo de 3°C costaría más caro en términos de crecimiento económico de lo que aportarían los daños evitados.

Su razonamiento es el siguiente: si la economía mundial crece, las sociedades se enriquecen y pueden dotarse de tecnologías para hacer frente al cambio climático.

«Esto, sencillamente, no se corresponde con la ciencia del clima», asegura Johan Rockström, director del Instituto Postdam para la Investigación sobre el Impacto del Cambio Climático (PIK por sus siglas en alemán). «Es una constante inequívoca en las ciencias naturales que un calentamiento de 3 grados tendría un resultado desastroso para la humanidad», añade.

Requerido por AFP,  William Nordhaus no quiso «responder individualmente» a las cuestiones concretas que se recogen en estas críticas.

«Salvo en la Unión Europea, no hemos tomado ninguna medida, por mínima que sea, para frenar el cambio climático en el curso de este siglo», manifestó. «Necesitamos mecanismos nacionales (tales como las tasas sobre el carbono y el apoyo a las tecnologías) y de una cooperación internacional (como un pacto sobre el carbono). Hacia ahía es hacia donde se dirigen mis esfuerzos actualmente», puntualizó.

Más allá de la polémica académica, los trabajos del premio Nobel tienen una fuerte influencia en los responsables políticos, especialmente su cálculo del «coste social del carbono», que cuantifica los daños del cambio climático.

Según muchos científicos, este cálculo subestima notablemente los costes. Eso sin tener en cuenta que la idea de una subida de temperatura “aceptable” de 3 grados va contra el consenso político internacional a duras penas establecido.

De hecho, el Acuerdo sobre el Clima de París de 2015 prevé mantener la subida de la temperatura «muy por debajo» de los 2°C en relación a los niveles de la era preindustrial, mientras que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Clima de Naciones Unidas (IPCC por sus siglas en inglés) llegó a la conclusión, en un informe difundido el día que Nordhaus recibió su premio Nobel, que 1,5°C sería un cortafuegos más seguro.

Escépticos

Además, como indica Rockström, las ideas de Nordhaus alimentan los argumentos de los «climaescépticos». Afirma que ha escuchado utilizar en favor de sus intereses el razonamiento del premio Nobel a «dirigentes de Shell, BP, Exxon Mobil, de la industria automovilística y de las compañías de energía».

Pero desde que el trabajo inicial de Nordhaus viera la luz se han publicado decenas de miles de estudios sobre el clima, llegando a la conclusión de que no solo el calentamiento global está progresando más rápido de lo que se pensaba anteriormente, sino también que sus efectos, a partir de cierto umbral, son irreversibles.

«Los eventos extremos, como los huracanes, los incendios, las sequías que se han hecho tan evidentes en estos últimos años… todas estas cosas no se tuvieron en cuenta de manera adecuada en su análisis», apunta Stiglitz.

«No hay riqueza que pueda reconstruir una capa de hielo, y la deslocalización de cientos de miles de personas conllevará disturbios y conflictos masivos», señala, por su parte, Michael Mann, director del Centro de Ciencias del Sistema Terrestre en la Universidad del Estado de Pensilvania (EEUU).