Torra exige al Gobierno español que cese las hostilidades para reanudar el diálogo
El president de la Generalitat, Quim Torra, ha exigido al Gobierno español que «demuestre su voluntad de parar las hostilidades» para retomar el diálogo, después de la decisión judicial de suspender el tercer grado a los presos independentistas, que considera un acto de venganza propio de «estados totalitarios como China o Turquía».
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha exigido este martes al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, «parar las hostilidades» si quiere retomar el diálogo para desencallar la situación política en Catalunya.
Torra ha realizado esta reclamación en una declaración institucional leída desde la Generalitat, después de que el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria 5 de Catalunya haya aceptado este martes suspender el tercer grado a los presos del 1-O a raíz del recurso de Fiscalía.
El president ha insistido en que para volver a la mesa de diálogo «hará falta que antes demuestre que tiene la firme voluntad de parar las hostilidades contra el movimiento independentista».
«El Gobierno español se ha jactado de controlar la Fiscalía. Hay que suponer, pues, que la retirada del tercer grado ha pasado el control de socialistas, de Podemos y de comunes. En todo caso, se acumulan las evidencias que ponen en duda la pretendida voluntad de diálogo del Gobierno español», ha denunciado.
Según Torra, el nacionalismo español se impone por encima de la razón republicana, aunque con esta decisión judicial hacen más fuerte al independentismo.
Como China o Turquía
«Quizás creen que con esta decisión han derrotado a alguien. Al contrario. Nos hacen más fuertes, refuerzan nuestras razones y nos invitan a prepararnos mejor para definitivamente dejar de ser prisioneros de un Estado autoritario que no acepta la voluntad democrática de los catalanes», ha advertido.
El president ha comparado además al Estado español con «estados totalitatarios como China o Turquía». La decisión judicial anunciada este martes, según Torra, es «un nuevo ataque contra la justicia, la democracia y la libertad, un caso más de represión», en un momento en que «el poder judicial y la monarquía en España se tambalean como un castillo de naipes».
La suspensión del tercer grado de los presos es, a su entender, «un acto de venganza» y, siguiendo «el modelo de los Estados totalitarios, como Turquía o China», la justicia española propone a los presos un «programa de reeducación» para que «se conviertan en buenos y obedientes súbditos de la monarquía española».