El asedio israelí sobre Gaza, la nueva vieja normalidad

El mes de agosto ha estado marcado por la violencia incesante en la Franja de Gaza, bombardeada este pasado viernes por undécima noche consecutiva como respuesta al lanzamiento de globos incendiarios desde el enclave palestino como forma de lucha para reivindicar el cumplimiento de los acuerdos sobre el alivio del férreo bloqueo que sufren desde 2007.

El Ejército israelí ha bombardeado, por undécima noche consecutiva, la Franja de Gaza, justificándose en el lanzamiento de «un cohete» desde el lado palestino. El proyectil fue interceptado por el sistema de defensa antiaérea Cúpula de Hierro tras hacer sonar las alarmas en la ciudad de Sderot.

En respuesta, tanques del Ejército hebreo arremetieron una vez más, y ya son once noches seguidas, contra territorio el gazatí.

Este repunte se debe a las demandas palestinas de que las autoridades israelíes alivie el duro bloqueo que sufre Gaza desde 2007 y que se atengan a los compromisos acordados a fines del pasado año en la tregua mediada por Egipto y Naciones Unidas.

Estos, agregan, incluirían, entre otras cosas, la expansión de la zona de pesca en el Mediterráneo, la autorización de la entrada de ciertos materiales que actualmente están prohibidos y un aumento del flujo de productos y de la cantidad de permisos para que gazatíes entren a territorio israelí.

Sin embargo, la respuesta israelí ha sido el recrudecimiento del bloqueo, incluyendo el cierre del único cruce fronterizo para mercancías, de la zona de pesca y la interrupción de la importación de combustible, lo que obligó a la única planta eléctrica de Gaza a cerrar y dejó a la población con menos de cuatro horas de electricidad diarias.

Fuentes palestinas han señalado también que una de las exigencias de Hamas para volver a la calma es que se les entregue la ayuda económica enviada mensualmente por Catar –que según medios Israel ha decidido confiscar hasta que cesen los ataques– y que esta se prolongue durante todo 2021.