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Un biopic entre el intimismo y la hagiografía

DE GAULLE
Estado francés. 2020. 108’ Dtor.: Gabriel Le Bomin. Guion: Gabriel le Bomin y Valérie Ranson-Enguiale. Prod.: Aïssa Djabri y Farid Lahouassa. Int.: Lambert Wilson, Isabelle Carré, Olivier Gourmet, Catherine Mouchet, Laurent Stocker, Tim Hudson, Philippe Laubendach. Fot.: Jean-Marie Dreujou. Mús.: Romain Trouiller. Mont.: Bertrand Collard.

Lambert Wilson interpreta a Charles de Gaulle. (NAIZ)

Un biopic sobre Charles De Gaulle ha de ser forzosamente chovinista, y la película de Gabriel Le Bomin no escapa a dicha esencia coyuntural, aunque intenta ver el lado humano del gran héroe patriótico buscando el equilibrio entre su dimensión intimista y la pública. Para ello traza una narración en paralelo del exilio del estadista y de la huida de su familia, que incurre en la aventura folletinesca. Una opción dinamizadora que pretende sustituir a la falta de acción bélica, por más que la II Guerra Mundial sirva de telón de fondo al relato de los acontecimientos vividos en el año clave de 1940.

La parte hogareña incide, a través de oportunos flash-backs, en su papel de padre que presta atención a la hija con síndrome de Down. Y, en el escenario histórico, se pone de relieve su entendimiento con Churchill, a la vez que su enfrentamiento con el mariscal Petain y el presidente Reynaud, ambos partidarios de una capitulación ante el ejército nazi disfrazada de armisticio. Las caracterizaciones secundarias son correctas, con Tim Hudson en el rol del mandatario británico, Philippe Laundebach como Petain y Olivier Gourmet como Reynaud. La central de Lambert Wilson, con la ayuda de prótesis y maquillaje facial, es más discutible, como ya lo era igualmente la que hizo de Jacques Cousteau.