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La UE da un importante paso hacia la regulación de la economía digital

DMA/DSA son las siglas del binomio de leyes con el que Bruselas espera lograr un funcionamiento más armónico y más justo del mercado digital que, además, favorezca la aparición de actores europeos que puedan competir con los gigantes estadounidenses y chinos.

La Unión Europea presentó ayer, por fin, el plan para imponer su ley a los gigantes digitales.

La Unión Europea presentó ayer, por fin, el plan para imponer su ley a los gigantes digitales, acusados de abuso de poder, que incluye una lista de obligaciones y prohibiciones acompañadas de sanciones disuasorias en caso de incumplimiento.

Esto supone un cambio de filosofía total. Después de años de perseguir en vano las infracciones de Google, Facebook o Amazon en los interminables procedimientos del Derecho de la Competencia europeo, Bruselas quiere cambiar de marcha para ir más rápido y actuar antes de que se constaten esos abusos.

«El objetivo no es terminar con las grandes plataformas, sino imponerles reglas para evitar que supongan un riesgo para nuestra democracia», comentó el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, encargado de este expediente junto a la vicepresidenta de la Comisión Europea Margrethe Vestager.

Teletrabajo y videoconferencias, compras por Internet, cursos online... La pandemia del coronavirus ha aumentado el papel de lo digital en la vida cotidiana de las ciudadanas y los ciudadanos europeos. Pero, al mismo tiempo, estos servicios generan abusos: la difusión a gran escala de discursos de odio, la manipulación de la información, la muerte del pequeño comercio, la limitación de la competencia...

Para cubrir los vacíos legales en los que se desenvuelven las empresas, el Ejecutivo comunitario propone sacar adelante dos legislaciones complementarias. La primera componente es la Ley de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés), que responsabilizará al conjunto de intermediarios digitales, pero en primer lugar a las plataformas más grandes, de disponer de los medios para moderar los contenidos que alojan y cooperar con las autoridades.

Se trata de una actualización de la directiva de la UE sobre comercio electrónico, que vio la luz hace veinte años, cuando las actuales macrocorporaciones todavía eran solo empresas emergentes o no existían.

La segunda baza es la Ley de Mercados Digitales (DMA), que impondrá restricciones específicas solo a los considerados agentes “sistémicos”, una decena de compañías cuya omnipotencia amenaza el libre juego de la competencia; entre ellas, las cinco GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft).

Cambio significativo

Estas empresas tendrán que respetar nuevas reglas sobre la transparencia de sus algoritmos y el uso de datos privados, que son los que hacen palpitar el corazón de su modelo económico. Además, deberán notificar a la Comisión cualquier propuesta de adquisición de una compañía en Europa.

Estos campeones de la revalorización bursátil son acusados habitualmente de imponer su ley a los competidores, cuando, simplemente, no los han eliminado. Ahora, tendrán que «cambiar significativamente la forma en que operan», según señaló Breton, quien argumentó que el espacio digital debe beneficiar a todas las empresas, incluidas también las más pequeñas.

Estas reglas irán acompañadas de sanciones que, según fuentes comunitarias, ascenderán hasta el 10% de la facturación en caso de infracciones graves a la competencia y, en casos extremos, pueden llevar a un desmantelamiento, con la obligación de ceder algunas de sus actividades en Europa.

«Es un paso adelante audaz y valiente», indicó a AFP Sarah Andrew, directora legal de Avaaz, movimiento ciudadano contra la desinformación, quien considera que la legislación tiene que poner remedio a «un desequilibrio de poderes (...) devolviéndonos la verdadera libertad de información que en su día prometió Internet».

Por su parte, los gigantes estadounidenses están preparando un intenso lobbying para suavizar el proyecto, como se reveló con la filtración, el pasado mes de noviembre, de un documento interno de Google que evocaba el deseo de debilitar la posición de Thierry Breton.