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La UE intenta desbloquear la cuestión pesquera para lograr un acuerdo

Los negociadores de la Unión Europea (UE) y Gran Bretaña han extendido hasta hoy su interminable búsqueda de un acuerdo sobre la relación post-Brexit, después de una jornada en que todas las partes dejaron explícita las dificultades y también una cautelosa esperanza.

Johnson considera «difícil» el acuerdo sobre el Brexit.

Bruselas y Londres intentan en las últimas horas acercar sus posturas sobre la pesca, que se ha convertido en el principal obstáculo para cerrar un acuerdo sobre la relación entre las dos partes tras el Brexit antes del 1 de enero, cuando Gran Bretaña quede fuera de la unión aduanera.

Tras la conversación telefónica que mantuvieron el jueves la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, y el primer ministro británico, Boris Johnson, la política alemana ya indicó en un comunicado que «aún hay grandes diferencias por superar, en particular, en la pesca» y que hacerlo será «un gran desafío».

Ayer, el negociador comunitario Michel Barnier, se expresó en términos similares durante un debate en la Eurocámara al afirmar que iba a retomar las conversaciones con el equipo británico hoy para realizar «un último intento de encontrar un acuerdo aceptable, especialmente, sobre la pesca».

Aunque apenas supone el 0,1% del producto interior bruto británico (6.000 barcos y 12.000 empleos), el Gobierno de Londres ha hecho de la pesca un asunto clave en la negociación, pues equipara el control sobre las aguas a la recuperación de la soberanía tras la salida del bloque comunitario.

«Estamos en la hora de la verdad. Nos resta muy poco tiempo, apenas algunas horas útiles en esta negociación, si queremos que un acuerdo entre en vigor el 1 de enero», indicó en el Parlamento Europeo, que la víspera dio un ultimátum al señalar que determinó que solo votará un eventual acuerdo antes del 31 de diciembre si el acuerdo le llega antes de la medianoche de mañana.

«No estamos seguros de lograrlo si cada uno no hace un esfuerzo real y concreto para encontrar un compromiso», apuntó Barnier, quien, no obstante, repitió que la posibilidad de cerrar un pacto «está ahí».

Sobre la pesca, dijo que Bruselas respeta y acepta que Gran Bretaña quiera controlar el acceso a sus aguas. «Pero si Reino Unido quiere, tras un periodo de ajuste creíble y suficiente, poder cortar el acceso a sus aguas para los pescadores europeos en cualquier momento, la Unión Europea debe tener también un derecho soberano de reaccionar o de compensar, ajustando entonces las condiciones de acceso a su mercado para el conjunto de productos y, sobre todo, para los productos de pesca», argumentó. Y precisó que esa es «una de las grandes dificultades actuales de la negociación».

«No sería ni justo ni aceptable que los pescadores europeos solo tuvieran en las aguas británicas derechos transitorios, que se evaporasen un día, mientras que el resto del acuerdo, en particular para las empresas británicas, permanecería estable», recriminó.

Johnson, por su parte, insistió ante la prensa en que su Gobierno mantenía abierta la puerta a un diálogo, pero añadió que «la situación parece difícil» y sostuvo que «hemos hecho mucho y esperamos que nuestros amigos de la UE (...) vengan a la mesa con algo».

Barnier y el principal negociador británico, David Frost, pasaron toda la tarde de ayer reunidos y al fin de la jornada fuentes diplomáticas informaron de que las conversaciones continuarán hoy.