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Txema Santana
Comisión Española de Ayuda al Refugiado

«No pueden hacer con Canarias lo que Europa hace con España»

Txema Santana (Valsequillo de Gran Canaria, 1982) es técnico de Incidencias en la sección canaria de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. Cursó parte de sus estudios en Leioa y como periodista cubrió las rutas migratorias en Centroamérica.

Txema Santana.

Gracias, entre otras cosas, a su trabajo en CEAR, Txema Santana es hoy en día una de las personas que mejor conoce la realidad de la migración en la llamada «ruta de Canarias».

El nuevo Plan Canarias incluye la construcción de hasta siete centros de alojamiento. ¿Cómo lo valora?

Defendemos que haya una red de acogida porque somos un territorio fronterizo que recibe embarcaciones desde hace 26 años. Ahora bien, tiene que ser estable y segura, no puede ser precaria. Debe cumplir dos funciones: dar garantías de derecho a las personas que van a estar acogidas en ella y ser limitada. También abre la puerta a ese efecto perpetuo de conceptualizar a las islas como un territorio de identificación, retención y expulsión. Le pedimos al Gobierno de España coherencia: si España le pide a Europa que en su pacto de migraciones distribuya entre todos los países esa responsabilidad, España no puede pretender hacer con Canarias lo que Europa quiere hacer con España.

Ha llegado a las islas personal de Frontex, de la OIM o de Acnur, actores que hemos visto en otros escenarios como el Mediterráneo Central o las islas griegas. ¿Cree que Canarias puede convertirse en el nuevo archipiélago tapón?

Creo que hemos pasado de evaluar una posibilidad a evaluar una realidad. Europa, en consonancia con otros modelos migratorios que están existiendo, como es el caso de Sri Lanka, Australia que usa atolones o Reino Unido que está buscando una isla donde alojar a los solicitantes de protección, condena a los territorios insulares como espacios de retención e identificación. También con Melilla se ha estado haciendo. Aprovechar esta condición natural creo que va a estar entre los objetivos de la UE. La implicación de actores de gobernanza global debe llevar a buscar acuerdos. El último pacto global de las migraciones, firmado por una buena parte de los países, hablaba de migraciones legales, ordenadas y seguras. La política de gobernanza global no puede ser solo para identificaciones, retenciones y devoluciones.

Se han tomado decisiones desde lugares alejados a Canarias sin tener en cuenta la realidad local

Las autoridades han estado recientemente visitando las islas. ¿Cómo valora el papel del Gobierno español?

Buena parte de las circunstancias adversas que hemos enfrentado este año y que han puesto a las personas migrantes frente a la opinión pública tienen su razón en que se ha llegado tarde y mal. El muelle de Arguineguín existe porque no existía un CATE. Las personas están en hoteles, situación muy discutida y controvertida, porque no había una red humanitaria de ayuda de emergencia. En enero ya avisamos de que esto podía ocurrir, no pudimos evaluar la altura del pico, pero sabíamos que iba a haber un incremento. Ha faltado un análisis más cercano, una gobernanza con las autoridades locales. Al ser una competencia estatal, son decisiones que se toman en lugares alejados de Canarias, sin tener en cuenta la realidad local, lo que repercute en el impacto de las decisiones en la sociedad. ¿Quién puede comprender que 26 años después de que llegase la primera patera a Canarias no hubiese una red de ayuda humanitaria preparada?

Se ha señalado que las personas que llegan no han tenido acceso a una asistencia letrada adecuada.

Durante un tiempo no es que haya sido insuficiente, es que ha sido inexistente. No se visitaba con la regularidad necesaria el muelle de Arguineguín y tampoco había intérpretes suficientes. Los derechos humanos estaban siendo sistemáticamente vulnerados, desde la llegada hasta mucho tiempo después. La asistencia letrada es una de las cuestiones que ha ido mejorando con el tiempo, pero seguramente tiene mucha mejora. Esta falta hizo que se perdiera el control de personas que eran potenciales solicitantes de protección internacional. Creo que ha sido uno de los puntos negros. Hay personas que llegaron hace dos o tres meses y aún no han solicitado protección internacional.

La semana pasada se vieron algunas concentraciones de carácter xenófobo en la puerta de alguno de los hoteles en los que aloja a personas migrantes. ¿Cómo cree que afecta a la población?

Me parece preocupante. Hemos visto durante este 2020 hechos puntuales, a veces desde la incomprensión, pero a veces organizados. Respetando la libertad de expresión de las personas, me preocupa que se haya incurrido en delitos de odio. Está afectando también a las personas que ya vivían aquí. Ahora bien, ha habido una dejación de funciones por parte de la Administración. A veces nos fijamos en los actos racistas puntuales de la población, que hay que condenar y combatir aportando argumentos, pero también hay que mirar al racismo institucional y no se me ocurre mayor grito racista que haber permitido el muelle de Arguineguín.

Sobre lo ocurrido el fin de semana me preocupa también que se pida a 6.000 personas no salir de los hoteles durante 48 horas para no provocar posibles incidentes. Las fuerzas de seguridad deberían garantizar la seguridad de las personas que convivimos en libertad en la sociedad. Si sustituyes la palabra migrante por judío, negro o cualquier otro adjetivo, encontraríamos un titular mucho más desagradable y preocupante.

Hemos observado manifestaciones espontáneas desde la incomprensión o desde la reacción a una decisión no consensuada o no comunicada adecuadamente. Reacción que no nos gusta, pero que se puede contextualizar. No justificar, contextualizar. Pero también estamos viendo informaciones falsas, comunicadas en forma y tiempo adecuadas para hacer reaccionar a una población y que esta se manifieste contra las personas o en determinados lugares. Esto sí es más grave porque estamos hablando de crear o difundir informaciones falsas para movilizar la voluntad en contra de otras personas. Una tarde, por ejemplo, distintas plataformas difundieron al mismo tiempo vídeos falsos que decían que personas migrantes se estaban bañando en una piscina de un hotel en el que habían sido acogidos, y eso es radicalmente falso.

Cuando ha habido visitas de líderes políticos, o en concreto de aquellos que están intentando rascar electoralmente el descontento con esta gestión, hemos visto cómo afloraban más informaciones no verídicas. Se ha llegado a decir que por culpa de los migrantes hay una crisis turística y ese argumento ha sido defendido de forma falsa, errónea e intencionadamente. Es injusto y es irreal, y no tiene consecuencias porque se ampara dentro de la libertad de expresión. Pero es radicalmente mentira.

En Arguineguín los derechos humanos han sido sistemáticamente vulnerados

¿Le gustaría añadir algo, sobre todo de cara al futuro?

Al final del año me voy con dos elementos que me generan profunda tristeza y con los que me comprometo. Por un lado, tengo la tristeza de saberme habitante de un lugar conceptualizado como una cárcel por la estructura política con la que convive, la UE. No es algo que yo quiera para la tierra de mis hijos.

También me entristece ver un diálogo de sordos. Mientras las migraciones, como movimientos humanos, nos hablan de cambio climático, de desplazamientos por la pandemia, de fractura económica, de falta de expectativas de vida, de crisis de la educación, de un conflicto crónico como el de Mali... nosotros respondemos con devoluciones, xenofobia, plazas de acogida precarias e imprevistas...  También respondemos con salvamento, que no es poco, pero creo que la humanidad no está estableciendo el diálogo adecuado entre las personas que la conformamos. Es fundamental para poder entendernos de aquí en adelante, porque va a reflejar qué vamos a hacer en las próximas décadas. Ya no estamos hablando de este momento, en este momento somos lo que somos, pero ¿qué vamos a ser en las próximas décadas? ¿Una sociedad globalizada pero que rechaza? ¿Una sociedad globalizada que dialogue? Los movimientos migratorios van a seguir. ¿Los regulamos o vamos a actuar desde el rechazo? Creo que eso es lo que se está decidiendo en este momento.