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Un disparo a puerta contra diez jugadores y un empate agridulce, puro reflejo de 2020

El Deportivo Alavés disputó un partido algo decepcionante para despedir un 2020 muy irregular en todas las facetas. Disparó a puerta una sola vez ante un equipo que jugó con 10 jugadores algo más de 80 minutos y casi tuvo que dar las gracias −sobre todo, al VAR− por haber sumado un punto.

Pugna entre Oier y Joselu que precedió al penalti señalado a favor del Alavés. (Jagoba MANTEROLA / FOKU)

El último partido del 2020 disputado por el Alavés fue el puro reflejo de lo que ha sido el año natural en el seno de la entidad gasteiztarra: irregular y cerca de ser decepcionante −le salva haber salvado la categoría o partidos memorables contra los más fuertes de la competición, como la victoria en Valdebebas o los empates ante Barcelona o Real Sociedad−.

Los babazorros fueron incapaces de hincar el diente ante un Osasuna malherido casi desde el inicio del partido. Por una parte, los de Machín fueron pacientes, no perdieron la cabeza ante un equipo que, a priori, estaba en desventaja pero, por otra parte, estuvo cerca de caer en su propia trampa.

No estuvo fino en las jugadas ofensivas, la versión ofrecida frente a Eibar estuvo lejos de su alcance, Rioja tampoco deslumbró y ni que hablar de un Édgar que no puso ningún centro bueno cuando Joselu estaba ansioso por rematar. En cierto momentos, el Alavés mostró su versión pasota, como si el gol tuviese que llegar sí o sí.

Pina formó pareja con Manu García en el centro del campo. El capitán, que sustituyó a Battaglia por sanción, disputó este jueves, último día de 2020, su primer partido como titular con Pablo Machín en el banquillo albiazul. El capitán ha estado más de veinte días confinado por contagiarse del covid-19 y no ofreció el mismo nivel que el que hasta ayer era el jugador de campo más utilizado por el técnico soriano. Machín también apostó por dar continuidad a Deyverson tras su partidazo frente al Eibar pero el brasileño cayó en su propia trampa al simular un penalti en estos tiempos del VAR...

El rival jugaba con un delantero menos −Jagoba estuvo obligado a dar entrada al guardameta Herrera en detrimento de Budimir− pero no desaparecieron los despistes albiazules y por eso estuvo cerca de caer en su propia trampa. Gallego y Torres apunto estuvieron de dejar en evidencia a un Alavés que llegaba en buena forma −o eso parecía− al enfrentamiento ante el que era el farolillo rojo. 

La evidencia no sucedió gracias a una decisión arbitral muy discutida que lo revisó el VAR y resultó que Jaime Latre estaba en lo cierto. A día de hoy, ya bien entrado el nuevo año, las dudas son evidentes. Será cierto aquello de que los más necesitados son los más perjudicados por las decisiones arbitrales; el Glorioso sufrió en sus carnes hace ya dos temporadas y en los últimos partidos el run-run resuena en el seno rojillo.

El empate a uno bien pudo ser un empate a nada pues no les es suficiente a ninguno porque encima se enfrentan a dos rivales potentes este fin de semana. Los albiazules, que tenían una buena ocasión para poner el descenso a cinco puntos no supieron aprovechar la ola buena que supuso la expulsión de Rubén Martínez, cayó en su propia trampa y encontró una pizca de suerte para realizar su único disparo a puerta y coger algo de aire. Puro reflejo de lo que ha sido el 2020.