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Biden, Trump y los republicanos se juegan su futuro mañana en Georgia

Joe Biden y Donald Trump coinciden hoy lunes en el estado de Georgia para apoyar a sus candidatos en la víspera de una doble elección senatorial decisiva. Mientras, el magnate apura su último intento de impugnar su derrota en las presidenciales

El aspirante demócrata y reverendo Raphael Warnock (Michael M. SANTIAGO/AFP))

Republicanos y demócratas pelean en las elecciones de mañana martes por dos asientos en el Senado que pueden resultar decisivos para la presidencia de Joe Biden y para el futuro político de Donald Trump y de su pugna con el establishment del Old Party.

Los senadores republicanos David Perdue y Kelly Loeffler defienden sus escaños ante Jon Ossoff y Raphael Warnock. Pese a que las encuestas auguran un resultado muy ajustado, los primeros son favoritos. Georgia no elige un senador demócrata desde hace 20 años.

Pero los demócratas esperan dar la sorpresa, avalados con la victoria de Joe Biden en este estado conservador en las presidenciales del 3 de noviembre, la primera desde el triunfo de Bill Clinton en 1992.

Todos estos factores ofrecen un cuadro «verdaderamente ajustado para hacer un pronóstico», ha anticipado Trey Hood, profesor universitario de Georgia.

Y no se trata de unas elecciones cualesquiera

En caso de que los demócratas ganen ambos escaños, conseguirían empatar a 50 senadores con los republicanos, por lo que el voto de calidad de la futura presidenta del Senado, Kamala Harris, les daría el control efectivo de la Cámara, como ya tienen en la Cámara de Representantes.

Joe Biden llegaría así a la Casa Blanca con el control total del Congreso, lo que le ahorraría vetos para aplicar su programa, como le ocurrió a su antecesor demócrata, Barack Obama.  
Las elecciones, las más caras en la historia de las elecciones al Senado de EEUU –las donaciones a los candidatos demócratas han batido todos los récords–, no son menos importantes para los republicanos, que no pueden permitirse perder su actual mayoría en esta cámara.

Ni para Trump, que se ha volcado personalmente en la campaña en Georgia en un intento de utilizar una victoria de los dos senadores salientes republicanos como palanca para cimentar su futuro político de cara a las presidenciales de 2024.

«Segunda vuelta»

Pancartas electorales, autobuses de los candidatos, caras a cara y mítines: justo dos meses después de las presidenciales, las elecciones parciales en Georgia tienen aire de segunda vuelta.

Al igual que entonces, los demócratas ven con optimismo que más de 2,5 millones de personas han votado por correo o de forma anticipada. Los republicanos esperan un «gran día electoral» para que no ocurra lo mismo que el 3 de noviembre, cuando perdieron por unos escasos 11.779 votos.

El magnate dará a última hora de hoy su último gran mitin antes de su salida de la Casa Blanca en Dalton, en una circunscripción rural y conservadora en el noroeste del estado. Y la profusión en la Georgia  «profunda» de carteles de campaña «Trump 2020» evidencia el apoyo de las bases republicanas al presidente saliente.

Trump llega tras la filtración de una llamada en la que exhorta al máximo responsable electoral de Georgia, el republicano Brad Raffensperger, a encontrar los 11.780 votos necesarios para invalidar la victoria demócrata en ese estado.

Los republicanos en su laberinto

El desafío de Trump está generando una gran incomodidad en la élite del partido republicano, atrapado entre la dificultad de desmarcarse de un presidente saliente con más de 74 millones de votos y la necesidad de proteger al Sistema de los ataques del magnate.

La senadora republicana Kelly Loeffler, que se juega su escaño con el demócrata y reverendo Raphael Warnock, se ha negado a valorar esa última andanada de presiones de Trump. Mientras tanto, hace suyo el discurso del presidente saliente al asegurar en sus mítines que «somos el cortafuegos para impedir la llegada del socialismo a América».

Por su parte, Biden llegará hoy a Atlanta, capital de Georgia, para cerrar la campaña del reverendo Warnock y del ex aspirante a congresista Jon Ossoff, quien busca arrebatar el escaño al veterano senador republicano David Perdue, en cuarentena después de haber sido contacto de un positivo por coronavirus.

La futura vicepresidenta, Kamala Harris, también ha desembarcado en Georgia para recordar en un mitin en Savannah que «mañana está en juego el futuro de nuestro país».

También ha llegado el vicepresidente saliente, Mike Pence, distanciado en los últimos tiempos de Trump por su negativa a secundarle en su campaña de deslegitimación de las elecciones.

Una crisis existencial, la que sacude al Old Party en sus relaciones con Trump, que los el Partido Demócrata espera capitalizar con su marchamo de «caballo ganador».