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Sabas lanza un recado a Lakua y pone el foco sobre un modelo que está bajo sospecha

Más allá de la credibilidad que merezca cada parte, el cruce de declaraciones entre Gotzone Sagardui y José Luis Sabas, y el bochornoso episodio relacionado con la vacunación de los directores de Basurto y Santa Marina, han reabierto el debate sobre el modo en que funciona Osakidetza.

José Luis Sabas, junto a Iñigo Urkullu, Andoni Ortuzar y José Luis Bilbao en el Alderdi Eguna de 2011. (Raúl BOGAJO I FOKU)

El bochornoso episodio que se ha vivido en el seno de Osakidetza a cuenta de la vacunación contra el covid, que ha provocado el cese y la dimisión de los directores gerentes de Basurto y Santa Marina, vivió a ayer un nuevo capítulo, con un cruce de declaraciones entre el responsable de este último hospital y la consejera de Salud. Un intercambio de dardos que además de exponer las posiciones opuestas que mantienen sobre lo ocurrido, ha servido para poner el foco sobre el modelo que rige en el Sistema Vasco de Salud, que está en entredicho desde hace tiempo, sobre todo a raíz del caso de presunto favoritismo en la OPE de 2016-2017.

En una entrevista publicada en “El Correo”, José Luis Sabas, exconcejal del PNV en Bilbo y persona de confianza de la dirección jeltzale, señala que los máximos responsables de Osakidetza sabían de antemano que se iba a vacunar a todo el personal del centro que dirigía y añade que ha renunciado al cargo «por sus amenazas».

En concreto, explica que antes de iniciar las vacunaciones, habló el pasado viernes con la consejera Sagardui de administrar las dosis a toda la plantilla, y apunta que desde el Departamento de Salud no les pusieron ninguna objeción, sino que les preguntaron cuántas vacunas necesitaban.

La consejera lo niega

«Yo no me he aprovechado de nada», asegura el ya exdirector de Santa Marina, que argumenta que en la primera ola tres de los cinco miembros de su equipo se contagiaron, y que en ese hospital tienen «un volumen de covid brutal».

Esas declaraciones interpelaban directamente a una consejera que hasta ayer se había apartado a un insólito segundo plano. Sin embargo, a la vista de que lo publicado no la dejaba en buen lugar sino todo lo contrario, Sagardui replicó negando la mayor, desmintiendo que Sabas le comunicara que se iba a vacunar y asegurando que su consejería no ha autorizado a ningún centro de salud a suministrar las dosis a la totalidad de sus trabajadores en esta primera fase.

Durante la rueda de prensa posterior a la reunión del LABI, y preguntada por si Sabas le informó expresamente que se iba a vacunar, la consejera lo negó e insitió en que todos los responsables de las organizaciones sanitarias tienen conocimiento de cuáles son los criterios para el arranque de la vacunación y de los grupos profesionales prioritarios.

Sagardui destacó que su consejería inició una investigación tan pronto como tuvieron conocimiento de una posible administración de la vacuna no acorde al protocolo, y que de ello se ha derivado la dimisión de Sabas y el cese del director de Basurto, Eduardo Maiz.

También informó de que ha solicitado comparecer en el Parlamento cuando esté finalizada la investigación que, precisó, se está llevando a cabo en el «conjunto» del proceso de vacunación de todos los profesionales sanitarios, aunque no explicó si conocen más casos de presuntas irregularidades, algo que sí se ha denunciado en el Hospital de Basurto. «Estamos investigando las circunstancias que se han dado y veremos si además de esos dos casos hay más, cuáles son, si son, y si requieren otras medidas», zanjó la consejera, con quien Sabas dijo que había hablado el miércoles, cuando ya había saltado la noticia.

En la citada entrevista, el exedil del PNV reconoce estar dolido con su partido y lamenta que le han «largado de una patada». También dice ser «consciente» de que sus palabras no van a sentar bien en el seno de la formación jeltzale.

Lo cierto es que, más allá de la credibilidad que tengan ambas partes, lo ocurrido en Basurto y Santa Marina, y lo manifestado ayer por Sabas, que conoce bien y de primera mano sus interioridades, han reabierto el debate sobre el funcionamiento de Osakidetza.

Así, en una entrevista en ETB, el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, valoró por ejemplo que este caso  «es muy grave», porque proyecta que existe una «una casta, una élite que está por delante del pueblo», algo que consideró «muy peligroso».