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Flensburg, ejemplo del peligroso potencial de la variante británica

La variante británica del SARS-CoV-2 está convirtiéndose en predominante en cada vez más puntos de Europa, y al hacerlo muestra también su capacidad para descontrolar la transmisión del virus. La ciudad alemana de Flensburg lo está sufriendo estos días, y en Eslovaquia ya conocen sus consecuencias.

El ministro de Sanidad alemán, Jens Spahn, junto al director del Instituto Robert Koch, Lothar Wieler. (Michael SOHN I AFP)

Flensburg, una pequeña localidad alemana situada en la parte norte del estado federal de Schleswig-Holstein, en la frontera con Dinamarca, está pasando momentos muy preocupantes a causa del covid, y está demostrando el riesgo que acarrea la variante británica del virus, cuya capacidad de transmisión parece confirmarse que es mucho mayor que la de la cepa original.

De hecho, la incidencia acumulada en siete días en esa idílica ciudad se situaba ayer en 193 casos, muy por encima de la media federal, que está en 57,8 casos, y la alcaldesa, Simone Lange, señaló que la variante británica, confirmada por primera vez el 15 de enero, ya representa prácticamente todos los nuevos positivos reportados.

Por este motivo, en Flensburg rige desde ayer un toque de queda entre las 21.00 de la noche y las 05.00 de la mañana, con excepciones como ir al trabajo o al médico, y los encuentros privados están prohibidos.

Dinamarca controla la frontera

Esta situación ha conducido a las autoridades de Dinamarca a cerrar varios puntos fronterizos con Alemania. Según el titular de Justicia danés, Nick Hækkerup, la situación en Flensburg obliga a tomar medidas para frenar «potenciales nuevas cadenas de contagio». «Por eso introducimos ahora controles fronterizos notablemente más intensivos y cerramos una serie de pequeños puntos en la frontera con Alemania», precisó el ministro en un comunicado.

Hækkerup agregó que Dinamarca seguirá observando la situación y que «en caso necesario» adaptará las restricciones. También dijo que este endurecimiento «es temporal» y que «responde al objetivo de esclarecer la situación en la región».

Lo cierto es que Flensburg es el punto más preocupante para el Ministerio de Sanidad alemán, dirigido por Jens Spahn, pero no es el único, y la situación general en aquel país ha ido empeorando en los últimos días. Así, las autoridades sanitarias alemanas reportaron ayer 9.164 nuevas infecciones en las últimas 24 horas, frente a 8.354 notificadas el sábado pasado, y el número reproductivo básico R se sitúa en 1,01, lo que implica que el virus está en expansión. «Debido a la presencia de diferentes variantes del virus existe un riesgo elevado de un nuevo aumento de contagios», advirtió el Instituto Robert Koch (RKI) de virología en su informe diario.

Hace estragos en Eslovaquia

La variante británica es también, en gran medida, la responsable de que Eslovaquia sea en estos momentos el país del mundo con más fallecidos por covid en proporción al número de habitantes, por delante de Portugal y la República Checa.

Según recordaba ayer Efe, este país centroeuropeo de 5,4 millones de habitantes afrontó la primera ola con un saldo de 28 muertes entre marzo y setiembre pasado, pero desde entonces la cifra de muertes debido al covid se ha disparado hasta 6.350. La cepa británica fue detectada por primera vez durante las fiestas navideñas en el este del país y desde entonces no ha hecho más que ganar terreno de forma exponencial. «Al final de 2020, la variante B.1.1.7 fue importada en varias regiones eslovacas, y en pocas semanas reemplazó completamente a las otras variantes», indicó a la citada agencia el bioquímico Jozef Nosek.

Con unas restricciones que no surten efecto, el primer ministro, Igor Matovic, alertó a principios de febrero sobre la presencia de esta cepa en el 71% de los contagios. Y esta semana, el mandatario eslovaco ha advertido de que «la proporción de la mutación británica ha crecido hasta niveles que harán muy difícil tener la situación bajo control, y costarán muchas vidas».