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Prohibidas las reuniones de más de seis personas en el exterior… y las macrofiestas

Decenas de personas en Senpere, más de un centenar en Ozaze-Zühara. Una doble intervención de la Gerdarmería contra macrofiestas en Ipar Euskal Herria precede a la entrada en vigor de la nueva prohibición: las reuniones de más de seis personas, también en espacios exteriores, serán sancionadas.

Gente comiendo en las calles de Baiona, donde los bares y restaurantes siguen cerrados. (Bob EDME)

La situación sanitaria se degrada en el Estado francés, donde se da por hecho que la lista de departamentos que deberán aplicar restricciones reforzadas pasará de 16 a 19 antes del fin de semana.

El modelo de confinamiento al aire libre, como popularmente se ha bautizado al sistema que se aplica en los departamentos como los que la región parisina, entre los más afectados por la expansión rápida de las variantes, y en especial la británica, no ha estado exento de polémica.

La última campaña comunicativa del Gobierno, explicitando los comportamientos que se espera de los ciudadanos dentro y fuera de casa, parece haber aclarado algo más las cosas pero, de entrada, el Ministerio de Interior ha acudido, otra vez, a reforzar con sanciones las indicaciones sanitarias.

Su titular, Gérald Darmanin, aclaró anoche que los grupos de más de seis personas en el exterior quedan prohibidos, no ya en esos departamentos, sino en todo conjunto hexagonal y en los territorios de ultramar.

Una de las preguntas que se plantean es cómo se hará encajar esa normativa que, claro está, regirá también en Ipar Euskal Herria, con un derecho fundamental como es el derecho de reunión. Sin ir más lejos, mañaña mismo se anuncia una protesta de actores culturales en el teatro de Baiona.

Muchas multas, pocas vacunas

Las multas vuelven a convertirse en el recurso para hacer cumplir unas normas con las que las autoridades sanitarias tratan de ganar tiempo, ya que la vacunación no termina de coger vuelo.

Es una evidencia que el cansancio por un año de pandemia y el cumulo de contradiciones al que debe hacer frente la ciudadanía por la sucesión de decretos no siempre fáciles de interpretar están provocando un desestimiento a la hora de seguir las reglas.

Y no es precisamente el mejor momento. Con la pandemia al alza, el Estado francés vacunó ayer a cerca de 300.000 personas, la cifra más alta hasta la fecha, pero todavía no alcanza los 7 millones de inmunizados.

La prevalencia por encima del 70% de la variante británica unida a la débil inmunización son dos factores que explican «el agravamiento de la situación sanitaria en cada vez más territorios», en palabras del portavoz gubernamental Gabriel Attal.

Pero lo cierto es que los sondeos de opinión son cada vez más adversos para el ejecutivo, aguijoneado, a su vez, por el comité científico que solicitó a principios de año medidas de confinamiento estricto que Emmanuel Macron evitó adoptar, a unos meses de las elecciones regionales y a un año de las presidenciales.

Reducir los contactos, evitando recibir en casa a personas ajenas a la burbuja familiar y recurriendo imperativamente al teletrabajo, y evitar las reuniones en el exterior, esas son las recomendaciones que ayer volvió a remarchar el portavoz Gabriel Attal al final del consejo de ministros, antes de que Darmanin anunciara el envío de una circular a todas las prefecturas avisando de que deben sancionar a las personas que formen grupos de más de seis personas en la calle.

Esta tarde corresponderá al titular de Sanidad, Olivir Véran, exponer con más detalle cuál es la situación de la pandemia y si el Gobierno adoptará más medidas.

Primavera festiva

Por lo demás, es bastante evidente que el respeto al toque de queda, fijado a las 19.00, empieza a generar dificultades en estos primeros compases de la primavera.

En Ipar Euskal Herria, que en dos-tres semanas ha pasado de estar en verde, al contar menos de 50 casos por 100.000 habitantes, a ver como los casos aumentan nuevamente hasta alcanzar ayer los 75 por 100.000, ha habido dos intervenciones policiales sonadas contra «fiestas salvajes».

La primera fiesta reunió a decenas de personas el sábado 20 de marzo en la zona del lago de Senpere, en Lapurdi. La segunda tuvo lugar en la noche del domingo al lunes en una borda de Ozaze-Zühara, en Zuberoa, en cuyos accesos la Gendarmería interceptó a un centenar de personas a la salida de una fiesta.