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Hace 20 años, el condenado Jaume Matas puso la primera piedra del recrecimiento de Esa

Jaume Matas puso la primera piedra del recrecimiento del pantano de Esa hace hoy veinte años. Actualmente, disfruta del tercer grado en la prisión de Aranjuez cumpliendo condena por el «caso Nóis». El recrecimiento sigue cuestionado por su inseguridad, su ilegalidad y su falta de viabilidad.

El alcalde de Artieda d'Aragon, Luis Solana (izquierda), entrega hace veinte años a Jaume Matas la carta en la que se rechaza el recrecimiento de Esa. (EL MATRAL)

Hace veinte años, el entonces ministro español de Medio Ambiente, Jaume Matas, puso la primera piedra del recrecimiento del pantano de Esa. Hoy en día, la obra está cuestionada por su inseguridad y por su propia viabiidad económica. Jaume Matas no tiene muchos motivos para celebrar la efemérides. Fue condenado por el caso Nóos, una de las varias causas que tiene abiertas, y en agosto pasado accedió al tercer grado en la cárcel de Aranjuez, de una manera más discreta que la de Iñaki Urdangarin.

En el caso de Esa, Matas no podrá decir que no sabía dónde se metía. El día de la colocación de la primera piedra, el alcalde de Artieda d'Aragón, Luis Solana, le entregó un escrito que regcogía la oposición al proyecto y le reclamaba respeto para un territorio ya fuertemente castigado desde que se inauguró el embalse en 1959, en pleno franquismo y sin poder expresar el rechazo a la obra. Sus vecinos fueron obligados a presenciar toda la escena detrás de un impresionante despliegue de antidisturbios de la Guardia Civil.

El recrecimiento de Esa fue introducida en el Pacto del Agua de Aragón por Antonio Aragón, presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), y que también ocupó el cargo de consejero navarro de Obras Públicas del Gobierno de Gabriel Urralburu, con el que fue condenado por corrupción.

«Los veinte años transcurridos son la mejor prueba de que aquella obra nunca debió plantearse y hoy queda como un proyecto fuera de época y que tan solo pervive por una contumaz persistencia de unos pocos, pero influyentes, sectores beneficiados y los jugosos fondos públicos que su desastrosa ejecución está comportando para la UTE Yesa que resultó adjudicataria. Frente a ello se han constatado los graves problemas sociales, medioambientales, culturales y económicos que en aquel momento se denunciaban», destaca hoy la asociación Río Aragón.

El proyecto de recrecimiento de Esa ha quintuplicado al menos su presupuesto inicial, en buena parte para intentar lograr una seguridad que, según ha destacado el geólogo Antonio Aretxabala, es una promesa que no se podrá cumplir.

Junto a ello, las recientes sentencias que anulan los proyectos de embalses aragoneses de BiscarruésMularroya por no cumplir la directiva marco del Agua ponen en cuestión también la legalidad del recrecimiento de Esa. La cuestión ha llegado hasta el Congreso español de la mano de la diputada de EH Bildu Nafarroa, Bel Pozueta. Desde los colectivos que se oponen a este macroproyecto se considera que veinte años después de la primera piedra, «es hora de la valentía política para replantear un proyecto que nunca debió alumbrarse».

De no ser así, Río Aragón anuncia que volverá a los tribunales «para denunciar lo que consideramos un atentado contra la seguridad de nuestros pueblos y la sostenibilidad de los ríos que nos han dado vida».

Detenido hace veinte años

No parece que el recrecimiento de Esa pueda tener el final deseado por sus impulsores. Y el comienzo también fue convulso. La comitiva presidida por Matas fue recibida con protestas, en las que fue detenido Chesús Ferrer, que recuerda su experiencia en una edición espcial de la revista ‘El Matral’.

«De repente me encontré, el 18 de mayo de hace 20 años, fuera del ámbito de protección del grupo, al otro lado del cordón policial. Su misión era impedir que nadie pudiera estorbar en el acto de colocación de la primera piedra del recrecimiento de Yesa. Aun así competí, con muy buenos resultados, con el ministro Jaume Matas para conseguir el protagonismo de las portadas de los diarios al día siguiente», recuerda.

(Detención de Chesús Ferrer hace veinte años en Esa. Fotografía de EL MATRAL)

Finalmente, fue absuelto por la Audienca Provincial de Nafarroa. «Viví momentos irrisorios, algunos duros, ahora sólo un vago recuerdo. Interrogatorios intentado relacionar el movimiento contra los grandes embalses con el entorno etarra. Un abogado del turno de oficio enfadado conmigo, negándose a asesorarme por haberlo sacado de no sé qué fiesta. Al fiscal en pleno juicio intentando ridiculizarme por mi camiseta y mi obesidad», rememora.

«Pero hay otros momentos, ya no tan vagos, que me empoderaron en todo el proceso y me han seguido estimulando hasta hoy. Dejo sólo dos ejemplos. Todavía me emociono al recordar la vehemencia con que el personal sanitario del Centro de Salud de Sangüesa recriminó el comportamiento de los guardias civiles que me condujeron hasta allí o las hermosas melodías improvisadas por la gente que se estaba solidarizando conmigo mientras declaraba ante la jueza en los juzgados de Aoiz. Hay mucho que avanzar en justicia ambiental y social», cuenta Ferrer.