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El ascenso del Sanse ofrecerá beneficios deportivos, económicos y sociales a la Real

Los más de cinco millones de euros que ingresará la entidad blanquiazul por derechos televisivos por jugar en Segunda superarán el presupuesto que puede tener el filial y los jugadores menores de 23 años de más proyección podrán formarse en una categoría superior y jugar cuando lo necesite Imanol.

Los jugadores del Sanse voltean a su entrenador, Xabi Alonso, tras lograr el ascenso en Almendralejo. (REAL SOCIEDAD)

La Real Sociedad saldrá beneficiada a todos los niveles por el ascenso a Segunda División del Sanse, aunque obligará a modificar algunas de las decisiones que se habrían tomado de bajas de jugadores que van a continuar y de cesiones a otros clubes profesionales que no tendrán lugar para que el filial sea lo más competitivo posible.

El ascenso obligará a la Real a hacer contratos profesionales a todos los jugadores del filial con un mínimo superior de 80.000 euros anuales que ahora la mayoría de ellos no cobran, pero ese aumento del coste de la plantilla se compensa por mucho con los ingresos televisivos.

Esta temporada el que menos ha ingresado ha recibido más de cinco millones de euros, una cantidad superior al presupuesto que puede tener el Sanse, a pesar de que también aumentarán los gastos al jugar en Anoeta y al tener desplazamientos más largos y necesitar el equipo una estructura mayor.

Deportivamente tampoco tiene inconvenientes porque la mayoría de los jugadores que van a componer el Sanse serán menores de 23 años. Solo los mayores no pueden ser utilizados por Imanol, pero todos los futbolistas con una mayor proyección –Ayesa, Pacheco, Álex Sola, González de Zarate, Olasagasti, Robert Navarro, Lobete, Turrientes y Karrikaburu– no llegan a esa edad e Imanol podrá recurrir a ellos cuando quiera.

Solo Arambarri no podrá jugar

Esta temporada solo han jugado con el primer equipo González de Zarate (47 minutos), Robert Navarro (35), Pacheco (30) y Arambarri (25), que es el único que no podrá compaginar los dos equipos al haber cumplido ya 23 años este año en enero.

El ascenso permite no ceder a ninguno de esos jugadores a clubes de Segunda, lo que impide recurrir a ellos, y darles la oportunidad de jugar en esa categoría en función de los intereses de la Real. Este año solo ha sido cedido a un club de Segunda Nais Djouahra, en el Mirandés. Ander Gorostidi fichó por el Alcorcón libre, aunque la Real se reservó una opción de recompra.

Lo normal es que no se dé ninguna baja para premiar a todos los jugadores que han ascendido, aunque alguno preferirá buscar su futuro en otro club y salir. Lo que tampoco se espera es que la Real haga fichajes para el Sanse para mantener la categoría, salvo que llegue alguno con proyección de subir al primer equipo.

Eso implicará que haya menos ascensos de la Real C al Sanse, al margen de los juveniles Jon Karrikaburu y Beñat Turrientes, porque también el segundo filial al ascender a la cuarta categoría agradecerá tener un equipo más competitivo.

En Anoeta

También a nivel social el ascenso ofrece beneficios para los abonados y para la ciudad. A falta de confirmación oficial, Anoeta acogerá los partidos del Sanse porque la LFP exige unas condiciones que no cumple Zubieta, lo que permitirá a los abonados ver fútbol de Primera y Segunda cada fin de semana después de más de un año sin poder acercarse al renovado campo.

La cercanía de equipos de Segunda puede ayudar además a que vengan aficionados de los rivales que además de pagar sus entradas ayudarán a la hostelería de la capital guipuzcoana que tanto ha sufrido con la pandemia.

Todo son beneficios, al margen del prestigio que da para Zubieta tener a su filial en Segunda, algo que no han conseguido ninguno de los cuatro grandes de la Liga en los últimos años. Solo el Barcelona B estuvo en la segunda categoría en la temporada 2017-18. Eso demuestra el buen trabajo que se hace en la cantera realista y la competitividad de los jugadores que salen de Zubieta.