El barco de Arrasate continúa surcando millas, viento en popa y a toda vela
La tormenta de la primera vuelta liguera fue una seria prueba a la estabilidad de la nave rojilla, que ha salido reforzada en su singladura hacia la salvación con números europeos durante el segundo giro.
Siguiendo el símil utilizado por el director deportivo rojillo, Braulio Vázquez, cuando por peores momentos estaba pasando el equipo, la embarcación osasunista ha acabado llegando a buen puerto, gracias a la pericia colectiva de un vestuario comandado por el tándem Arrasate-Alkiza, que ha encontrado en su unidad, cuando venían mal dadas, la mejor receta para el éxito.
A decir verdad, el proyecto que iniciaron hace tres veranos la dupla de técnicos vascos no ha parado de crecer y de dar satisfacciones a una afición que desgraciadamente no ha podido vivirlas in situ en este último año largo. Pese a no contar con el calor de sus hinchas, la escuadra navarra no ha dejado de crecer deportivamente, sorteando escollos que le han permitido aumentar su autoestima competitiva y vislumbrar un bloque sólido a medio plazo.
Después de una primera temporada de récords en la categoría de plata y un regreso al máximo nivel marcado por la regularidad, la primera vuelta liguera de la temporada recién finalizada fue toda una prueba de fuego para delimitar la consistencia del equipo. Continuas lesiones y futbolistas claves lejos de su estado de forma ideal llevaron a Osasuna a encallarse entre las rocas iniciado el segundo tercio de la competición.
A ello hubo que sumar cierto viraje táctico consecuencia de la morfología de las piezas ofensivas incorporadas en el mercado estival, lo que conllevó un periodo de adaptación al nuevo estilo futbolístico. Como luego se ha demostrado, resultó clave en ese momento mantener la calma y aportar una dosis de paciencia desde las altas instancias.
Versatilidad significativa
Ese voto de confianza permitió que, lejos de embarrancarse en los inéditos métodos y movimientos, la plantilla diese un paso adelante progresando en versatilidad balompédica. Aparte de cumplir con los objetivos marcados, sin duda uno de los logros más significativos de la 2020-21 ha sido ver al cuadro rojillo desenvolverse con eficacia y soltura en diferentes disposiciones estratégicas.
Para obrar la remontada, el capitán Arrasate comenzó por lo más básico y lógico, impedir que las vías de agua diesen con su buque en el fondo del mar. Aportó soluciones para cortar la sangría en forma de fragilidad defensiva, priorizando mantener la portería a cero como condición sine qua non en aquellos partidos que contribuyeron al necesitado punto de inflexión.
A partir de esa premisa, el bloque osasunista recobró la imagen de conjunto rocoso y difícil de batir que ya arrastraba del ejercicio anterior, además de la dignidad en forma de puntos que propiciaron no solo un considerable salto cuantitativo en la clasificación, sino incluso alcanzar cifras similares a rivales que estaban peleando por hacerse con puestos europeos.
La travesía, un año más, ha concluido con final feliz y una tripulación exultante por haber sorteado con profesionalidad todos aquellos obstáculos que han surgido rumbo a la salvación. Sin duda, llegarán futuras dificultades en el siguiente curso, pero lo aprendido en el recién concluido ayudará a franquearlas por un grupo que ha visto aumentar su autoconfianza.
Toca asegurar el relevo generacional
Como todos estos pasados años, la garantía futura de éxito de Osasuna depende en gran medida de mantener cohesionado el bloque que tan buen rendimiento le está dando. Y, en esta ocasión, además, garantizar el relevo generacional de los frutos surgidos de Tajonar.
David García, Jon Moncayola o Kike Barja han dado un salto importante en lo que se refiere a su protagonismo dentro del equipo, por poner algunos ejemplos, y están llamados a coger el relevo de los Oier y Roberto Torres. El club ya está haciendo un esfuerzo importante para prolongar su estancia en la entidad rojilla, cuyas mejores épocas han coincidido habiendo jugadores de la casa con peso en el vestuario.
Esa debe ser la prioridad por encima de otras ilusiones, aunque legítimas, encaminadas a hacerse en propiedad con futbolistas que marcan la diferencia, pero que su cotización económica puede estar muy alejada de la realidad financiera de Osasuna a día de hoy.