Labairu dice que no dimite y que cumplió con la ordenanza, aunque la tarjeta no estaba visible
Después de que EH Bildu destapara que había evitado pagar la grúa gracias a un «irregular expediente», el concejal de Seguridad Ciudana de Iruñea, Javier Labairu, ha asegurado que no va a dimitir porque «cumplí con la ordenanza», aunque ha reconocido que su tarjeta de aparcamiento no estaba visible.
El escándalo sobre un posible trato de favor al concejal de Seguridad Ciudadana de Iruñea cuando en octubre su vehículo fue retirado por la grúa sigue coleando y ha vivido un nuevo episodio cuando, ante la petición de dimisión realizada por EH Bildu, ha contestado que «ni se me ha ocurrido dimitir, porque cumplí con la ordenanza. No tengo de qué arrepentirme».
Así de contundente se ha mostrado a preguntas tras la rueda de prensa en la que ha anunciado la extensión de la zona azul al norte de Arrotxapea, Sanduzelai y Txantrea a partir del 1 de setiembre.
Sin embargo, Labairu ha reconocido sin ambages que la tarjeta que le permite aparcar en cualquier zona con su vehículo «no estaba en el salpicadero. Estaba en el coche, entre los asientos». Y aquí está el quid de la cuestión, ya que EH Bildu asegura que esa tarjeta debe estar «perfectamente visible». De hecho, el vehículo fue retirado y llevado al depósito de la grúa por ese motivo.
Entonces es cuando Labairu ha entrado en los matices. Por un lado, ha comentado que su vehículo figura en una base de datos junto a los del resto de concejales que cuentan con esa tarjeta especial de aparcamiento. Y ha asegurado que «a cualquier ciudadano se le devuelve el coche en la grúa sin cobrarle si demuestra que había pagado la zona de estacionamiento, aunque el ticket no estuviera visible».
En el mismo sentido se ha expresado el director del Área, Patxi Fernández, para el que EH Bildu también ha pedido su dimisión por haber entorpecido el acceso a la documentación sobre este caso a la coalición soberanista. Fernández tampoco se plantea renunciar a su cargo, «pedir es fácil, pero no tiene justificación», y ha asegurado que «no he hecho nada para obstruir» y que entregó la documentación cuando así lo establecieron los correspondientes informes.
Como la servilleta de Messi
Pero las irregularidades de lo sucedido con Labairu también tenían que ver con el informe que le permitió no abonar la tasa de la grúa ni la multa, según denunció EH Bildu. Un informe sin membrete, ni fecha y que estaba hecho a mano por un agente no adscrito al servicio de grúa.
El concejal de Seguridad Ciudadana ha trivializado esa circunstancia señalando que el contrato de Messi «se firmó en una servilleta». Según ha sostenido Labairu, lo de menos es el documento y sus características, y que lo importantes es el contenido, «que esté suscrito por un policía municipal». Según ha sostenido, «el policía actuó en función de la ordenanza y me devolvió el coche cuando comprobó que todo estaba correcto».
De nuevo ha insistido en que cumplió estricamente lo que dice la ordenanza y ha lanzado su propio reto al respecto: «Propongo que se la lean los señores que hacen semejantes acusaciones».
Labairu ha criticado a EH Bildu diciendo que «echar porquería dentro de este tema es bochornoso y poner en tela de juicio la honradez de un policía, todavía peor».
Y ha emplazado a todos los presentes a la Comisión de Presidencia del próximo martes, en la que ha asegurado que dará todas las explicaciones sobre este caso.
Ha añadido que pidió esa comparecencia, aunque lo ha asegurado después de que EH Bildu y Geroa Bai hayan emitido una nota en la que precisamente señalaban que habían solicitado conjuntamente esa comparecencia.
Una petición que han realizado tras constatar que el alcalde Enrique Maya «no sólo no va a atender la exigencia de dimisión de Labairu y su director de área, Patxi Fernández, sino que el primer edil incluso ha dado su respaldo expreso y público a las gestiones que permitieron ese supuesto trato de favor».
Esta circunstancia, a juicio de EH Bildu y de Geroa Bai, «hace aún más necesaria la exigencia de que Labairu comparezca públicamente y hace a Maya corresponsable directo de las consecuencias políticas que pudieran derivarse de este comportamiento ética y políticamente reprochable».