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Ovación a Adolfo Lacunza tras tres décadas fotografiando el Parlamento navarro

Adolfo Lacunza, el fotógrafo del Parlamento navarro, se jubila tras tres décadas recogiendo en imágenes lo que acontece día a día en la Cámara. El último día de trabajo se llevó la sorpresa de recibir un aplauso de compañeros y parlamentarios como agradecimiento por ser como es.

Adolfo Lacunza, sorprendido al recibir por sorpresa el reconocimiento de parlamentarios y compañeros. (NAFARROAKO PARLAMENTUA)

Es una de esas personas que siempre está ahí, pero que no aparece en las fotos y es desconocida para el público. No aparecen en las fotos porque es uno de las que las hace. Lleva la friolera de tres décadas sacando imágenes de lo que ocurre en el Parlamento navarro. De hecho, lleva más tiempo haciendo esta tarea que años tiene el actual edificio, que previamente era la Audiencia Provincial de Nafarroa. En esas épocas, el Parlamento se tenía que amoldar a una pequeña sede en la calle Arrieta –donde hoy está el Ararteko—, en la que electos y periodistas compartían el escaso espacio. Los plenos se celebraban en un anexo del Palacio de Nafarroa, en Carlos III, donde ahora se ubica la sala de prensa del Gobierno navarro. Muchas cosas han cambiado en este tiempo y Adolfo Lacunza ha estado ahí, discreto, fotografiando todo.

Este jueves estaba donde tenía que estar, en el Pleno. Como tantos jueves, tenía su cámara preparada para retratar lo que sucedía en el hemiciclo. Confesión: Más de una vez y de dos sus fotos nos han salvado de un apuro de esos de «necesitamos urgentemente una foto de XXXX del partido tal». La solución era la web del Parlamento, a la que acudíamos y ahí encontrábamos la imagen que necesitábamos del electo de turno. Lo dicho, nos ha salvado más de una vez. Un parlamento, por definición, es una institución bastante rígida y conseguir unas fotos aceptables, que transmitan algo es complicado, muy complicado. No hay más que ver las imágenes que los «plumillas» sacamos con el móvil. Las fotos de Adolfo no eran aceptables, eran buenas. Un reflejo de la política institucional navarra, muchas veces convulsa. Un ejemplo, de ayer, sin ir más lejos.

Como en las últimas tres décadas, Adolfo Lacunza estaba donde tenía que estar, en el Pleno. Pero era la última vez, ya que tras tres décadas pulsando el objetivo de la cámara, Adolfo se jubila.

Acostumbrado a estar detrás de la cámara, el homenaje de la Cámara tuvo que ser por sorpresa. El presidente del Parlamento, Unai Hualde, había comenzado su intervención cuando cambió de tercio y agradeció a Adolfo Lacunza la labor desempeñada durante estos años. No se lo esperaba. Como tampoco se esperaba el aplauso de compañeros y parlamentarios, muestra del cariño sembrado durante décadas. 

Zorionak, Adolfo!!!