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La ultraderecha queda fuera de juego en los comicios regionales del Estado francés

En unas elecciones marcadas por la alta abstención, la ultraderecha no ha conseguido ningún gobierno regional en el Estado francés y Marine Le Pen ha achacado la derrota a las «alianzas contra natura» efectuadas contra su partido.

La ultraderechista Marine Le Pen deja el puesto de votación en Henin-Beaumont durante la segunda ronda de las elecciones regionales. (Denis CHARLET/AFP)

La dirigente ultraderechista francesa Marine Le Pen ha vuelto a quedarse este domingo a las puertas de lograr un gobierno regional, en la segunda vuelta de unas elecciones en las que la derecha y la izquierda mantuvieron sus feudos.

Todos los ojos estaban puestos en Provenza-Alpes-Costa Azul (PACA), donde el ultraderechista Thierry Mariani (36,38%) ha adelantado al conservador Renaud Muselier (31,91%) en la primera vuelta, pero que en esta última ronda se ha visto relegado al segundo lugar.

El conservador Renaud Muselier proclamó su victoria, aunque aún no se han contabilizado todos los votos, ya que en el conteo parcial ha obtenido el 60,32% de los sufragios, frente al 39,68% de la candidatura del Rassemblement National (RN). «Habéis respondido a la amenaza de la extrema derecha» para dejar a la región «libre» de un gobierno de esa ideología, proclamó el dirigente conservador.

El llamado «frente republicano» o cordón sanitario, con la retirada de la candidatura de la izquierda tras la primera vuelta del pasado domingo, ha bloqueado las aspiraciones de la formación en unos comicios que a menos de un año de las presidenciales se veían como su trampolín hacia ellas. «Ha ganado la lógica de la unidad de los partidos para frenar a la ultraderecha», ha recalcado Muselier.

Esa región era la única en la que el partido ultraderechista RN partía con ventaja. Aunque los sondeos previos a las elecciones le dieron posibilidades de victoria en seis de las 13 circunscripciones metropolitanas en juego, solo se había mantenido líder en ella.

Le Pen achacó la derrota a las «alianzas contra natura» efectuadas contra su partido. «Han hecho todo para impedir que mostremos a los franceses nuestra capacidad para dirigir un gobierno regional», señaló poco después del cierre de las urnas en una breve declaración en la que citó a los ciudadanos para las presidenciales de 2022 para lograr el cambio que según ella el Estado necesita.

Mapa político intacto

El fracaso de la ultraderecha ha mantenido el mapa político de 2015 intacto. La lista de la izquierda, según estimaciones y resultados provisionales, se ha quedado en sus cinco regiones, los nacionalistas en Córcega y Los Republicanos en siete, incluida la parisina.

«La derecha es claramente hoy la única fuerza de alternancia», ha apuntado el jefe de Los Republicanos, Christian Jacob, que ha subrayado la «humillación» sufrida por el partido del presidente Emmanuel Macron, La República en Marcha, creado en 2017 y que pagó de nuevo su falta de implantación territorial.

Su delegado general, Stanislas Guerini, ha reconocido la decepción, pero ha puesto el foco en la alta abstención registrada, que según distintos institutos demoscópicos se ha situado entre el 64% y el 66%, un récord para una segunda vuelta.

«Es algo que no puede dejar insensible a ningún responsable político», ha sostenido el representante de la mayoría presidencial.

En la primera ronda, el pasado domingo, un 66,7% del electorado no se movilizó. Fue el porcentaje más alto de la V República, instaurada en 1958, a excepción del referéndum del año 2000 que redujo de siete a cinco años el mandato presidencial y en el que no votaron el 69,81% de los ciudadanos.

«Ese desapego cívico histórico constituye una señal mayor lanzada a toda la clase política e incluso a toda la sociedad», añadió Le Pen, que culpó de ese resultado a «la ausencia total de información, la organización desastrosa y errática del escrutinio por parte del Ministerio del Interior y la salida de un confinamiento interminable».

Un Macron debilitado

Macron había prometido antes de la primera vuelta que no sacaría ninguna conclusión nacional de unas elecciones locales. Aunque entre sus filas se reconoció a la prensa que salen debilitados, la cadena BFM TV avanzó que no habrá remodelación gubernamental, sino «ajustes necesarios y limitados».

Los únicos dos partidos que no habían querido salirse de la lectura local de estos resultados fueron de hecho los perdedores. «Hay dos bloques que salen reforzados. Indudablemente el de derechas, pero también el ecologista y de izquierdas. Mañana comienzan otras elecciones», afirmó el eurodiputado ecologista Yannick Jadot, posible candidato en 2022.

El PS se posicionó como eje de ese segundo grupo: «La fuerza motriz que es el PS tiene el deber de agrupar a la izquierda y a los ecologistas para poder ir hacia las presidenciales», concluyó el primer secretario de esa formación, Olivier Faure.