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Entre el 30 y el 40% de los abusos sexuales en la Iglesia católica fueron violaciones

Un estudio de la UOC, la UB y la UPV/EHU muestra que los abusos sexuales en la Iglesia católica han sido cometidos, mayoritariamente, por clérigos que conocían las experiencias de malos tratos que presentaban las víctimas. El informe señala que entre el 30 y el 40% de los abusos fueron violaciones.

Jornada sobre abusos sexuales de menores en instituciones religiosas. (Nagore IRAOLA/FOKU)

Josep M.ª Tamarit, de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC); Noemí Pereda, de la Universitat de Barcelona (UB), y Gema Varona, de la UPV/EHU, han llevado a cabo una ambiciosa investigación sobre los abusos sexuales dentro de la Iglesia católica que evidencia «la gravedad del asunto y las escasas iniciativas para denunciarlo».

Los resultados de esta investigación se han presentado este lunes, 28 de junio, en la ‘Jornada sobre abusos sexuales de menores en instituciones religiosas: respuestas restaurativas desde la victimología’, que se ha llevado a cabo en el auditorio del Centro Carlos Santamaría de la UPV/EHU, en Donostia.

En el acto, organizado por los responsables de las investigaciones, han participado expertos en criminología, psicología, derecho penal y otros campos del conocimiento, así como periodistas de investigación, víctimas y profesionales que trabajan en programas específicos con ellas.

El proyecto engloba el conjunto de investigaciones sobre este tipo de abusos realizadas en el Estado español con el objetivo de comparar sus resultados con los obtenidos en otros países y discute la relevancia que pueden tener para la reparación, la intervención y la prevención de este tipo de victimización.

Según han explicado, ha sido desarrollado entre 2018 y 2021 por un grupo de profesionales que tienen una sólida experiencia investigadora en el ámbito de la victimología, con financiación del Ministerio español de Ciencia e Innovación e incluyendo fondos europeos. De este modo, en el marco de este proyecto se han realizado diversos estudios en los que se han podido evaluar aspectos concretos del contexto español.

La mayoría de los abusados eran niños

La profesora de victimología de la Universitat de Barcelona Noemí Pereda ha indicado que la parte elaborada por este centro universitario ha entrevistado a 40 víctimas.

La mayoría de los abusados fueron «niños» con episodios «que se produjeron en más de una ocasión durante largos periodos de tiempo» y de carácter grave, ha indicado.

De hecho, entre un 30 y un 40% fueron violados con penetración, por lo tanto «esa falsa creencia» de que estos abusos fueron «menos graves no es cierta», ha subrayado.

Las denuncias se producen en la edad adulta, pero la mayoría no lo hace, por lo que los 220 casos admitidos por las autoridades eclesiásticas serán «muchos más», ha indicado Pereda, que ha reconocido que «no se puede calcular» la cifra real «si no es con un estudio que pregunte a la totalidad de la población».

La investigadora ha considerado «relevante» que el Estado español la mayoría de las víctimas reportaron su caso a Iglesia pero, al recibir una respuesta de silencio y culpabilización, para muchas de ellas esa notificación tuvo efectos negativos, ya que supuso ser nuevamente victimizadas por la institución.

Pereda ha remarcado que para la investigación no han contado con «ninguna ayuda por parte de la Iglesia, aunque se le solicitó».

Conocían las malas experiencias previas

El estudio coordinado cuenta con investigaciones cuantitativas y cualitativas de las que se concluye la mayor afectación a hombres, sin perjuicio de incluir un apartado específico con perspectiva de género sobre la invisibilidad de la victimización femenina. Asimismo, documenta el «profundo y duradero daño sufrido por las víctimas, tanto en lo que respecta al delito padecido como a la victimización secundaria o al daño añadido por una respuesta institucional tendente, muchas veces, a ocultar, silenciar, confundir y, en ocasiones, culpabilizar a las víctimas». A ello se suma el hecho de que, a veces, estas víctimas eran niños y adolescentes  en situaciones ya agravadas de exclusión, desventaja social o discapacidad.

El estudio muestra que los abusos sexuales fueron cometidos, mayoritariamente, por clérigos que conocían las experiencias previas de malos tratos que presentaban las víctimas y, así, su extrema vulnerabilidad y la inexistencia de un contexto protector, lo que les permitía asegurarse la impunidad.

«La investigación sobre el modo en que la Iglesia católica ha reaccionado ante la aparición de casos de abuso refleja que ha habido diversidad de actitudes. La que ha predominado en muchos países ha sido de carácter defensivo, basada en la negación o la minimización del problema. Cuando ha sido imposible negar la existencia de casos de abuso, la respuesta oficial ha tendido a presentarlos como hechos aislados o a centrar las explicaciones en la búsqueda de las causas individuales, atribuyendo los abusos a rasgos psicopatológicos de los abusadores y obviando la posible influencia de causas de tipo ambiental o estructural», ha señalado Tamarit, el coordinador del proyecto.

Factores de riesgo

Este proyecto también ha abordado las causas estructurales del abuso sexual en instituciones eclesiásticas españolas. De este modo, aspectos como el poder clerical, el perfeccionismo moral, la concepción de la sexualidad, el secretismo, la soledad o la idea del pecado y del perdón han sido identificados como factores de riesgo.

El equipo de la UPV/EHU se ha centrado concretamente en aspectos institucionales u organizacionales y ha analizado el daño provocado por la llamada traición institucional y espiritual, concepto utilizado en las investigaciones comparadas especializadas. «Un aspecto fundamental encontrado es la instrumentalización de las víctimas y el hecho de priorizar la reputación institucional por encima de los derechos individuales de los entonces menores», han explicado.

La UPV/EHU ha conseguido alrededor de 60 testimonios de víctimas en la CAV, ninguna de las cuales está satisfecha, no solo con la falta de respuesta de las autoridades eclesiásticas sino con la ofrecida por las instituciones públicas y la sociedad. Mientras que en otros lugares se han dado «respuestas más o menos satisfactorias», el Estado español se ha centrado en la prevención, pero «no se puede mirar al futuro sin investigar lo que pasó», ha advertido la doctora del Instituto Vasco de Criminología Gemma Varona.

Existen protocolos de prevención y «hay que reconocer los pasos dados» por la Iglesia, pero muchas veces a las víctimas «se les marea con unos procedimientos que no entienden» y «no se reconocen sus derechos como en un procedimiento penal».

Además, el estudio indica que el Derecho canónico, recientemente reformado, no ha considerado durante mucho tiempo los derechos que las víctimas deben tener en los procedimientos para revisar los casos. En ellos, según la normativa internacional, debe asegurarse la especialización para tratar los temas de victimización sexual, así como la imparcialidad y la protección a las víctimas, sin por ello mermar la presunción de inocencia.

También se han analizado las notificaciones realizadas por las víctimas a la Iglesia años después de los abusos sexuales, tras un periodo de maduración y reflexión, así como la respuesta institucional, causante de un nuevo daño y sentimientos de traición que incrementaron el malestar de los damnificados.