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El islam político se hunde y el rey marroquí aúpa a los suyos

El partido islamista PJD, al frente del gabinete desde la Primavera Árabe de 2011, ha sufrido un descalabro total en beneficio de los partidos liberales y próximos al Palacio Real en las elecciones legislativas, regionales y locales en Marruecos.

Colegio electoral en Rabat, capital de Marruecos. (FADEL SENNA-AFP)

Después de una década encabezando el Gobierno, siempre bajo el poder efectivo de la monarquía alauita, el islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD) sufrió una fuerte derrota en las elecciones legislativas celebradas ayer en Marruecos, que dieron la victoria al partido liberal y cercano al Palacio Real Reagrupamiento Nacional de Independientes (RNI).

Según los resultados provisionales con un 96 % escrutado, el PJD pasa de 125 a 12 exiguos escaños (de un total de 395).

El vencedor de las elecciones es el RNI, formación más votada con 97 escaños y liderada por el empresario petrolero Aziz Ajanuch. El segundo más votado, 82 asientos, es  el también pro-monárquico Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), fundado por el actual consejero real Fouad Ali El Himma. El histórico y nacionalista Partido Istiqlal (PI) repunta respecto a los comicios de 2016 con 78 asientos.

Con una participación del 50,3%, aunque ocho puntos porcentuales más que en las últimas elecciones, los resultados de los comicios acaban con el dominio que desde la Primavera Árabe de 2011 detentaba el partido islamista, debido al desgaste de la formación por la subordinación de los gobiernos al rey y por sus consiguientes divisiones internas, así como por el nuevo sistema electoral, que perjudica a los partidos con gran implantación electoral.

Fraude y voto en el Sahara ocupado

Los dirigentes del PJD han denunciado fraude electoral, alegando una compra masiva de votos que, aseguran, ya han puesto en conocimiento de la justicia, y han protestado porque no se les facilitaron las actas de las votaciones de las diferentes mesas electorales.

A este respecto, resulta revelador que los datos oficiales señalen que la mayor participación se registró en el Sahara ocupado, con entre un 58 y un 66%, cuando los saharauis boicotean los comicios. La participación más baja se dio en la mayor ciudad y capital económica del país, Casablanca (41%).

La debacle de la formación islamista es tal que ni siquiera el presidente del Gobierno saliente, Saadedin Otmani, obtiene  escaño.

En la misma jornada electoral se celebraron los comicios legislativos, regionales y locales. Muy probablemente el PJD perderá la alcaldía de ciudades como Rabat, Saleh, Tanger, Kenitra, Meknés, Marrakech y Agadir.

El más rico del país…después del rey

El líder del partido ganador (RNI) es el segundo hombre más rico del país después del rey, Mohamed VI, y el duodécimo en África, con una fortuna de 2.000 millones de dólares, según la revista americana ‘Forbes’.

Desde 2007 hasta ayer ministro de Agricultura, Aziz Ajanuch concentra su fortuna en los hidrocarburos, pero también tiene negocios en banca y telecomunicaciones. Encabeza el grupo Akwa. con intereses diversificados en los sectores energético, inmobiliario y turístico.

Su esposa, Salua Idrisi Ajanuch, es también una empresaria famosa en Marruecos por ser la fundadora y directora ejecutiva del grupo Aksal, que posee el 50 % de Morocco Mall, uno de los centros comerciales más grandes de África, y tiene los derechos de franquicia exclusiva en su país de marcas mundiales como Zara.

El partido, de ideología liberal, fue creado en 1978 por un cuñado del difunto rey Hassan II, Ahmed Osman, que unió a los diputados «independientes» que tenían la mayoría en el Parlamento después de las elecciones de 1977.

Osman, que presidió el Gobierno marroquí entre 1972 y 1977, dirigió el RNI con mano de hierro desde su creación y en 2007 fue sustituido por Mustafah Mansuri, actual embajador de Marruecos en Arabia Saudí y hermano del excomandante de la Guardia Real marroquí,  general Mimún Mansuri.

El partido, compuesto por notables locales, empresarios, tecnócratas y altos responsables de la Administración, ha estado desde 1998 siempre en los sucesivos gobiernos, fueran de izquierda o islamistas, ejerciendo la labor de gendarme real.

Su victoria holgada apuntalará ese papel aunque realmente la realidad política cambiará poco, porque el poder real está en manos del rey Mohamed VI, a pesar de los cambios introducidos en la Constitución para aplacar posibles revueltas derivadas de la Primavera Arabe de 2011. No en vano dependen directamente del monarca alauita departamentos clave como Interior y Exteriores.

Sube la izquierda

Otra sorpresa ha sido la subida de la Unión Socialista de Fuerzas Populares, que tiene ahora 35 escaños, 15 más, y del excomunista Partido Progreso y Socialismo (PPS), que ha ganado 6, hasta los 12 escaños.

Las elecciones se han producido tras una reforma de la ley electoral aprobada el pasado mes de marzo en la que se eliminó la barrera del 3 % de votos para obtener escaños, así como la manera en que se reparten (sobre la base del número de inscritos y no de votantes), lo que se ha traducido en una pérdida de asientos para los partidos más grandes, hasta ahora el PJD y el PAM.

Y han tenido lugar tras un verano de récords en cuanto a los contagios de coronavirus, con cifras inéditas desde el inicio de la pandemia y picos superiores a los 10.000 positivos diarios, y duras críticas por su gestión al gobierno de mayoría islamista.