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«Es un escándalo que se recaude ahora por Impuesto de Sociedades la mitad que en 2006»

El economista Carlos Sánchez Mato asegura que el PSOE quiere «descafeinar» el acuerdo alcanzado sobre el Impuesto de Sociedades y, a raíz de este hecho, analiza las claves de la evasión fiscal en el Estado español, cuyas claves son las deducciones y las triangulaciones con paraísos fiscales.

María Jesús Montero, ministra española de Hacienda. (Óscar CAÑAS/EUROPA PRESS)

Uno de los subproductos que se le podría agradecer a la crisis derivada de la pandemia es poner sobre la mesa el debate de la financiación de los estados y el dinero que se pierde por la elusión y evasión fiscal. Ante el mayor colapso de las cuentas públicas en décadas (el déficit de la Hacienda española superó el 10% en 2020), los jefes de gobierno del mundo comenzaron, al menos tímidamente, a dar más atención al dinero que están, en cierta forma, eligiendo no recaudar.

A fines del corriente mes, de hecho, en la cumbre del G20 en Roma está previsto que se llegue a un acuerdo concreto de aplicar el mínimo de tributación del 15% a las multinacionales y llevarlo a la práctica en 2023. En tiempos del destape de los Papeles de Pandora, esto cobra otra importancia.

Mientras tanto, el Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos también va por el mismo sendero. Por presión de los morados, ha llegado a un acuerdo para forzar a que las grandes empresas paguen un tipo mínimo del 15%, con el que esperan recaudar 400 millones de euros extra. Pero el desacuerdo comienza con la letra chica de la ejecución.

La ministra española de Hacienda, María Jesús Montero, provocó que frunzan el ceño sus socios morados con las últimas declaraciones que hizo en el Senado. Ante una pregunta el martes pasado de una senadora del Partido Popular, afirmó que el Gobierno aplicará el acuerdo con Podemos del 15% en Sociedades sobre la base imponible y no sobre el resultado contable. Es decir, no sobre sus beneficios sino sobre el resultante a pagar tras las (muchas) deducciones impositivas que el sistema les permite.

Una injusta pirámide invertida

A la izquierda del PSOE tomaron nota de estas declaraciones y aseguraron que, de ser así, el cambio impositivo se convierte en algo inocuo e irrelevante. Los datos publicados recientemente por Hacienda les dan la razón. Uno de los que ha advertido esta situación es el profesor de Economía de la Complutense y miembro de la ejecutiva de Izquierda Unida, Carlos Sánchez Mato, exconcejal de Hacienda del Ayuntamiento de Madrid.

«Lo que hace Montero es descafeinar, aguar el acuerdo al que habíamos llegado, porque la clave es sobre qué se aplica, si sobre beneficios o sobre la base imponible», explica a NAIZ y GARA. «Por más que algunos intentan enmarañar el debate con jerga de economistas para que la mayoría no entienda, es sencillo: las empresas tienen una cantidad anual de beneficios, todos sus ingresos menos los costes. El tipo nominal del Impuesto de Sociedades es 25% y ya hay espacio para que hagan deducciones, o sea que el 15% mínimo que se establecería es razonable», añade.

Vale aclarar que los bancos y las empresas petroleras tienen un tipo nominal del 30% pero ellas cuentan también con la posibilidad de aprovechas las deducciones impositivas por lo que acaban pagando en muchos casos menos del 15%.

«Ocurre que si sucede lo que dijo Montero, la medida no vale para nada porque la mayoría después de las deducciones ya está por debajo del 15% efectivo, es un engañabobos. Las empresas estarían encantadas de pagar el mínimo de 15% después de deducciones. Montero lo sabe perfectamente que esto no vale para nada, lo he hablado con ella. Pero claramente tiene las presiones de esas pocas empresas que mandan mucho, descuelgan el teléfono y ponen firme a Sánchez y Montero. A nosotros no porque no estamos en las dinámicas de las puertas giratorias», recalca.

Según Sánchez Mato, la recaudación adicional que se obtendría con un tipo mínimo del 15% sobre el resultado contable podría ascender a 13.744 millones de euros, el 89% proviniendo de grandes empresas y el 11% de empresas instrumentales sin asalariados. «A las pequeñas y medianas esto no le afecta en absoluto».

Los últimos datos consolidados publicados por Hacienda ratifican ello. El tipo medio efectivo sobre los beneficios en el impuesto sobre sociedades fue del 9,4% en 2018 pero si se lo desglosa se observa que mientras en las Pymes rondaba el 15% en su pago postdeducciones, en la gran empresa (es decir, más de 251 empleados) era del 6,6%. Desagregando a las más grandes, con más de 5.000 empleados, el tipo efectivo sobre Sociedades acabó siendo un insólito 3,2%. El de los bancos, 4,4%.

«Las grandes corporaciones son las que se están beneficiando de las deducciones con medidas que se tomaron con Zapatero en 2008 y luego se consolidaron con Rajoy. Es una puerta abierta para que tributen menos y el resultado es escandaloso, porque se ha desplomado la recaudación por sociedades a menos de la mitad aunque sus beneficios son mayores. Esa recaudación ha bajado y sin embargo ha subido en IVA y en IRPF, pero las pymes siguen pagando lo mismo», enfatiza.

Aquí radica tal vez la mayor injusticia del sistema tributario del Estado español y que es un símbolo de todas las reformas impositivas de sesgo neoliberal de las últimas décadas: la recaudación es una pirámide invertida en la quien más acaba aportando proporcionalmente a sus ingresos es la mayoría social y quienes menos, la cúspide más rica. Los números son letales: de los 41,6 mil millones de euros recaudados por Sociedades en el pico de 2006 se ha caído a 17,7 mil millones en 2020. El confinamiento influyó pero no tanto: en el prepandémico 2019 por Sociedades se recaudó 22,5 mil millones. El motivo de esta caída monumental que beneficia a las grandes corporaciones se llama deducciones.

«Ha sido un proceso que ha ido avanzando a través de muchos años pero cuando se intensificó fue en el estallido de la crisis. Son todas diferentes leyes que se incorporan en los presupuestos y acompañan las modificaciones en impuestos, y se han ido aprobando. Solbes (PSOE) y Montoro (PP) lo hicieron y lo que no hace ahora Montero es cambiarlo. Pagamos 4% de IVA por la barra de pan y eso es menos que el impuesto de Sociedades que pagan algunas grandes empresas», señala.

Las empresas que aprovechan esta elusión no se pueden conocer porque Hacienda es tajante con el secreto fiscal, pero se trata de las que facturan hasta mil millones en un año y, como ejemplo, podrían ser Ferrovial o Inditex. «Son las empresas que mandan, son la marca España, los que se hacen fotos con el rey, los que no necesitan presentare a las elecciones para mandar, y pagan menos en proporción que un mileurista», opina Sánchez Mato sin ocultar su indignación.

Un debate global

El fenómeno de la inequidad fiscal es un lastre que fue creciendo en las últimas décadas y es transnacional, por tanto es lógico que el debate se haya vuelto global. Tanto la OCDE, el G-20 y la UE se han pronunciado al respecto y por eso se busca un piso tributario en común, aunque la quita de otros impuestos paralelos pueda seguir funcionando para la elusión.

El Observatorio Fiscal de la UE (EU Tax Observatory), una entidad autónoma de la Comisión Europea, explicaba en un informe reciente que la elusión fiscal afecta especialmente a Europa: el 11% del total de su riqueza neta, unos 2,3 billones de euros, está en cuentas offshore, es decir, en jurisdicciones en el extranjero con un tratamiento fiscal más generoso. Se trata de un monto de dinero que equivale al PIB del Estado francés y que provoca la pérdida en ingresos tributarios de unos 55.000 millones de euros cada año.

Por su parte, la OCDE estima que hay 11 billones de euros depositados offshore pero no existe información sobre la naturaleza de los activos, su ubicación y sus dueños, reseña el EU Tax Obervatory.

Esto también afecta al Estado español, cuyas 35 multinacionales más grandes, con 22.358 millones de euros en beneficios en todo el mundo pagaron en 2018 solamente 0,7% del impuesto de Sociedades gracias a los favores por la tributación en diferentes países. No se trata de las grandes extranjeras, como Starbucks, que tributan en los Países Bajos (que junto con Luxemburgo y el Reino Unido son los países emblema de los paraísos fiscales europeos), sino de corporaciones con casas matrices en la península y que tienen muchas filiales fuera.

«Son empresas que consiguen un impuesto final muy reducido gracias a la transferencia de beneficios a los países de baja tributación. Pero en España también existe una figura de paraíso fiscal, creada en tiempos de Zapatero y perfeccionada por Rajoy, que se llama ETVE (entidades de tenencia de valores extranjeros). Aquí se hace lo mismo solo de otra manera y en menor escala. La media del pago por sociedades de estas empresas es 0,5% mientras que en la UE es del 1,6% y en el resto del mundo, 0,8%», añade Sánchez Mato.

El economista de IU dice no perder «la esperanza ni aunque muerto» porque en esto UP «lleva la razón» y espera que en el debate parlamentario pueda forzarse que al aprobar los Presupuestos Generales se exija que el 15% sea sobre los beneficios. Por la aritmética de escaños en el Congreso, parece que ahora la pelota está en la cancha de los aliados del PSOE y de ellos depende.