Hospitales y hoteles escoceses sufren la ausencia de mano de obra tras el Brexit
En Escocia, un país con un paro del 8%, faltan trabajadores sanitarios en plena crisis del covid-19, mano de obra para relanzar el sector turístico y las Navidades amenazan con presentarse sin Irn Bru ni pavo. La crisis no es exclusiva de Londres y tiene aquí otra derivada política.
Cuando el Reino Unido abandonó la Unión Europea el 1 de enero de 2020, puso fin a la libertad de circulación y provocó una importante salida de ciudadanos de la UE que desempeñan funciones cruciales en toda la isla. Escocia no ha sido ajena a este éxodo.
Hace unas semanas las imágenes derivadas de la escasez de combustible coparon titulares, pero el problema va más allá de la falta de transportistas. La salida de la UE obligó a los ciudadanos de los estados miembro a solicitar el sistema de reasentamiento y no pasó mucho tiempo antes de que la escasez de trabajadores se hiciera evidente en áreas clave. El primer ministro británico, Boris Johnson, ha reconocido «un problema» y que «irá para largo», pero ha tratado de desvincularlo de las condiciones en las que el Reino Unido abandonó la UE.
Uno de los casos más grave en Escocia se ha dado en la sanidad pública. El Brexit ha coincidido en el tiempo con el covid-19 y esto ha provocado una importante falta de personal sanitario cuando mayor carga de trabajo ha habido en un país que todavía no ha conseguido doblegar la crisis.
Otro de los sectores con mayor presencia de mano de obra europea es la hotelera. Muchos de los jóvenes que acuden al norte de la isla conseguían un empleo en la hostelería. Desde las cocinas de los restaurantes hasta el servicio del hotel. Raro era el establecimiento en el que no trabajaba un ciudadano del Estado español, una persona italiana o una polaca.
A finales de 2019, el 43% de los trabajadores hoteleros era proveniente de la Unión Europea (exceptuando el Reino Unido) y en la actualidad se sitúa en un 27%. Los últimos en alzar la voz han sido los empleadores de las Highlands, por sus problemas para encontrar personal estacional.
La crisis puede sorprender más aún si se recuerda que Escocia tiene un paro del 8% y en la capital, Edimburgo, apenas llega al 3%.
También las universidades han notado la ausencia de estudiantes comunitarios. Las estadísticas del Servicio de Admisiones a Universidades y Colegios mostraron que el porcentaje de estudiantes que viven en Europa y que acudieron a estudiar en Escocia se ha reducido en un 56% en comparación al último curso previo al Brexit.
Gasolina, Irn Bru y pavo
Desde que se ejecutase el Brexit, los problemas en distintos sectores se han ido acrecentando. Antes de la salida de la UE, tres cuartas partes de todas las exportaciones de productos del mar de Escocia, una de las mayores riquezas del norte de la isla, iban a estados miembro del club europeo, por un valor de alrededor de 700 millones de libras esterlinas en ventas. La imagen de las Navidades pasadas fue la de camiones con toneladas de langostinos atascados en la frontera. Langostinos que tuvieron que ser desechados, por supuesto.
Ahora, además de la gasolina, también se denuncia la falta de alimentos y suministros clave en todo el país. Si el año pasado fueron los langostinos los protagonistas navideños, este 2021, a falta de dos meses y medio, los titulares se los lleva la segunda bebida nacional de Escocia (por detrás del whisky). Los estantes de supermercados están vacíos de Irn Bru, un refresco gaseoso de naranja que no puede faltar en los hogares escoceses.
De cara a la cita navideña, también han alertado del riesgo de que no llegue el pavo. Desde la industria aseguran que los estantes vacíos de los supermercados «serán algo permanente».