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Presionados por sus vecinos, los militares birmanos excarcelan a opositores

La junta militar, excluida de la cumbre de países del Sudeste Asiático, ha comenzado a excarcelar a opositores en el marco de una amnistía condicionada con motivo de una festividad budista. La líder Aung San Suu Kyi no está, de momento, entre ellos.

Prisioneros excarcelados saludan a los suyos desde el autobús. (STR-AFP)

Cientos de opositores a la junta militar golpista que controla desde febrero del año pasado Myanmar están saliendo de la cárcel este martes tras la amnistía para miles de ellos anunciada la víspera por el general golpista, Min Aung Hlaing.

Se espera que a lo largo de hoy y el miércoles, una destacada fecha budista en el país, continúen las liberaciones después de que anoche un autobús que transportaba decenas de reos saliera de la prisión Insein, en Rangún, donde muchos familiares aguardan con esperanza noticias de los suyos.

El líder de la junta militar dio la noticia el lunes en un discurso en la televisión pública en el que, con motivo de la festividad budista de Thadingyut, prometió la liberación y retirada de cargos a 5.636 prisioneros, a cambio, eso sí, de que firmen un documento en el que se comprometen a «no cometer más actos de violencia» en contra de la nación.

Entre las personas de mayor perfil que salieron de la cárcel se encuentran un puñado de miembros del partido Liga Nacional para la Democracia, que encabeza la depuesta líder Aung San Suu Kyi, y que colideraba el Gobierno con los militares antes del golpe de Estado del 1 de febrero.

Ni Suu Kyi, quien permanece arrestada desde primeras horas de la asonada y afronta varios procesos judiciales iniciados tras la sublevación militar, ni el expresidente, Win Myint, u otras personas vinculadas con la premio Nobel de la Paz están de momento entre las liberadas.

La líder birmana, en prisión domiciliaria y totalmente aislada –hasta hace una semana se comunicaba con el exterior a través de su equipo de defensa pero los militares han prohibido a sus abogados hablar con periodistas, diplomáticos y organismos internacionales– será llevada por primera vez ante un juez el 26 de octubre.

Sí han sido excarcelados once periodistas birmanos y 34 artistas y famosos sobre quienes se ha retirado la acusación del delito de sedición, castigado con hasta 3 años de cárcel.

Maniobra de distracción

Algunas ONG birmanas, como la Red para la Documentación de los Derechos Humanos, y el relator de Naciones Unidas para Myanmar, Tom Andrews, han expresado sus reservas al gesto realizado por los militares.

«Es importante recordar que la junta detuvo a estas personas de manera ilegal y por ejercer sus derechos fundamentales (...)- La liberación no es porque la junta ha cambiado (...) sino efecto de la presión ejercida desde dentro y fuera de Myanmar», ha recordado Andrews.

La Asociación de Asistencia a Prisioneros Políticos (AAPP), ha tildado la media de maniobra de distracción de cara al exterior y ha recordado que se trata de una libertad condicionada y sujeta a un constante control y vigilancia militar.

El Ejército justificó el golpe de Estado aduciendo un fraude masivo inexistente durante las elecciones generales del pasado noviembre, y en las que el partido de Suu Kyi arrasó, como ya hizo en 2015, con el aval de observadores internacionales.

Al menos 1.178 personas han muerto a raíz de la brutal represión militar, que ha disparado a matar contra manifestantes pacíficos, según cifras de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos, que también contabiliza más de 7.350 opositores detenidos.

Entre estos se encuentran el periodista estadounidense Danny Fester, en prisión desde el 24 de mayo, y el australiano Sean Turnell, asesor financiero de Aung San Suu Kyi, arrestado tras el golpe de Estado.

Aislamiento creciente

La amnistía condicionada llega en un momento de máximo aislamiento internacional para el régimen castrense, en especial tras el anuncio de exclusión del líder golpista de la cumbre de líderes de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), a la que pertenece Myanmar desde 1997, y que se celebrará entre el 26 y 28 de octubre.

La ASEAN, organización que agrupa a todos los países del sudeste asiático menos Timor Oriental, es la principal mediadora en la crisis birmana y asegura que la junta militar ha realizado «insuficientes» avances tras más de nueve meses del golpe militar.

Los ministros de Exteriores de la ASEAN, reunidos de emergencia el viernes, optaron por invitar a la cumbre a un «representante no político birmano», al reconocer de facto una división interna sobre quién debía representar al país en la cita: si la junta militar o el Gobierno de Unidad Nacional (NUG), creado en abril por políticos y activistas en favor a la democracia y leales a Suu Kyi.

«Es una decisión muy difícil. En el bloque siempre han primado los principios de consenso y no interferencia», ha justificado el ex embajador tailandés Kobsak Chutikul, que recuerda que los países del Sudeste Asiático se juegan su imagen internacional, con las cumbres de APEC y el G20 organizadas por Tailandia e Indonesia el próximo año.

A la organización le preocupa que muchos dirigentes mundiales se nieguen a asistir junto al líder del Ejército birmano al que, ciertamente, nunca le ha preocupado el rechazo de la comunidad internacional mientras tenga la comprensión de China.

El Gobierno paralelo en el exilio ha saludado la decisión de la ASEAN, «muy decepcionante» para la junta militar de Myanmar, miembro desde 1997.

La ASEAN, que agrupa además a Tailandia, Indonesia, Malasia, Filipinas, Brunei, Vietnam, Camboya, Laos y Singapur, no ha ocultado su malestar por las restricciones impuestas al mediador en el conflicto para reunirse con Suu Kyi.

El bruneano Erywan Yusof canceló de manera abrupta la semana pasada su primer viaje al país al serle impedido el acceso a la derrocada líder democrática.