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Glasgow, epicentro de la movilización mundial por la justicia climática

Glasgow ha sido este sábado epicentro de una movilización mundial para exigir a los dirigentes políticos que actúen ante el cambio climático que amenaza a la humanidad. Representantes de comunidades indígenas han liderado la marcha.

 

La movilización de Glasgow ha sido muy colorida. (Daniel LEAL-OLIVAS/AFP)

Decenas de miles de personas, con líderes indígenas a la cabeza, han reclamado justicia climática y social a orillas de la COP26 de Glasgow, en vísperas de que la cumbre de la ONU entre en su recta final en busca de un pacto que evite que las temperaturas suban más de 1,5 ºC a final de siglo. En paralelo, se han desarrollado también protestas en alrededor de 200 puntos del mundo, desde Seul a Río de Janeiro, pasando por Manila, México DF, Lisboa, Los Ángeles o Nairobi y también en Euskal Herria.

«Aquí estamos todos marchando no solo por nosotros: por los animales, por el mundo vegetal, por todo lo espiritual. Las estrellas acompañan hoy este camino (...). No hay fronteras, no hay religiones, no hay colores. Somos todos una gran familia, la familia humana», ha declarado el mapuche Calfín Lafkenche al inicio de la marcha.

Bajo una intensa lluvia con golpes de viento que ha ido amainando durante el día, hasta 100.000 personas, según los colectivos convocantes del Día Global de la Justicia Climática, han participado en la marcha.

La protesta ha arrancado en Kelvingrove Park a las 12.00 hora local, en las proximidades del recinto donde se celebra la COP26, y ha atravesado la ciudad para terminar en el parque de Glasgow Green.

Entre gaitas, trompetas y batucadas, pero también paraguas y mascarillas sanitarias, la gran marcha del clima se ha desarrollado en un ambiente festivo y familiar con aroma altermundista y mensajes contra el capitalismo, el consumo de carne, la energía nuclear o a favor de los refugiados políticos.

Los organizadores han querido ceder el protagonismo a los «pueblos originarios», como símbolo global del activismo climático.

«El indigenismo es el clima. Los pueblos indígenas son la naturaleza, son los espacios, los que protegemos que todo el mundo respire. No hay otra alternativa. Somos naturaleza. Estamos teniendo un pequeño reconocimiento pero falta aún mucho camino por recorrer», ha declarado a Efe Calfín.

A pocos metros, la diputada federal brasileña del Partido Socialismo e Liberdade Vivi Reis ha comentado que se ha sumado a la movilización para protestar por la política «contra el medio ambiente» del presidente de su país, Jair Bolsonaro, y reivindicar que la acción climática parta de «una consulta a los pueblos originarios».

«Seguro que los dinosaurios también pensaban que les quedaba tiempo», «Basta de excusas», «No podemos beber dinero», «No hay planeta B» o «Salvemos nuestro futuro» son algunos de los eslóganes que se podían ver en la gran movilización social de la COP26 entre banderas escocesas, tibetanas o palestinas donde los mensajes trascendían al ecologismo y revindicaban desde equidad social hasta la paz en Sudán.

En la movilización también ha habido presencia vasca.

Sin avances hasta ahora

La marcha ha tenido lugar un día después de que unos 25.000 jóvenes, con la activista sueca Greta Thumberg y la ugandesa Vanessa Nakate a la cabeza –también presentes este sábado–, recorrieran las calles de la ciudad escocesa que hace de sede de la cumbre de Naciones Unidas para exigir a los líderes políticos que acaben con el «bla, bla, bla» de la COP26 y aporten soluciones inmediatas a la crisis climática.

Ambas movilizaciones pretenden convertirse en una llamada de atención que impulse las negociaciones de la COP26, que concluye el próximo viernes sin que, por ahora, se hayan producido avances que sugieran que se va a cumplir el Acuerdo de París de 2015 para evitar que las temperaturas avancen más de 2 ºC respecto a los niveles anteriores a la Revolución industrial, con el objetivo de limitar el avance a 1,5 grados.

Según el último informe de Naciones Unidas actualizado con los nuevos compromisos de 14 países, las emisiones globales de CO2 van camino de crecer un 13,7% para 2030 respecto a 2010 en lugar de caer un 50% como deberían si se quiere mantener el objetivo de 1,5 ºC.

Esta misma semana, la organización científica Global Carbon Budget ha señalado que las emisiones de dióxido de carbono repuntarán en 2021 cerca de los niveles previos a la pandemia de coronavirus, tras experimentar un descenso del 5,4% en 2020.