El boicot independentista desploma la participación en el referéndum de Nueva Caledonia
El boicot independentista al referéndum en Nueva Caledonia tras la negativa del Gobierno francés a retrasarlo por los efectos de la pandemia en el archipiélago ha desplomado la participación prácticamente a la mitad. El «no» a la independencia ha cosechado el 96% de los votos.
El referéndum de independencia de Nueva Caledonia, actual territorio bajo dominio del Estado francés, ha estado marcado por una fuerte caída de la participación, después de que los favorables a la independencia pidieran el boicot.
A falta de datos oficiales sobre la abstención, a dos horas del final de la votación, y cuando ya habían cerrardo la mayoría de las urnas, salvo las de la capital, Nouméa, la participación era del 41,6%, frente al 73,68% registrado en el referéndum de 2018 o el 79,63% en 2020.
Lo que evidencia que la población kanaka ha secundado mayoritariamente el llamamiento al boicot de las fuerzas independentistas.
Con el voto casi exclusivo de los caldoches –colonos de origen francés pero que llevan generaciones viviendo en el archipiélago–, el «no» se ha impuesto con el 96% de los votos y con el 90% escrutado.
Este tercer referéndum, previsto en los acuerdos firmados en Matignon en 1998 para abrir la puerta a la descolonización de este territorio, debe abrir una nueva etapa en las relaciones con la metrópoli.
Pero los independentistas pidieron boicotear la jornada, ante la negativa del Gobierno francés de retrasar la fecha, como ellos solicitaban, por la incidencia en el archipiélago de la pandemia de covid-19.
Más de 183.000 habitantes de Nueva Caledonia estaban llamados a decidir si quieren la independencia de la metrópoli, en una tercera consulta en este sentido, tras otras dos en las que el no se impuso con un margen estrecho: En 2018 el no obtuvo el 56,67% de los sufragios y dos años más tarde el 53,26%.
Acuerdos de Matignon
Los acuerdos de 1998, destinados a pacificar la tensión entre los habitantes autóctonos y los descendientes de los colonos, preveían tres referéndums para abrir la puerta a la descolonización de este archipiélago situado a 17.000 kilómetros de la metrópoli, a unos 2.000 al este de Australia.
En caso de victoria del sí, se abriría un periodo de transición de 18 meses para que el territorio redactara una nueva Constitución y accediera a la independencia.
Si gana el no se abrirá un proceso de diálogo para mejorar la vida de los habitantes del archipiélago y buscar soluciones a la tensión existente entre los kanakos, los autóctonos, y los caldoches, originarios del Estado francés pero asentados desde hace generaciones.
Solo los miembros de estas dos comunidades tienen derecho a participar en el referéndum. Son 183.631 de los 271.000 habitantes, puesto que la ley redujo el censo para evitar que los inmigrantes recientes influyeran en las consultas.
Los partidarios de la independencia han ido ganando terreno de forma paulatina, controlan dos de las tres provincias en las que está dividido el territorio, 18 de los 33 municipios, el Gobierno autónomo y el Congreso.
El Estado francés solo administra la seguridad y la justicia, mientras que el resto de las competencias están transferidas a las instituciones locales.
Un fuerte dispositivo policial con 1.400 gendarmes y 250 militares, el doble que en las anteriores consultas, veló por que el voto se llevara a cabo sin incidentes.