Los hijos de inmigrantes y el euskara, 20 años de camino
Profesionales docentes y jóvenes de origen extranjero participaron ayer en la jornada «Hijos e hijas de inmigrantes y euskera, la voz de 20 años de experiencias», en un acto que sirvió para analizar las fortalezas y debilidades del modelo educativo público de la CAV.
La jornada «Hijos e hijas de inmigrantes y euskara, la voz de 20 años de experiencias» reunió ayer a profesionales de la docencia que han trabajado con menores inmigrantes, así como a diversos a jóvenes que han aprendido euskara en el sistema público durante los últimos años. El acto, celebrado en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de Mondragon Unibertsitatea (MU), en Eskoriatza, sirvió para reflexionar sobre el modelo educativo de la CAV y recoger las valoraciones de profesores y alumnos tras 20 años de enseñanza en euskara.
Las charlas empezaban con la ponencia sobre «Euskara e hijas e hijos de inmigrantes. Algunas reflexiones», a cargo de la profesora de MU, Amelia Barquín, y la también profesora e investigadora de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (HUHEZI) de MU, Ane Urizar Zugazagoitia. Esta última afirma que, en el caso de los alumnos de procedencia extranjera que viven en zonas mayoritariamente euskaldunes, «van a utilizar la lengua mucho más y de forma más significativa». «Van a tener una mayor exposición al euskara, van a poder utilizar la lengua en diferentes contextos para llevar a cabo diferentes funciones: relacionarse con su círculo de amigos tanto dentro como fuera de la escuela, poder ser atendidos por su médico, o disfrutar de cualquier otro servicio en euskara», explica Urizar Zugazagoitia.
En este sentido, en declaraciones para GARA, detalla que la actitud de los hijos e hijas de inmigrantes venidos del extranjero respecto al euskara varía según la zona donde aprende la lengua, del mismo modo que «ha ocurrido durante muchos años también con la inmigración venida del Estado». Así, valora que, según la zona sociolingüística, la exposición al euskara será mayor y, por tanto, «habrá mayor posibilidad de hablarlo y la calidad será mejor o peor», variando también la actitud hacia la lengua. Dentro de la variedad, a modo de ejemplo expone que «si los jóvenes que nazcan y vivan en la margen izquierda de Bilbao tienen una menor exposición al euskara que los niños y niñas nacidos en un pequeño pueblo del interior de Bizkaia con un contexto más vascoparlante, por supuesto la actitud hacia el euskara variará».
La segunda conferencia, titulada «20 años educando en euskara a hijos e hijas de inmigrantes. Las voces de las y los profesionales», contó con la presencia de profesionales que se han jubilado recientemente y que han trabajado a lo largo de estos años en docencia, en asesoría y en investigación. En esta mesa redonda, la profesora y directora de escuela, Jaione Garai; el técnico de Berritzegune, Joseba Ibarra; la creadora de materiales y profesora de escuela, Ima Ortega; y la profesora e investigadora universitaria, Uri Ruiz, pusieron en valor la actitud del profesorado hacia los alumnos recién llegados y destacaron que una «mirada empática y de acompañamiento» es fundamental.
La experiencia en Gasteiz
Ima Ortega ha sido profesora en un colegio público de Gasteiz durante los últimos 15 años, trabajando con muchos hijos e hijas de inmigrantes, enseñándoles euskara y también castellano. Durante este tiempo, destaca que ha vivido el «éxito escolar» de muchos de estos alumnos, pero también ha visto otros que no han conseguido superar las materias.
Ortega destaca la «muchísima variedad» con la que se ha encontrado a lo largo de los años, desde alumnos que llegan escolarizados y no tienen mayores dificultades para aprender las lenguas a otros que, por sus circunstancias, hay que enseñarles todas las costumbres escolares, como leer y escribir. «Es una experiencia muy rica, para mi ha sido un reto», ha explicado para NAIZ. En su opinión, desde sus inicios el modelo de inmersión ha funcionado «muy bien», aunque entonces había una diferencia: a pesar de no que no supieran euskara, los profesores entendían las intervenciones de los alumnos que hablaban en castellano. «Ahora, hay alumnos que hablan ruso, árabe o amazigh, y no podemos interpretar lo que dicen. Esto provoca que el proceso sea más largo y más lento», cuenta.
Por otro lado, es también habitual la llegada de niños que ya son bilingües, como el caso de la inmigración marroquí de origen bereber, que hablan árabe y amazigh, o el de la inmigración subsahariana. «Son niños que tienen muchas estrategias a la hora de aprender lenguas: buscan pistas, se atreven a hablar... eso facilita el aprendizaje», expone.
También recuerda que, a principios de los años 2000, muchos padres inmigrantes apuntaban a sus hijos directamente a los modelos A y para algunos se pedía la exención de dar la materia de euskara. En este sentido, sí que cree que ha existido una evolución. «Las familias que acudían a los modelos A empezaron a ver que sus hijos estaban en 'guettos' y, una vez conocían la situación de las escuelas, muchos cambiaron a nuestro centro, que era modelo D. 'Yo quiero que mis hijos se eduquen con niños y niñas de aquí', decían», rememoraba sobre aquellos años Ortega.
Además, expone el caso de familias que llegaban a Euskal Herria sin conocer la existencia del euskara. Una situación que, a su entender, «cada vez pasa menos» ya que ahora existe una mayor comunicación entre ellos para el traspaso de información.
Necesidad mutua
Finalmente, en la charla «“Somos aquellos niñas y niños”. Voces de las y los jóvenes», cuatro hijos de inmigrantes educados en el sistema público de la CAV hablaron sobre su proceso en el aprendizaje del euskara y recalcaron la importancia de que se les escuche desde el espacio docente y se tenga en cuenta su recorrido viral. A pesar de que, en algunos momentos de su formación, sintieron que desde el profesorado tenían «pocas expectativas» en los hijos de los inmigrantes, Romaesa Benslaiman Kraichi (profesora), Leocadia Bueriberi (locutora de radio), Hafsa Fenehara (estudiante del grado de Psicología) y Oscar Macías (trabajador en el ámbito empresarial) subrayaron que todos ellos han logrado distintos logros académicos.
Sobre estos casos, Urizar Zugazagoitia destaca el papel de los nuevos hablantes en el mantenimiento del euskara como lengua de uso social. «El euskara necesita de las hijas e hijos de los inmigrantes y los hijos de los inmigrantes necesitan del euskara», incide, y alerta de que últimamente «está abriéndose un discurso un tanto peligroso, un discurso que sitúa al euskara frente a los inmigrantes, en antagonismo». Un mensaje que «no es bueno» de cara a la cohesión social, valora, como tampoco «para el euskara ni para los hijos e hijas de los inmigrantes».