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La guinda a un año histórico

El Amorebieta visita este viernes al Burgos (16.00) con la intención de dar continuidad a su buen momento previo al parón y, sobre todo, despedir como merece un 2021 espléndido para la entidad.

Markel Lozano junto a un rival durante el encuentro que enfrentó a Amorebieta y Burgos en la primera vuelta. (LaLiga)

2021 ha estado a la altura, por terrible, del año anterior. Pero no todo han sido sinsabores y hay quien lo recordará por cuestiones más memorables que las mascarillas o los confinamientos. La familia del Amorebieta, por ejemplo, que ha vivido un año histórico en el que la entidad, por primera vez en su andadura casi centenaria, ha llegado al fútbol profesional.

Un año espléndido al que los azules quieren dar el cierre que merece mañana en El Plantío (16.00, Movistar+). Y de paso, y bastante más importante desde el pragmatismo, dar continuidad al buen momento competitivo en el que llegaron al parón. El mejor de la temporada, de hecho, no sólo por los resultados –tres empates y una victoria, todos ellos ante equipos de postín– sino, sobre todo, por las buenas sensaciones que ofreció el equipo en general y algunos jugadores en particular. No bastó para comer el turrón fuera de descenso, ni siquiera lo hará el Amorebieta si gana al Burgos, pero sí para recortar distancias considerablemente –a cuatro está el Mirandés, que marca ahora la frontera de la salvación–y para que los zornotzarras se convenzan de que su objetivo es complicado pero posible.

Mañana visitan a un rival que, aparentemente, ya ha dado ese paso. También recién llegado a la categoría, el Burgos ha pasado casi toda la primera vuelta en la segunda mitad de la tabla, incluso en puestos de descenso, pero las tres victorias que enlazó poco antes del parón le permitieron dar un salto que, a día de hoy y pese a haber encajado una derrota en su último encuentro prenavideño, le tienen más cerca del play-off que del descenso. No parece un mal ejemplo a seguir.

Situaciones clasificatorias al margen, Amorebieta y Burgos afrontan el choque con un problema en común, la entrada del virus en el vestuario. En la plantilla zornotzarra son tres jugadores y un miembro del staff; en la burgalesa, tres jugadores y su técnico Julián Calero. No hay más pistas sobre la situación en la que llegan los dos equipos. Iñigo Vélez de Mendizabal se ha limitado a asegurar que la expedición azul viajaría con «varias bajas por todo tipo de causas», que serían entre tres y ocho, pero como es habitual en cada vez más entrenadores y clubes, no ha habido más confirmación sobre las ausencias pese a que en unas horas la convocatoria oficial del choque revelará todos los «secretos».