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Pablo Batalla
Autor de ‘Los nuevos odres del nacionalismo español’

«Hay una insurrección del nacionalismo español contra los derechos conquistados»

El asturiano Pablo Batalla, autor de ‘Los nuevos odres del nacionalismo español’, explica a NAIZ y GARA el «rearme simbólico» de la derecha nacionalista bajo nuevos formatos que dan «nueva fertilidad a una ideología que tiene 200 años». Elogia al soberanismo vasco.

Pablo Batalla, con su último libro. (Alejandro NAFRÍA)

Nacido en Gijón y graduado en Historia, Pablo Batalla Cueto ha ejercido el periodismo en varios medios, pero basta con ver su biografía para entender que su verdadera pasión es la escritura histórica, algo en lo que profundiza en su recién publicado tercer libro, ‘Los nuevos odres del nacionalismo español’ (Ed. Trea, 2021).

En esa publicación hace un nutrido análisis, con referencias constantes a la historia del Estado español, sobre el nacionalismo y sus profetas, su discurso y su transformación. En entrevista con NAIZ y GARA habla de la «connotación» de derecha nacionalista y excluyente que tiene actualmente la idea del ser español y ve al nacionalismo españolista como «peligroso», parte de un «magma mundial que ocurre en este umbral de época».

Según sus propias palabras, en el libro intenta «transmitir la complejidad y el enfrentamiento entre sectores» dentro del propio nacionalismo español y avizora una especie de insurgencia comandada por las élites que han perdido poder y también son «las perdedoras de la globalización».

¿A qué se refiere con el rearme simbólico del nacionalismo español y cuál es ese capital simbólico nuevo del que habla?

El nacionalismo español tiene 200 años de antigüedad, y los últimos 10 ó 15 hay una fertilidad especial. Están pasando a la vez una serie de cosas que remiten a una cierta idea de España, representando distintos niveles de complejidad en lo que es la propaganda del nacionalismo de España. Como las 36 ediciones que ni su autora se imaginaba del libro ‘Imperiofobia’, el éxito de los cuadros de Dalmau, la letra de Marta Sánchez al himno, cosas que se acuñan en el deporte y se convierten en lema general...

El nacionalismo español está siendo eficaz en una serie de niveles en los que cualquier credo religioso-político tiene que serlo. Yo juego con una metáfora religiosa, y la religión necesita para expandirse teólogos, misioneros y catequistas. Hay nuevos símbolos y nuevos elementos en una ideología que a pesar de tener 200 años se muestra especialmente vigorosa. Cuando hay un rearme de imágenes del pasado eso indica en la historia que hay insurrección en marcha, y es lo que percibo. Hay una convocatoria de expectores del pasado para librar una nueva insurrección, contra la democracia liberal, el Estado de Bienestar y los derechos civiles conquistados.

¿Insurrección? Supongo que habla en términos políticos y culturales ¿o también armada

Sí, una insurrección en sentido amplio, que no tiene por que ser armada pero puede perfectamente acabar siéndolo. Estamos en un umbral de época, un cambio de era con reajustes. Hay una serie de poderes que están queriendo cobrarse y vengar la pérdida de poder. Pienso en Vox iniciando una campaña electoral en Covadonga. diciendo «vamos a librar una nueva reconquista» y eso de expulsar a los «nuevos moros», y no sólo a ellos, también a la izquierda.  Si convences a una sociedad de que es una fortaleza asediada, la vas a convencer de defenderla... Si algo nos dice la historia es que no se repite, cambia, pero es verdad que la historia se arrima. La violencia política insurreccional de las elites contra sus propios pueblos es algo que acaba volviendo siempre.

¿Por qué el concepto de «odres» en el título?

Es una imagen bíblica que se convirtió más tarde en un refrán castellano, «vino viejo en odres nuevos». A veces imágenes viejas se rearman en formatos nuevos, y el nacionalismo español es una ideología muy vieja pero en este momento está fabricando soportes nuevos para vehicularse.

Lo visualiza con muchos soportes y herramientas nuevas. Alguna gente podría creer que es un poco exagerado que sea una estrategia articulada y conducida...

No pienso en un titiritero magistral que lo ordene todo, eso seria una teoría de la conspiración, sino que lo veo como un magma de época. Esto que ocurre en España no pasa solo aquí sino que forma parte de una oleada mundial. Estas defensas del imperio español que hacen algunos autore son una versión local de la defensa que hacen en Francia algunos del imperialismo francés, o del imperio belga y su terrible genocidio en el Congo. Es un magma mundial que tiene muchos padres y muchísimos lectores.

Hay determinadas élites interesadas en auspiciarlas, ven que les puede servir y tratan de apropiárselas. En el libro cito un artículo de Jorge Dioni que dice que cuando se habla de perdedores de la globalización pensamos en trabajadores industriales en paro, pero también hay millonarios, hay un reajuste económico global por el cual las antiguas élites están siendo relegadas y pasan a ser soldados rasos de la economía-mundo. Siguen teniendo dinero pero ya no tienen el poder que tenían. La explosión nacionalista es un poco la superestructura cultural de los que quieren volver a ser poderosos.

¿El nacionalismo español es supremacista hoy en día, se cree mejor y busca asfixiar otros sentimientos nacionales?

Mmm….es una pregunta que me cuesta contestar. En el libro trato de transmitir la complejidad de este fenómeno y no hacer una caricatura del nacionalista típico, porque hay complejidad ideológica y sectores enfrentados. Pero forma parte del ADN de todo nacionalismo eso de «somos mejores nosotros». Hay que recordar que primero va el nacionalismo y luego la nación, la construye. Todas las naciones se construyen igual y procuro transmitir la idea que el nacionalismo no es bueno ni malo, es una religión secular que viene a llenar el hueco cuando se retrae la religión, que viene a proporcionar un nuevo repertorio, la idea de trascendencia y formar parte de algo mas grande que nosotros. Puede ser fuerza positiva o negativa, nacionalistas fueron también Garibaldi, Manuel Azaña, De Gaulle... Pero hay una naturaleza oscura también dentro de los nacionalismos que tienden a una imposición.

¿Siempre es así? Hay otros nacionalismos que son más reivindicativos y lo hacen para subsistir…

Me interesa sobre todo que todas las naciones se construyen de la misma manera. El nacionalismo no se inventa los hechos a los que acude pero transforma su significado para convertirlos en sustancia adictiva y esto lo hacen todos. Otra cosa es ya el contexto de cada momento y lo que un nacionalismo represente en las refriegas del momento. Indudablemente en este momento me parece mas peligroso el nacionalismo español que el vasco y catalán. Es normal porque si lo que haces es luchar por la independencia acudes a un imaginario democrático, urnas y libertad, y si lo que eres es nacionalismo centrípeto, que aspira a unificar, tus imaginarios van a tener a ser distintos.

Es emblemática la frase del poema de José Luis Gutiérrez Román que cita en el libro, la que dice: «No sois capaces de llamar a España sin dar arcadas o sin tener una erección»

Sí, es un poema al principio del libro y dice que en este país hay gente que la palabra España le produce erección y para otros es una palabra diabólica porque no la puedes pronunciar y parece que convocas al diablo y acaban diciendo «Estado español» y eso. España es solo un nombre propio y ya está, podemos expresarla con naturalidad. Yo me siento español, es mi país y aspiro a la continuación bajo sus actuales fronteras pero no tengo sentimiento ese sentimiento de identificación intensa y recelosa, que me parece muy pernicioso.

La idea de España y su bandera ¿están presas de la derecha nacionalista?

En gran parte sí, pero a nivel de pueblo, de la gente corriente, la palabra España es pronunciada con más naturalidad que en determinadas élites, creo que lo vive con más naturalidad. Puedes celebrar la diversidad española como la oportunidad cotidiana que es, pero otra cosa es que al final funcionen en la practica. Esto es algo con lo que se topó Podemos. Ese discurso de reivindicar la patria española para trascender los nichos tradicionales electorales y llegar a gente que la izquierda no podía llegar…. en la práctica fue mucho más difícil. La idea de nación española en este momento está demasiada connotada en un sentido y hay que hacer mucho esfuerzo para desconnotarla.

«Hay otro imaginario de la historia de España que se puede convocar. La izquierda inglesa reivindica a Robin Hood»


¿Cómo se combate esa connotación?

Hay otro imaginario de la historia de España que se puede convocar, la izquierda debería tener una memoria histórica más lejana y ejercitarla, más allá de la Segunda República y el antifranquismo, que por supuesto debe ser reivindicado. La izquierda inglesa, por ejemplo, reivindica a Robin Hood. Otro ejemplo: se cumplen 500 años de la rebelión comunera, y se debe rescatar ese legado.

Perdón por lo autorreferencial, pero como alguien criado en el extranjero, siento que el ciudadano español promedio tiene una obsesión con la identidad nacional, más del de dónde se viene que del dónde se es. ¿Coincide?

Seguramente sea una característica española, sí. Hay una cosa que se dice de Unamuno, Ortega y toda una serie de filósofos de principios del siglo XX, que podían haber ocupado un puesto mas alto y reconocido internacionalmente, en lugar de ser una nota al pie, si no hubieran gastado tantísimo esfuerzo y energías en disertar sobre el ser de España. Es una especie de maldición española que viene dándose. Veo una similitud con Rusia, otro país obsesionado con su ser nacional, hay rasgos parecidos: metrópolis de imperios con delirios de grandeza pero periféricas con Europa, en sus bordes y que las oleadas de modernización les suelen llegar tarde.

¿Qué futuro ve a los nacionalismos vasco y catalán?

Simplificando mucho, la característica histórica es que el vasco era rupturista y radical y el catalán era mas pactista y es como si se hubiera invertido los papeles. Veo en la izquierda abertzale y el nacionalismo vasco una deriva que me gusta, se han convertido en una fuerza muy positiva en España, pactan para conseguir medidas progresistas, una dinámica constructiva. Y veo una deriva que me preocupa en el nacionalismo catalán, fuerzas cansadas que perciben que perdieron esta batalla en este momento histórico concreto, con un fanatismo creciente, más esencialista y permeable a las formas propias de esta insurgencia de derechas nacionalistas. No sé qué predecir sobre su futuro, no sé si esto durará poco, pero es para estar atentos.