El presidente de Ucrania considera «constructiva» la reunión de Normandía como vía hacia la paz
Mientras Kiev se muestra relativamente satisfecha de la reunión mantenida el miércoles en el Formato de Normandía –que comparten Ucrania, Rusia, Estado francés y Alemania–, Moscú estudia «sin optimismo» la respuesta por escrito a sus demandas de seguridad que le ha remitido Washington.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha calificado este jueves de «constructiva» la reunión que mantuvieron ayer los asesores políticos de los líderes del denominado Formato de Normandía como vía hacia una posible resolución pacífica del conflicto en el este del país.
La conversación en París entre los negociadores de los jefes de Estado y de Gobierno de Alemania, Estado francés, Rusia y Ucrania fue «evaluada de forma positiva» por Zelenski, dada su «naturaleza constructiva» y la intención de continuar las negociaciones dentro de dos semanas en Berlín, tal como ha indicado la oficina del presidente en un comunicado.
«Las conversaciones duraron más de ocho horas, fueron sustanciales y de una naturaleza que permite esbozar la posibilidad de alcanzar las soluciones necesarias para la paz», ha explicado la Presidencia.
«Para nuestro Estado, la primera prioridad es alcanzar un alto el fuego estable e incondicional en el Donbás. El alto el fuego debe ser garantizado, ser confiable, y es sobre esta base que se pueden dar los próximos pasos», ha precisado.
En la primera declaración conjunta en más de dos años, los cuatro Estados reafirmaron el miércoles su «apoyo incondicional» al alto el fuego en el este de Ucrania, donde se enfrentan desde 2014 los separatistas apoyados por Moscú y el Ejército ucraniano.
Durante la reunión, las partes también debatieron en detalle las diferencias en la interpretación de los Acuerdos de Minsk para la paz en el Donbás.
Sin avances para una cumbre de líderes
Ucrania volvió a pedir que se celebre una cumbre de líderes «en un futuro próximo» como «elemento obligatorio hacia una paz justa y estable en el Donbás a través de la implementación de los Acuerdos de Minsk», según ha resaltado la Presidencia ucraniana.
La última cumbre se celebró a finales de 2019 en París y en ella se acordaron nueve puntos, entre ellos el intercambio de prisioneros según el principio de «todos por todos», la separación de fuerzas en tres zonas de la línea de contacto, la celebración de elecciones y la concesión de un estatus especial a los territorios separatistas.
Desde entonces, apenas ha habido avances en estos acuerdos salvo en el intercambio de presos. Además, Rusia se niega a celebrar una cumbre hasta que no se resuelvan las diferencias sobre la interpretación de los Acuerdos de Minsk, de cuyo incumplimiento acusa a Kiev.
El Kremlin considera que lo que ocurre en el este de Ucrania es una «guerra civil» de la que no forma parte y que Kiev debe sentarse con los líderes de las repúblicas de Donetsk y Lugansk, y no con Moscú. Kiev, por contra, señala que se trata de un conflicto con Rusia y es ese país el que viola los acuerdos como «Estado agresor».
«En lo que se refiere a una cumbre, este tema no se ha discutió hoy y, en principio, no se está organizando porque existen contradicciones insolubles en el Formato sobre la interpretación de los Acuerdos de Minsk», confirmó el miércoles el vicejefe de la Administración Presidencial rusa, Dmitri Kozak.
Rusia acoge «sin optimismo» la respuesta de EEUU
Mientras tanto, Rusia sigue estudiando «sin optimismo» la respuesta de Estados Unidos a sus demandas de seguridad, en especial sobre su categórica oposición a la ampliación de la OTAN hacia sus fronteras, una reacción de la que probablemente dependerá el desenlace de la actual tensión militar con Ucrania.
«No hay muchos motivos para el optimismo», ha señalado este jueves el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, durante su rueda de prensa diaria.
Más de un mes ha tardado Occidente en responder por escrito a las propuestas de garantías de seguridad que le presentó Rusia en forma de tratados vinculantes. Ahora, Moscú también se tomará su tiempo para hacer una valoración oficial.
Aunque el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, no ha querido desvelar el contenido de la respuesta, ha dejado claro que «en el documento no hay una reacción positiva sobre el asunto principal».
«El asunto principal es nuestra clara postura sobre la inadmisibilidad de una nueva ampliación de la OTAN hacia el este y el despliegue de armamento ofensivo que pueda amenazar el territorio de la Federación Rusa», ha añadido.
Y ha incidido en que cuando se unificó Alemania, en 1990, los líderes occidentales prometieron «verbalmente» que la OTAN no se expandiría «ni un palmo al este del río Óder», que marca la frontera entre Alemania y Polonia desde 1945, pero que ahora hacen oídos sordos a las reclamaciones rusas.
Lavrov ha lamentado que la actitud occidental solo permita pensar «en el inicio de una conversación seria sobre asuntos secundarios», como control de armas y transparencia en maniobras militares.