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España Vaciada debuta el 13-F y puede cambiar el mapa de las investiduras en el Estado

El nuevo partido tendrá en las elecciones de Castilla y León su primer test y podría ser clave para la formación del nuevo gobierno regional, un epílogo de lo que ocurrirá en las generales. ¿Lepenización del ruralismo o reivindicación histórica? El fenómeno de SoriaYA del que hablarán todos.

Candidatos de la España Vaciada en un mitin en Ampudia, Palencia. (ESPAÑA VACIADA)

Cuando en marzo de 2019 unas cien mil personas residentes en las provincias que más sufren la despoblación en el Estado marcharon por el centro madrileño buscaban hacer oír su lucha contra el olvido y, según los datos demográficos de algunas provincias, hasta de su propia extinción. Tres años después y con el éxito mediante de Teruel Existe, hoy esas miles tienen voz propia con el nuevo partido de España Vaciada y se encaminan a ser un factor a la hora de las investiduras regionales y de las Cortes Generales el año que viene.

La nueva marca electoral debutará en las elecciones anticipadas del 13 de febrero en Castilla y León, tras la disolución por parte del PP de su coalición con Ciudadanos. Allí, paradójicamente, la marca España Vaciada no estará presente por cuestiones de tiempos y porque la formación más fuerte y con un anclaje territorial de hace dos décadas, SoriaYA, prefirió ir con ese nombre a la contienda. Pero las bases y su gente será la misma que, en las próximas autonómicas y generales, competirá bajo el mismo nombre.

La creación del nuevo partido comenzó a tejerse a mediados de 2021 cuando tuvo lugar la III Asamblea Nacional de la Revuelta de la España Vaciada, en la que participaron más de 70 organizaciones de todo el Estado y en donde convinieron trabajar para constituir una herramienta electoral que bregara por «el reequilibrio territorial y luchar contra la despoblación». Nadie lo cogía muy en serio hasta que el diputado por Teruel Existe, Tomás Guitarte, lo anunciaba por RTVE sobre fin de año y comenzaban los trámites legales.

Ahora es un hecho: en alrededor de 25 circunscripciones electorales del Estado (aún el número de en cuántas no está definido) se presentará la España Vaciada con el objetivo puesto en condicionar las investiduras para incluir en la agenda de Moncloa y de los gobiernos autonómicos sus reivindicaciones. Fuentes de la formación han asegurado a GARA que al menos por ahora no buscan ser parte de coaliciones ni obtener consejerías ni ministerios. Por ahora no estarán presentes en Bizkaia, Gipuzkoa y Araba aunque hay intentos incipientes de crear algo en Nafarroa, informaron fuentes de la formación a GARA.

De hecho, tampoco tienen previsto disputar el poder a nivel municipal ni en las diputaciones provinciales, aunque han dicho que es un debate todavía abierto. Por el momento la plataforma dice buscar medidas concretas para transformar la realidad de las regiones postergadas, siguiendo el modelo de lo hecho en las Highlands de Escocia o el norte de Suecia y Finlandia, que van revirtiendo la despoblación.

Condicionar para influir

La irrupción del nuevo partido tal vez sea de las noticias políticas más importantes del año pasado si se lo mira en prospectiva. Sin personalidades famosas ni medios afines, carecen del impacto mediático que han tenido otros lanzamientos como lo fue en su momento Podemos o Ciudadanos, pero sus consecuencias serán tangibles al medio y largo plazo. Y de hecho, en marzo cuando se constituyan las Cortes de Castilla y León.

Es que si se hace una proyección promedio, si la España Vaciada tuviera en sus circunscripciones la mitad del éxito que tuvo con Teruel Existe (que en las generales repetidas de 2019 fue la fuerza más votada), podría superar la veintena de diputados en el Congreso. Eso significa casi lo que representan el eje ERC-PNV-EH Bildu, aliado legislativo de Moncloa. Pero quien crea que los «vaciados» van a votar casi automáticamente una mayoría progresista pueden llevarse una triste sorpresa.

«No se trata de 30 Terueles Existe ni de distintas particularidades que se suman, sino de una propuesta conjunta a todos los españoles para que se corrija o rectifique el modelo de desarrollo y que tenga como prioridad el reequilibrio territorial. Será una apuesta para que los próximos gobiernos lo tengan en cuenta y no haya un olvido como hasta ahora», explica Guitarte en conversación con GARA.

El diputado destaca que gracias a lo ocurrido en Teruel «se puso sobre la mesa la necesidad de la corrección del modelo de desarrollo, que requiere medidas estructurales, con infraestructuras no radiales con Madrid, desconcentración de administraciones y reindustrialización», y cita como ejemplo la posibilidad de fabricar productos sanitarios estratégicos que la pandemia demostró necesarios de ser fabricados a nivel local y que podría hacerse en las regiones postergadas.

Según Guitarte, el Gobierno antes de ser investido aceptó en la negociación (por la que Teruel Existe apoyó la investidura) varias de las 130 medidas por el reto demográfico que la plataforma exige y eso se ha cuantificado en los presupuestos. Una de las claves es la partida para la extensión de telecomunicaciones para acabar con la brecha digital en el medio rural. Pero es una batalla a largo plazo y ellos lo saben, y el partido se prepara para insistir al respecto.

No son pocos los que en voz baja temen que España Vaciada acabe siendo una lepenización del sector ruralista y de las ciudades medianas y pequeñas que están, muchas veces con razón, hartas del olvido. Los dos pilares fundamentales de la nueva marca, Teruel Existe y SoriaYA, buscan eludir el debate netamente ideológico y afirman buscar medidas concretas y cambios legislativos.

Pero en un Estado en el que la ultraderecha ya araña el 15% según el CIS a nivel estatal, la pregunta sobre pactos con Vox es ineludible. Guitarte promete que España Vaciada va a ayudar «a la gobernabilidad y ser un puente de diálogo» y que el límite será «el respeto a los derechos humanos y a la Constitución». Pero ni él ni el resto de los dirigentes del nuevo partido niegan que tendrían conversaciones con la extrema derecha si se hiciera necesario en la formación de un gobierno autonómico o estatal. Suelen responder que no trocarán infraestructuras a cambio de derechos humanos, para desmarcarse de las concesiones del PP (especialmente en el ayuntamiento y la comunidad de Madrid) con Vox.

El caso de Soria

La provincia soriana es posiblemente el caso más emblemático de la despoblación en el Estado y la ciudadanía de segunda que implica el olvido de la política. Ubicada casi en el centro del triángulo Madrid-Bilbo-Zaragoza, esta circunscripción tiene casi el mismo índice demográfico que Laponia: 8,6 habitantes por km². Una comparación sirve para entenderlo: en toda la provincia cabría la CAV son sus tres provincias, aunque la diferencia es de 88.000 habitantes frente a 2,2 millones. Otro ejemplo brutal: la isla de Menorca tiene más población y encajaría 15 veces en Soria.

Hace 21 años el colectivo Soria YA lucha contra el olvido y los servicios de baja calidad debido a su constante despoblamiento. Los datos son preocupantes: desde los 80 la provincia perdió el 12% de su población, y cuando se la compara con 1950, la sangría es del 50%. El INE augura en sus previsiones que para 2035, si no hay cambios sustanciales, perderá otro 8%.

La tasa de paro en Soria es la segunda más baja del Estado, después de Gipuzkoa, con 7%. Pero no precisamente porque su economía sea un vergel de empleo sino porque la migración por trabajo es una sangría constante. Será por todo esto que SoriaYA tiene el 42,3% de intención de voto para el 13-F y arrasará con los votos rompiendo el tradicional bipartidismo.

Es en la única de las cinco provincias en las que se presenta la España Vaciada en donde el éxito está asegurado, aunque también fuentes partidarias aseguran que tienen posibilidades de conseguir un escaño para el parlamento regional en Palencia y Zamora. Incluso en Valladolid, la más habitada de las nueve provincias de la comunidad autónoma y que es la mayor receptora de sorianos emigrados. 

El cabeza de lista de SoriaYA, Angel Ceña, es un soriano migrado funcionario de la Junta que ha retornado a esa provincia y que participó de aquella manifestación histórica en Madrid en 2019. A diferencia del líder de Teruel Existe, no tiene un currículum de actividad política previa y se ha sumado en los dos últimos años al movimiento que bien podría denominarse de los olvidados, en vez de los indignados.

El olvido se siente en la retórica de la España Vaciada y Soria es un ejemplo que le da verosimilitud: la plataforma lleva dos ejes centrales en su campaña basados en los pedidos de la ciudadanía que son conectividad (acceso a internet de calidad) y mejora en los servicios sanitarios. En la árida y fría meseta castellana de Soria sobran los pueblos fantasmas en donde no hay servicio de internet, y lo que falta es un hospital de referencia. Reclaman una unidad de radioterapia para que los enfermos oncológicos dejen de estar forzados a viajar a Burgos (142 kilómetros entre capitales).

Otro dato para el escándalo: los indicadores de mortalidad de pacientes que sufren ictus son muy superior en Soria a los del resto de la comunidad autónoma porque se está obligado a la derivación de pacientes. No hay posibilidad de desarrollo si mudarse a esa región implica no estar bien conectado al mundo y encima padecer la sanidad pública, repiten.

Si incluso la propia Junta ejerce discriminación: SoriaYA pide que siga el ejemplo incipiente de Pedro Sánchez y se descentralice la administración, para equilibrar los 23.000 funcionarios del gobierno regional en Valladolid y los tres mil en Soria, una concentración sin necesidad (tampoco legal, porque Castilla y León no designa capital en su estatuto).

En unos días la España Vaciada irrumpirá en el parlamento autonómico e inaugurará una nueva era en el mapa de las investiduras en el Estado. Según los propios trabajos demoscópicos que ellos tienen, la extracción de votos será a PSOE, PP y algo menos a Vox. Esperan que esa sangría le duela al bipartidismo para que sirva de ayuda memoria y no haya más olvido a los que viven peor por ser pocos.