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Un beso en la mejilla, motivo para dejar sin visita a un migrante en el CRA de Hendaia

Hay episodios que pudiendo parecer menores, como es que un beso lleve aparejada una sanción, dan la medida del grado de deshumanización que impera en la política migratoria que aplica el estado que ejerce la presidencia de turno de la UE. Ha ocurrido en el Centro de Retención de Hendaia.

Movilización de solidaridad en las inmediaciones del Centro de Retención Administrativa (CRA) de Hendaia. (Aurore LUCAS)

Un seguimiento permanente del timeline de La Cimade daría para escribir un manual sobre el deterioro persistente de las condiciones en que viven las personas que, sin haber cometido un delito, y por el mero hecho de no disponer de documentación compatible con su presencia en territorio francés, son detenidas y encerradas en los llamados centro de retención para personas migrantes (CRA).

Una vez en esas instalaciones la persona deja de tener una perspectiva clara, dado que la crisis sanitaria ha dado al traste con las convenciones que mantiene el Estado francés con los países de origen.

Así, los plazos para la expulsión se dilatan y con ellos crece la desesperación que lleva a que se produzcan de forma recurrente incidentes de mayor o menor gravedad.

El CRA de Hendaia no falla a esa norma. En los últimos años se han encadenado desde los incendios a las acciones de autolesión de personas encerradas en la instalación sita en las inmediaciones de la muga con Irun, vía el puente de Santiago.

El último incidente, sin duda, no alcanza la gravedad precisa para atraer la atención de los medios de comunicación. No se trata de una fuga, de una evacuación debido a un deficiente funcionamiento del sistema de prevención de incendios, de una protesta por la cual un migrante se cose los labios, de otro brote de covid-19, de una sanción a pena de cárcel por no quererse realizar la prueba PCR requerida para materializar la expulsión.

Todo eso y más ha habido en el periodo de pandemia en el CRA de Hendaia.

Sin embargo, por pequeño que parezca, el hecho que reporta este martes La Cimade merece cuanto menos unas líneas.

Una mujer que acudía a visitar a su pareja, encerrada en ese centro ha visto como los funcionaros le han dejado sin permiso de visita. Su delito: su compañero le dio un beso en la mejilla.

Manifiesto «por  un servicio público más humano»

El incidente se ha dado a conocer en la misma jornada en la que 300 organizaciones han firmado un manifiesto en el que se hacen eco de la situación generada por la supresión de servicios presenciales y la digitalización de procedimientos administrativos, incluidos los que se requieren para poder dar curso a las demandas relativas a naturalización o permisos de residencia en el Estado francés.

Un manifiesto «por un servicio público más humano y abierto a los administrados» que se suma al pronunciamiento «en favor de una Europa protectora y solidaria» por el que organismos no gubernamentales abogan por la puesta en marcha de otras políticas migratorias y que han dado a conocer coincidiendo con el arranque, el 1 de enero de 2022, de presidencia francesa de la UE.

Según destaca Fanélie Carrey-Contee, secretaria general de La Cimade, en un vídeo explicativo, se trata de un decálogo por el que «se conmina a las instituciones europeas y a los estados miembros a implementar una nueva política de asilo a la altura del reto actual, que tenga en cuenta la voluntad de las personas migrantes, y se base en la solidaridad entre los estados y en el respeto incondicional de los derechos humanos».

El mismo incluye la demanda de una armonización de las condiciones de acogida de los demandantes de silo a la escala de la Unión Europea. Y aboga por la restitución del respeto al principio de libre circulación de las personas en el llamado Espacio Schengen.

Una petición esta última que contrasta con la reposición de las fronteras internas aplicada de forma unilateral por el Estado francés.

Esa política de controles permanentes en la muga sido objeto de denuncia en el seno de la Unión Europea gracias a una iniciativa conjunta de eurodiputados vascos y catalanes.