La Ertzaintza requiere información de la cabeza de Baco de Arkaia desaparecida
La Ertzaintza está recabando información en las instituciones sobre la escultura romana de una «cabeza del Dios Baco», del siglo II, aparecida en 1976 en unas obras públicas en Arkaia, que ahora se encuentra «en paradero desconocido» y todo hace pensar que «en poder de un particular».
«Copia de todos los expedientes administrativos relacionados con dicha escultura. Protección cultural de dicha pieza y valoración económica, teniendo en cuenta sus características, yacimiento de procedencia, etc. Informes jurídicos, si existen, relacionados con dicha escultura. Actuaciones de la administración realizadas. Cualquier otro dato de interés no mencionado anteriormente». Estos son los requerimientos realizados por el jefe de Investigación Criminal y Policía Judicial a la Dirección de Patrimonio Cultural del Gobierno de Lakua y previsiblemente también a otras instituciones como la Diputación Foral de Araba.
Todas estas preguntas se refieren a un cabeza del dios Baco hallada en 1976 en las obras de una zanja para la red de saneamiento de Arkaia, uno de los concejos de Gasteiz, en los que en su tiempo se ubicó la ciudad romana de Suestatium, y donde todavía son visibles resquicios de la misma como una terma. Se trata de una pieza de mármol de 12 centímetros de alto que representa al dios Baco y que se dató en el siglo II.
Según una reciente respuesta del consejero de Cultura, Bingen Zupiria, a una pregunta del parlamentario de EH Bildu Josu Estarrona, «la pieza fue depositada temporalmente en el Museo Arqueológico provincial. Fue el museo, dependiente de la Diputación Foral de Álava, el que gestionó la elaboración de dos copias de dicho objeto».
La cuestión es que el original de esa pieza ha desaparecido. Aunque según el consejero «no existe en estos momentos ninguna prueba fehaciente de que la pieza se encuentre en manos de un particular». Y aclara Bingen Zupiria que «es la Diputación Foral la que se está responsabilizando de las tareas tendentes a localizar el paradero actual de dicha escultura».
El diario “El Correo” publicó el 23 de enero que el trabajador de las obras que se realizaban en 1976 encontró el busto y se lo entregó al ingeniero de obras públicas de la Diputación alavesa Jon Buesa Blanco, que luego fue director de Aguas del Ente Foral, más tarde del Gobierno de Lakua, y que también fue portavoz foral del PNV.
Son varias las investigaciones que apuntan que la cabeza de marmol original estaría ahora en manos de un particular y otros señalan al ex-alto cargo jeltzale, ya jubilado. Jon Buesa negó tener la obra en su poder, y aseguró que la suya es una de las copias, aunque dice no saber cómo se hizo ni quién se la dio.
Delito «per se»
Pese a que en un principio la Diputación informó de que el asunto «está prescrito», finalmente hay una investigación de la fiscalía en marcha, (diligencias 11/2022), en la que se enmarca la actuación de la Sección Central de Medio Ambiente y Urbanismo de la Ertzaintza. La causa está bajo secreto judicial.
Según la legislación aplicable a este caso, los restos materiales procedentes de un yacimiento arqueológico no requieren de una declaración específica puesto que el corpus normativo vigente establece que se trata de materiales de dominio público, así como que deben ser depositados en los centros que para tal efecto designa la administración.
Fuentes consultadas por este diario señalan que «esa protección genérica ya les otorga cierto nivel de protección y por lo tanto el hecho de que esté en paradero desconocido supone per se un delito». Si tras esta investigación la cabeza de Baco «se recupera, y dependiendo del estado en que se encuentre, la persona poseedora podría enfrentarse entre otros al régimen sancionador de la ley 6/2019 de patrimonio cultural».