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La versión catalana del juego

ESCAPE ROOM: LA PELÍCULA
Catalunya. 2022. 90’ Dtor.: Hèctor Claramunt. Guion: Hèctor Claramunt y Joel Joan, sobre su propia obra teatral. Int.: Joel Joan, Paula Vives, Ivan Massagué, Mònica Pérez, Ferran Carvajal. Fot.: Xavi Giménez. Mús.: Xavier Capellas. Mont.: Felipe Bravo.

Joel Joan protagoniza y adapta su propia obra teatral. (NAIZ)

De un tiempo a esta parte hay muchas películas y series que llevan el término Escape Room en el título, debido a que se trata de un juego de acertijos que, debido a su calustrofóbico planteamiento, se presta a todo tipo de ficciones que van desde la intriga psicológica al terror sangriento. Para no confundirla con otras, es lógico que llamemos a ‘Escape Room: La película’ (2022) la versión catalana, que ya de por sí es la más diferente y abierta genéricamente, al tratarse de una alocada comedia que también incursiona en el drama de pareja, el trhiller de suspense y la crítica social.

Además, su procedencia es otra, debido a que se basa en la obra teatral escrita por el actor Joel Joan y su habitual colaborador Hèctor Claramunt, que juntos habían hecho para la televisión catalana laserie ‘El crac’ (2014), un falso reality sobre realidades paralelas. Pero el éxito les ha llegado con esta pieza de teatro que han visto más de 200.000 espectadores, incluida la traducción al castellano del montaje escénico madrileño. La pareja ha querido mantener la esencia del original, con tres de sus intérpretes repitiendo papel, si bien dentro un ritmo más cinematográfico, que en pantalla quiere resultar más frenético, con tal de que la hora y media de proyección gane en tensión e intensidad emocional.

Dos parejas amigas (Joel Joan, Paula Vives, Ivan Masagué y Mònica Pérez) se lanzan un plan más aventurero que les saque de sus rutinas, a la espera de disfrutar de una noche inolvidable. Que, efectivamente, lo será, pero no por las razones que esperaban. Su amistad será puesta a prueba al quedar encerrados en esa habitación del pánico, herméticamente sellada, y de la que no van a poder salir sin superar las pruebas planteadas, porque ni siquiera dispone de un botón o llamada de emergencia en caso de que algo grave o un accidente inesperado vaya a suceder.

La ya de por sí estresante situación es presidida por un cronómetro que va marcando los angustiosos minutos y segundos que faltan para que la pesadilla acabe, y solo de su ingenio dependerá que no lo haga de un modo fatalmente trágico.