La Defensora del Pueblo Europeo remarca en Leioa la doble vara de medir refugiados
La Defensora del Pueblo Europeo, Emily O’Reilly, ha opinado en un acto en Leioa que los ciudadanos europeos se podrán «dar una palmadita en la espalda» por cómo acogen a los ucranianos que huyen de la guerra, pero ha indicado que han fallado a refugiados de otros países que huían de otras guerras.
Emily O'Reilly, Defensora del Pueblo Europeo, ha impartido este miércoles una conferencia en la UPV/EHU titulada ‘Rendición de cuentas, transparencia y participación ciudadana: a la búsqueda de estándares europeos de ética pública’, en la que se ha centrado en analizar las consecuencias que va a tener en la UE la guerra entre Rusia y Ucrania.
Según ha advertido, «nos podemos dar una palmadita en la espalda por la acogida que estamos dando a los ciudadanos ucranianos, pero habrá que mirar en nuestra conciencia por el trato que hemos dado a refugiados que han intentado llegar a Europa desde otras partes del mundo, como Siria».
A su entender, la ciudadanía europea y las instituciones de los diferentes Estados miembro están dado «una fantástica y legítima ayuda a las mujeres y niños que huyen de la guerra de Ucrania y que vienen con el trauma de haber perdido seres queridos o de tener que abandonar su casa y, en muchos casos, a sus parejas o padres, pero pienso también en el trauma de quienes anteriormente intentaron llegar a la UE y fracasaron».
Ha lamentado que se les diera «un tratamiento diferente como refugiados, a pesar de ser consciente de que la entrada desde países africanos o Siria «tiene otras implicaciones legales» y que es más fácil sentir «complicidad» con los ucranianos por razones culturales y de cercanía.
O'Reilly ha censurado que la UE tuviera «un optimismo ciego» y reaccionara tarde respecto a la pandemia y también «cuando Rusia tenía ya posicionados sus tanques en la frontera con Ucrania» y «no vio lo que era obvio, lo que conllevó que los buenos bajaran la guardia».
Ha denunciado que hace algunos años «vimos cómo algunos daban legitimidad al régimen ruso estableciendo conexiones» con ese país, «vimos cómo se corrompía algún país por la llegada del dinero ruso y a líderes europeos abrazando a Vladimir Putin», en un momento en que «la democracia estaba en declive» en diferentes lugares del planeta.
«La oscuridad de la guerra en Ucrania nos debe ayudar ahora a limpiar de nubes grises» los valores de la democracia, «comprender la fragilidad de la unión» y buscar «el fortalecimiento de las instituciones europeas y de la unidad democrática», ha sentenciado.
«La UE nació como un proyecto de paz y esa es su razón de ser», ha recordado y por ello, ha confiado en que «haya aprendido la lección de la necesidad de su unidad e integridad» y de «defender sus valores democráticos y en defensa de los derechos humanos».
«Debemos defender lo que tenemos y proteger la UE para hacerla lo más robusta que sea posible para que podamos pasarla a la próxima generación. Se lo debemos a los ucranianos para mantener su visión de Europa», ha concluido.