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François Beoringyan
Entrenador del atleta Asier Martínez

«El mayor talento de Asier Martínez está en su cabeza»

Lleva dos décadas en Iruñea, tantas como entrenador, pero su existencia para el gran público no ha llegado hasta producirse los éxitos de Asier Martínez. François Beoringyan, técnico del de Zizur Nagusia y de otros muchos atletas, reclama reconocimiento para su labor y la de sus homólogos.

François Beoringyan posa en el estadio Larrabide, donde pasa muchas horas de su vida. (Jagoba MANTEROLA | FOKU)

De su época de grafitero –«era muy malo», reconoce– solo le queda el apodo (Swan). Decidió cambiar los sprays por las pistas de atletismo y el tiempo le dio la razón. Compitió defendiendo la bandera de Chad –su país de origen– en la modalidad de salto de altura y el amor le trajo hasta Iruñea, donde se ha consolidado como entrenador de muchos de los grandes referentes actuales del atletismo navarro, entre ellos un Asier Martínez que, a sus 21 años, ya se está abriendo un hueco entre la élite mundial.

De Chad a París, y de París a Iruñea, ¿cómo acabó viviendo aquí?

Nací en 1974 en el Chad, pero mi padre, que era enfermero, obtuvo una beca para terminar sus estudios en Francia. Una vez allí, observó que había más oportunidades para mejorar y nos llevó a toda la familia. Estudié Educación Física en París, conocí a una chica de Pamplona y me animé a venir aquí. Entonces, todavía no había empezado a trabajar y no tenía ataduras. Este próximo octubre cumpliré 20 años en Pamplona y tengo intención de celebrarlo.

¿Le costó aclimatarse al cambio?

Hubo de todo. Por un lado, fue fácil, pero también hubo momentos duros. Resultó sencillo en cuanto a que en aquella época todavía era atleta y tanto la Federación como el Pamplona Atlético me recibieron muy bien, por cuanto tenía un nivel que les interesaba para competir en la liga. Además, los padres de mi pareja de aquella época me acogieron como uno más de la familia y me hicieron muy fácil la estancia aquí. Sin embargo, estás lejos de tus familiares y amigos y, pese a que disponía de un Máster en Educación Física, me resultó complicado encontrar un trabajo relacionado con ello, ya que competía con Chad y no tenía permiso laboral para hacerlo. Por ello, me vi obligado a realizar otras tareas que no eran lo mío, aunque poco a poco, se fueron abriendo puertas y mejorando mi situación.

Llegó en un momento en el que había una gran generación de atletas en la ciudad, ¿cómo vivió aquella época?

Con mucha sorpresa, porque hay que tener en cuenta que venía de París y, para mí, Pamplona era muy pequeña, como un pueblo. Pero aquí había mucho nivel, con Marta Mendia, que era la mejor saltadora en España y muy bien situada en Europa. También estaban Iñigo Monreal, Rebeca Azcona, Rita Lora, Chema Romera… Lo que más me sorprendió fue la manera de entrenar, que en Francia no la había visto. Todo el mundo venía a diario a las pistas a entrenar, de manera muy profesional. Eso me animó mucho para volver a reengancharme en el atletismo porque venía de varias lesiones y todavía competí durante cinco o seis años.

La mayor ilusión de todo atleta es competir en unos Juegos Olímpicos. ¿Estuvo cerca de conseguirlo?

Está claro que es el sueño de todo chaval que empieza en el atletismo, participar en unas Olimpiadas. En cadetes ya saltaba dos metros y de junior, llegué a los 2,14. Por aquella época se pedía una marca de 2,28, así que, como tenía nivel, pensé que, si seguía entrenando, quizás podía lograrlo. Además, se me abrió la puerta de competir con Chad y me llamaron para ir a los Juegos Africanos, que fueron justo un año antes que Atlanta. Había también la posibilidad de participar mediante invitación, pero finalmente no se dio.

¿Se le ha quitado esa espina ejerciendo como entrenador de Asier Martínez?

Sí, totalmente. Me considero olímpico, pese a que no pude estar allí con él durante las pruebas, ni pude ver presencialmente la ceremonia de apertura, que para mí es el símbolo de los Juegos. Todos tenemos sueños y objetivos y, a veces, el enfoque igual está equivocado. La única manera de llegar a un Olimpiada no es solo como atleta, también hay entrenadores, fisios, jueces…

¿Hasta dónde puede llegar su pupilo?

Pues depende de sí mismo y de las lesiones. Entiendo que, con 21 años, no ha alcanzado su techo, pero no es algo que nos preocupe. Siempre empezamos la temporada analizando en qué aspectos físicos o de la carrera se puede mejorar para rebajar la marca porque, de esa manera, estará más cerca de los mejores, es algo que va unido a la competición. En todo caso, nadie hubiera imaginado que iba a llegar tan lejos en tan poco tiempo.

¿Cuál es su mejor cualidad?

El talento de Asier está en su cabeza, por la manera cómo entrena, se prepara, compite y la dedicación que tiene. Además, está su capacidad para imprimirle un ritmo muy alto a la segunda parte de las carreras. Mientras él siga así y, si le respetan las lesiones, está claro que va a mejorar. Lo cierto es que no era algo previsto el rendimiento que ha dado últimamente, no nos lo planteábamos cuando era junior, pero se ha adelantado. Ahora se trata de cuidar su talento y ayudarle a sacar el máximo rendimiento.

Asier Martínez es la punta de lanza de otros éxitos, como los campeonatos estatales de Nerea Bermejo en velocidad o Izaskun Turrillas en altura.

Nerea está realizando la mayor progresión a nivel estatal y ahora va a tener un par de años donde va a poder ir arañando al crono a nivel internacional. En la modalidad de 400 vallas, el año pasado hizo 56.28, que fue la mínima para Río. Para Tokio ya fue más dura, 55.40, pero tiene margen para llegar, es cuestión de paciencia y entrenar. Nerea forma parte de esos atletas que creo sinceramente tienen nivel para participar en unos Juegos Olímpicos. En el caso de Izaskun, el salto de altura es una modalidad de madurez, pero el físico te tiene que acompañar. Algunas chicas están saltando 1,90 y no lo veo un imposible para ella.

¿Por qué tiene tanto éxito su método de trabajo?

Soy bastante pesado y muy perfeccionista, además de un estudioso, me gusta escuchar a los que saben, independientemente de la prueba atlética que enseñen. Por ejemplo, tengo mucha relación con Iván Pedroso, que alucino  por la suerte de que esté tan cerca para aprender de él. De todos modos, todo empieza por tener materia, si no hay chavales que decidan acercarse a las pistas, es complicado. Luego hace falta una cierta estructura, en la que haya técnicos que dispongan de formación y, si tienen experiencia deportiva, todavía mejor. Por último, trabajo, mucho trabajo.

¿En qué momento se encuentra el atletismo en Nafarroa?

El nivel es muy elevado para el número de habitantes de la provincia, últimamente estamos compitiendo con los más grandes. Lo interesante, además, es que tenemos representantes en muchas pruebas atléticas, está muy diversificada la participación, y ya la mayor parte de los atletas no son solo de Pamplona, con lo que el nivel de competitividad aumenta. El objetivo es que esa cantera que está despuntando logre pasar el corte internacional y pueda competir en un Europeo, un Mundial y, por qué no, en unos Juegos Olímpicos.

También trabaja con otras disciplinas deportivas, ¿es muy diferente la metodología a aplicar?

Lo primero que hay que decir es que resulta más fácil mejorar el rendimiento en estas disciplinas que en el atletismo. Hacemos un trabajo muy individualizado, pues esos otros deportistas vienen con un problema concreto y demandan ganar en velocidad, salto y aguantar la intensidad de un partido. Por ejemplo, en el fútbol, al haber un balón y un contrario de por medio, los jugadores nunca van a tope, a diferencia de un atleta que corre los 100 metros y en esos segundos da el 100%. José Vilariño me dio la oportunidad de trabajar con exrojillos, como Valdo y Cuéllar. Ahora lo hago con Robert Navarro y canteranos tanto de Osasuna como del Athletic, además de que también me llaman de otras modalidades, como baloncesto y balonmano.

Se queja de que la figura del entrenador de atletismo está muy poco reconocida y valorada, social y económicamente hablando.

Así es. La gente ahora sabe quién soy porque Asier me ha puesto en el foco, pero llevo dos décadas entrenando y consiguiendo resultados. Los entrenadores le dedicamos mucho tiempo y sacrificio a nuestra tarea, sin que haya un reconocimiento, que no sea solo un premio o una palmadita en la espalda. Incluso mucha gente del propio mundo del atletismo tiene muy interiorizado que es una modalidad deportiva pobre y que su práctica tiene que ser barata. Ya lo he dicho en más de una entrevista, por ejemplo, el comportamiento de la Fundación Indurain es injusto hacia los entrenadores. Tengo cinco o seis atletas becados por dicha Fundación y a mí ni siquiera me invitan a la gala. No me importa que me digan que soy un creído, en realidad estoy defendiendo lo que considero que es justo para mis compañeros y para mí.

Compatibiliza su actividad en el atletismo y con deportistas de élite con su labor como coach deportivo en una plataforma de gimnasia virtual. ¿Cómo se le ocurrió la idea?

Llevaba años trabajando en un gimnasio y nos surgió la posibilidad de gestionar uno propio. Nos iba muy bien, pero llegó la pandemia. En un principio, creímos que iba a ser algo temporal, pero conforme se fue alargando en el tiempo, vimos la necesidad de dar un servicio a distancia. Creamos una plataforma virtual y la hemos ido desarrollando, cambiando la visión y el concepto porque hay mucho trainer online. Hacemos entrenamientos de resistencia, fuerza, coordinación o prevención, y subimos semanalmente uno de cada tipo, con una cierta progresión.