«Lo que construimos con ERC y Bildu nos hizo merecer una agresividad mediática sin precedentes»
En la presentación en Madrid del libro en el que habla de su paso por el Gobierno, Pablo Iglesias ha reivindicado la «alianza estratégica» con las fuerzas independentistas y el «aporte» en la izquierda española para «entender lo que significa la cuestión plurinacional».
«Es extremadamente duro cuando se afecta a tu familia y ves a tus adversarios que no van a parar y van a ir a por todo», comenta el exvicepresidente del Gobierno español Pablo Iglesias. Es una de las varias frases en modo memorias de guerra que ha dicho durante la presentación del libro ‘Verdades a la cara’ (Editorial Navona), escrito por el periodista Aitor Riveiro y que ha salido a la venta este mes.
En uno de los escenarios de El Matadero de Madrid, a la vera del río Manzanares, Iglesias y Riveiro han conversado durante casi dos horas en lo que ha sido la primera de varias presentaciones (vendrá pronto una en Barcelona y habrá otra en la capital del Estado) sobre la publicación que recuerda la lucha política de los orígenes de Podemos, la negociación con el PSOE para conformar el gobierno de coalición y su experiencia en la dirección del Estado.
Estaba presente la plana mayor de Unidas Podemos, con los ministros Ione Belarra, Irene Montero y Alberto Garzón, el portavoz parlamentario Pablo Echenique, el secretario general del PCE, Enrique Santiago, y varios diputados. Entre ellos, el de EH Bildu, Jon Iñarritu, a quien Iglesias ha llamado «compañero» y cuya presencia ha calificado de «un honor».
El cofundador de la formación morada ha dicho que no quería un «libro de memorias» y que aceptó la oferta que recibió de charlar con un «periodista de confianza» que, según él, logró «que salieran cosas que no imaginaba», sentado en un diván y respondiendo preguntas que dispararon respuestas que, ha admitido, algunas de ellas fueron tan crudas que en el manuscrito previo a la edición final tachó para que no se publicaran.
Riveiro ha considerado «importante diferenciar estar con alguien de confianza que con alguien que demuestra complacencia» y se ha mostrado satisfecho con haber conseguido ir «más allá, repreguntando cuando había que hacerlo y dejar que las respuestas llegaran sin tener siempre en la cabeza el titular, que es la trampa en la que se cae habitualmente».
Iglesias ha comenzado recordando una conversación reciente que mantuvo con el presidente de Chile, Gabriel Boric, con quien estuvo en Santiago hace unos días. «Le dije a Boric que era mejor tener hijos más adelante porque los hijos te vuelven vulnerable y cuanto menos lo seáis, mejor. Porque te van a acosar, harán lo que sea por mandar un mensaje a todos los demás. Aquí lo hicieron, para hacer saber que ser de Podemos no sale gratis e implica pagar un precio muy alto».
Entre las anécdotas del acoso que sufrió, ha recordado que su propia madre «se camuflaba entre los militantes para defender a su familia cuando había nazis» en la puerta de su residencia en Galapagar, o también cuando veía gritar a su padre de la rabia cuando se lo atacaba desde los medios.
«Sentencia de muerte»
Una de las reivindicaciones más enfáticas de los hitos políticos de sus años al frente de Podemos y dentro del Consejo de Ministros ha sido el tender puentes y compartir acción política con Esquerra Republicana y EH Bildu. En ese sentido, ha afirmado haber tenido claro que lograr ser parte de la dirección del Estado y sumar fuerzas con el soberanismo fue «firmar» su «sentencia de muerte».
«Lo que fuimos capaces de construir con ERC y Bildu lógicamente nos hizo merecedores de una agresividad mediática sin precedentes. Cuando se ven ciertos medios de la progresía mediática se sabe que hay dos cosas que (quienes participan en ellos) tienen que hacer, una es hablar mal de Podemos y otra es hablar mal de los independentistas», ha señalado.
El actualmente conductor del programa ‘La Base’ ha reconocido la irritación que despertó en algunos sectores el hecho que haya «una fuerza política de ámbito estatal que asumiera la plurinacionalidad y sea capaz de tener alianzas estratégicas con fuerzas independentistas» y negociar en un futuro «formas federales o confederales», algo que ha vinculado a una tradición progresista republicana «que tiene que ver más con el siglo XIX que con las formas monárquicas que se impusieron en el siglo XX».
«Yo era consciente que mi figura política se chamuscaba allí y que ya no sería competitivo en términos electorales. Creo que fue un antes y un después. Hasta la llegada de Podemos la izquierda española había tenido problemas para entender lo que significaba la cuestión plurinacional y en eso aportamos mucho», ha recalcado.
Al respecto, ha aseverado que esta coordinación con el soberanismo representó «una posibilidad de nueva construcción del Estado sin precedentes, desafiando a un tipo de Estado construido sobre parámetros ideológicos borbónicos». «Que Podemos reivindique la república, no entendiendo que la tercera tiene que ser la venganza de los perdedores de la segunda, sino entendiendo que república es modernidad, futuro, convivencia de diferentes pueblos, claro que eso implica un desafío (para el régimen)», ha subrayado.
Con respecto a la oposición de los poderes fácticos, Iglesias ha opinado que «el Estado profundo ha respondido a los desafíos que se le han presentado renunciando a su propia legalidad», y tras citar el caso de los GAL o la forma en que se actuó ante el independentismo catalán, ha recordado la «cacería judicial, mediática y policial» practicada «contra lo que representa Podemos, algo que se tendrá que estudiar algún día y que revela el carácter no democrático de amplios poderes del Estado».
En ese sentido, ha dicho que iba a dar «una exclusiva» y ha anticipado que proyecta grabar una especie de documental sobre la actuación contra él del juez García Castellón, a quien ha acusado de «presunta prevaricación» y ha dicho saber por periodistas que el magistrado se ufanaba de ir «a por Iglesias» en conversaciones privadas.
«La coalición fue gracias a Irene Montero»
El exlíder de UP ha recordado la dura negociación para conformar una coalición de Gobierno con el Partido Socialista y ha comentado que la ministra de Igualdad, Irene Montero, «pudo ser la vicepresidenta más joven de la historia del Estado», cuando Pedro Sánchez dijo que el problema era Iglesias y que entonces le ofreció a la entonces número 2 de Podemos «tener la vicepresidencia y las competencias de Igualdad».
«Yo no conozco a nadie a quien le hayan ofrecido ser vicepresidenta y haya dicho que no. Ella dijo que no, que con esas competencias no, porque si entregaban la cabeza de Pablo Iglesias, como mínimo tenían que tener Trabajo y Transición Ecológica y que no iba a dejar de respetar los tres millones de votos. El haber llegado al Gobierno de coalición es responsabilidad de ella», ha remarcado, lo que ha provocado el aplauso de toda la platea presente. También en este sentido ha destacado la labor negociadora de Pablo Echenique y Ione Belarra.
Tras una alusión al resultado electoral en el Estado francés y el crecimiento de la extrema derecha en Europa, ha lamentado que se hable de cordón sanitario a Vox «cuando el cordón sanitario se lo hacen a Podemos, lo que no está normalizado es que pueda haber ministros de Podemos en el Gobierno, aquí la ultraderecha está normalizada».
Sobre el futuro y Yolanda Díaz, quien lo ha sucedido al frente de la coalición morada, ha dicho ser consciente de que «hay muchos poderes» que saben que «una de las claves para dejar herida de muerte a la izquierda española es acabar con Podemos» y ha atribuido eso a que se está «construyendo un relato de que Yolanda muy bien y Podemos mal».
«Creo que Yolanda es una candidata que puede llevar mucho más lejos a nuestro espacio», ha recalcado, pero ha agregado que «si el espacio cuenta con una figura con una proyección espectacular como ella es porque hubo un núcleo (de dirigentes), los más atacados, que contra el criterio de toda la progresía mediática dijeron gobernar, gobernar o gobernar. Y el resultado de eso es que existe Yolanda Díaz, porque si no hubiera habido una ministra de Trabajo no sucedería lo que sucede ahora».
Al concluir, ha asegurado que lo que más «orgullo» le provoca es haber dejado una militancia que tiene «cultura para el combate ideológico porque entiende cuáles son las claves del combate político en nuestra época» y ha augurado que «sin esa militancia será imposible que se produzca ningún proceso de transformación». «Lo que se viene es una batalla cultural que será fundamentalmente en los ámbitos mediáticos», ha remarcado, poco antes de acabar, sin aceptar preguntas pero avisando de que habrá un segundo acto similar pronto en Madrid.