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Ander Izquierdo
Jugador de Anaitasuna

«Me ha costado mucho tomar la decisión de irme, espero haber cogido el tren que me tocaba»

Ander Izquierdo es el último jugador con una prometedora proyección que ha salido de la fábrica de Anaitasuna, donde ha ido escalando categorías en estos últimos 14 años. El central iruindarra volará este año –se habla del Benfica– buscando nuevos retos. Mientras, el equipo recibe hoy al Sinfín.

A Ander Izquierdo le gustaría algún día volver a Anaitasuna. (Iñigo URIZ | FOKU)

Echará de menos jugar en La Catedral, «con mi gente», pero es consciente de que debe dejar atrás muchas cosas para dedicarse al balonmano de una manera profesional. Espera volver a ponerse algún día la camiseta blanquiverde, aunque aún le restan cuatro partidos para disfutar y dejar al equipo lo más arriba posible.

¿Con qué expectativas afronta el equipo las cuatro jornadas que restan para que concluya el campeonato liguero?

Aunque suene a tópico, con muchísimas ganas. En cuanto a resultados, el último mes no ha sido el mejor, eso es evidente. Aun así, el equipo en ningún momento ha bajado los brazos, siempre ha intentado sumar, cumplir con las expectativas y, sobre todo, llegar a los objetivos que nos planteamos a principios de temporada. Es por eso que tenemos muchísimas ganas de intentar sumar lo máximo en estos últimos cuatro partidos y acabar lo más alto posible en la clasificación.

Un reducido calendario bastante variopinto. Sinfín, Ademar, Logroño, Nava…, conjuntos que se la están jugando por arriba y por abajo.

Sí, se trata de equipos diferentes, pero todos ellos tienen muchísimo nivel, con ninguno te puedes confiar y, mucho menos, menospreciar. Es cierto que cada uno tiene sus objetivos y expectativas, necesitando de diferente manera los puntos, pero nuestra labor es afrontar de la mejor manera posible dichos partidos y con el mayor respeto hacia el rival.

¿Qué balance realiza de la temporada?

En conjunto, ha sido una buena temporada, aunque todavía no haya finalizado y podamos escalar posiciones. Lo cierto es que siempre que hemos tenido alguna oportunidad de meternos en la quinta o sexta plaza nos ha costado y el equipo no ha acabado de dar el do de pecho. En todo caso, el trabajo colectivo ha sido bueno y estamos contentos con nosotros mismos. Ahora queremos ponerle el broche final.

Helvetia Anaitasuna ha respondido mejor ante rivales de un teórico superior nivel y, sin embargo, ha tenido bastantes más complicaciones frente a otros a los que se presuponía más asequibles.

Quizás desde fuera se haya podido ver así, pero la liga está muy igualada y no nos fijamos tanto en el hecho de que un adversario vaya por debajo o por delante nuestra, siempre hemos salido a la cancha a darlo todo e intentar sacar los dos puntos en cada encuentro. Sí que es cierto que nos ha faltado un poco de regularidad y no quiero que suene como una excusa, pero por culpa de que las lesiones y la covid no nos han permitido realizar un trabajo diario continuado.

¿Y qué le ha faltado al equipo para disponer de esa mayor regularidad?

Pues nos ha faltado algo más de determinación en los momentos claves, saber lidiar en esos minutos más complicados, en los finales de partido. De cualquier forma, llegar ahí también habla muy bien del trabajo previo que se ha realizado, especialmente en lo que se refiere al cuerpo técnico y cómo ha apostado por todo el grupo.

«Nos ha faltado determinación en los momentos claves, lidiar en esos minutos más complicados y en los finales de partido»

¿Cabía esperar algo más de esta plantilla?

Como he dicho, creo que el equipo ha cumplido con las expectativas y está creciendo. La plantilla ha cambiado mucho desde hace dos años y, poco a poco, los jugadores nos estamos entendiendo mejor. La competición ha tenido un nivel muy alto e igualado este año, ganando uno o dos partidos, escalabas seis o siete posiciones, es algo que en pocas ocasiones se ha podido ver.

Habla de crecimiento deportivo. ¿Se palpa así por parte de quienes han salido desde la cantera de Anaitasuna?

Desde luego. Los que hemos salido, por así decirlo, desde el segundo equipo, como Aitor (García), Martín (Ganuza), Marcos (Cancio) y yo, creo que paulatinamente hemos ido sumando minutos. Los veteranos, además, nos han ido inculcando toda su experiencia y sabiduría, lo que nos ha ayudado a crecer mucho como personas y como jugadores.

A nivel personal, la campaña ha sido complicada. Tres meses y medio lesionado es mucho tiempo. ¿Cómo lo ha vivido?

Ha sido duro, porque las lesiones nunca vienen bien y porque pensaba que no se iba a prolongar tanto en el tiempo. Me rompí el pie justo cuando más cómodo me encontraba jugando y en una época en la que era convocado por la selección. Fue pasando el tiempo, las radiografías no eran positivas y mi lesión no evolucionaba correctamente, por lo que hubo momentos de frustración, pero ahí estuvo mi familia y los campañeros, que me apoyaron mucho.

¿Se le ha hecho duro no poder ayudar a sus compañeros y vivir los partidos desde la grada?

En esas situaciones te castigas mucho a ti mismo porque ves que no puedes ayudar y aportar, es una sensación de muchos nervios. Dentro de lo que cabe, solo han sido algo más de tres meses, tengo compañeros que pueden dar fe de mucho más tiempo fuera de las pistas. Esto forma parte del deporte y hay que intentar normalizarlo.

Pese a ese importante contratiempo, ¿cómo valora este año a nivel individual?

Intento quedarme con las cosas positivas, por ejemplo los primeros meses fueron buenos. Después de la lesión, me está costando algo más, hay días en los que me puede molestar algo, por lo que todavía tengo que encontrar ese ritmo de competición al que he estado acostumbrado toda mi vida. En cualquier caso, me voy con un buen sabor de boca por el hecho de haberme sentido muy cómodo jugando en este equipo.

«Ha sido duro, porque las lesiones nunca vienen bien y porque pensaba que no se iba a prolongar tanto en el tiempo»

Después de 14 años en Anaitasuna, este será su último curso aquí. ¿Resultó difícil tomar la decisión de cambiar de aires?

Mucho. Frente a bastante gente que me apoya y me decía que tenía que salir del club, yo no lo he visto tan fácil. Estoy muy unido a este equipo, a este club, y en esta ciudad residen mis amigos y toda mi familia, siempre he sido feliz con lo justo. Pero he querido apostar, sabiendo que no siempre se van a dar este tipo de oportunidades y quiero pensar que he tomado una buena decisión y he cogido el tren que me tocaba.

Se habla de que el Benfica será su destino. No va a tener que irse excesivamente lejos.

No he anunciado oficialmente todavía cuál será mi próximo equipo por respeto a que sea el club quien lo haga. En todo caso, y como ya dije, no va a ser un conjunto muy lejano, aunque nunca me ha tocado vivir una experiencia fuera de casa y espero poder acostumbrarme rápido.

¿Es esa aclimatación quizás lo que más le preocupa?

Evidentemente me tendré que acostumbrar a otro estilo de juego, pero el hecho de dejar aquí a mi familia y amigos, pues te da cierto respeto. De cualquier modo, en el momento en que decides apostar por el deporte profesional hay muchas cosas a las que debes renunciar, dejo algunas bonitas aquí, pero espero encontrarme otras allá.

Entiendo que, con el cambio, lo que busca es una mayor proyección internacional.

Es el momento para vivir el balonmano desde otra perspectiva, probando experiencias en el extranjero y participando en otro tipo de competiciones. Es un sueño hecho realidad en muchos aspectos y que intentaré aprovecharlo todo lo que pueda.

¿Se ve viviendo una segunda etapa en Anaitasuna?

Ojalá, me encantaría volver a jugar en este pedazo de pabellón, con mi gente. Anaitasuna me ha dado muchísimo durante estos 14 años y Quique (Domínguez) me ha puesto las cosas francamente complicadas para tomar la decisión de irme y se lo agradezco mucho. Espero que en un futuro vuelva a vestir esta camiseta.