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Rusia redobla su ofensiva tras la celebración del Día de la Victoria

Tras la celebración de la victoria sobre la Alemania nazi, Rusia redobló la ofensiva en Ucrania con un lento avance en el Donbass y ataques a infraestructuras, sobre todo en Odesa. EEUU cree que la guerra puede estancarse y confía en el fuerte rearme de Ucrania, acelerado con una nueva legislación.

Restos de misiles en un centro comercial en Odesa. (Oleksander GIMANOV | AFP)

Tras la celebración del Día de la Victoria sobre la Alemania nazi y los desfiles militares del 9 de mayo en la Plaza Roja, en los que el presidente ruso, Vladimir Putin, reiteró el argumento de la amenaza sobre Rusia para justificar la invasión de Ucrania,  las tropas rusas avanzan lenta pero gradualmente en la región del Donbass.

Junto a las milicias separatistas prorrusas, anunciaron haber alcanzado la frontera administrativa de la provincia de Lugansk tras combates en la localidad de Popasna. El Ministerio ruso de Defensa precisó que durante la operación fueron eliminados «hasta 120 nacionalistas, 13 carros blindados y otros 12 vehículos», a la vez que informó del derribo de un avión ucraniano Su-25 durante una batalla aérea en la región de Jarkov, así como tres drones y un cohete Tochka-U durante la noche del lunes al martes

A la vez, las fuerzas rusas siguen atacando centros logísticos ucranianos, como almacenes con municiones y combustible en la región de Nikolae, para limitar el abastecimiento de las tropas ucranianas. Sobre todo la ciudad de Odesa está siendo objeto de reiterados ataques sobre infraestructuras y al menos una persona murió y otras cinco resultaron heridas en un bombardeo con misiles contra  un centro comercial y un almacén.

Previamente, habían impactado en la región al menos cuatro misiles Onix, uno de los proyectiles de alta precisión más modernos con los que cuentan las fuerzas armadas rusas y ya el domingo fueron lanzados varios misiles desde el mar Negro.
El Pentágono admitió el avance ruso, lento pero progresivo, en el Donbass hacia el sur, «en concreto a lo largo de la línea que parte de la localidad de Izium». Indicó que en esta zona, los rusos reponen municiones, combustible y logística, para preparar nuevas operaciones sobre Lugansk y Donetsk, concretamente en las regiones de Lyman y Severodonetsk, según el Estado Mayor ucraniano.

Aun así, el jefe del espionaje militar estadounidense, el general Scott Berrier, opinó que el conflicto puede estancarse años si Moscú no decreta formalmente el estado de guerra y moviliza a miles de soldados más.

Washington y Kiev esperan frenar el avance e incluso recuperar terreno con la ayuda militar estadounidense, que ya asciende a unos 3.800 millones de dólares desde el comienzo del conflicto y que se verá acelerada tras la firma el lunes por parte del presidente de EEUU, Joe Biden, de la ‘Ley de Préstamo y Arriendo para la Defensa de la Democracia de Ucrania’, que retoma el sistema adoptado en 1941 por Roosevelt, otorgando al presidente estadounidense amplios poderes para apoyar el esfuerzo bélico en Europa.  

Washington también vigila la industria armamentística rusa que, según el Pentágono, empieza a sufrir las sanciones y tiene problemas para sustituir los misiles que utiliza a causa del embargo de componentes electrónicos.

Por otro lado, las autoridades ucranianas señalaron que continúan los constantes ataques de artillería y aéreos en la planta siderúrgica de Azovstal, en Mariupol, donde siguen atrincherados varios cientos de militares ucranianos, la mayoría pertenecientes al batallón neonazi Azov.

Aunque el Gobierno de Ucrania confirmó el pasado fin de semana que todas las mujeres, niños y ancianos que permanecían refugiados en estas instalaciones habían sido evacuados, ayer las autoridades ucranianas aseguraron que, además de los militares, al menos 100 civiles permanecen en los túneles subterráneos de la acería.

También afirmaron haber localizado 44 cadáveres entre los escombros de un edificio destruido a principios de marzo en la localidad de Izium, escenario en los últimos días de una contraofensiva¡.  

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU –en el que la República Checa ocupará el lugar de la expulsada Rusia– celebrará mañana, a petición de Kiev una sesión extraordinaria sobre «el deterioro de la situación de los derechos humanos en Ucrania».