INFO

‘Aterpe’, un programa para que los niños tengan en el deporte un espacio de libertad

Representantes de diversas instituciones públicas y privadas se han dado cita este lunes en Sabino Arana Fundazioa para hablar de los abusos. Uno de los que ha ofrecido su testimonio ha sido Iñaki Alonso, responsable de protección de la infancia del programa ‘Aterpe’ del Athletic Club.

Intervención de Iñaki Alonso en la jornada celebrada en Sabino Arana Fundazioa. (Oskar MATXIN EDESA | FOKU)

El deporte es un ámbito fundamental para el desarrollo de los menores, un mundo en el que pueden aprender valores positivos que los acompañarán toda la vida. Sin embargo, también puede ser un espacio de vulnerabilidad, por lo que instituciones públicas y privadas han puesto en marcha iniciativas para combatir la violencia contra los menores, como el proyecto ‘Aterpe’ del Athletic Club.

Estas son algunas de las reflexiones que se han podido escuchar en la jornada dedicada a la violencia sexual en la infancia y la adolescencia, ‘Abusos sexuales a menores en el ámbito de la educación no formal: deporte y tiempo libre’, celebrada en Sabino Arana Fundazioa. Con la presentación de la presidenta de la fundación, Mireia Zarate, y la burukide de Políticas Sociales del Euzkadi Buru Batzar, Nerea Melgosa, las posteriores charlas han contado con las voces expertas de Eukene Arana, especialista en prevención y protección en violencias contra la infancia en la consultora Zain, o la directora de familias e infancia del Gobierno de Lakua, Irune Muguruza, así como una mesa redonda sobre protocolos y buenas prácticas.

Además, los asistentes también han podido escuchar algunos episodios reales de la mano del responsable de protección de la infancia del Athletic Club, Iñaki Alonso, quien ha explicado su labor al frente del programa ‘Aterpe’ del equipo vizcaino. Para Alonso, el deporte es el único «ámbito de libertad» que tienen los niños: «En los otros ámbitos no tienen libertad. No eligen a su padre ni a su madre, no eligen el colegio al que van, no eligen el color de piel… Eligen a lo que quieren jugar. Ahora bien, si reciben violencia en ese ámbito de libertad puede tener un impacto fuerte».

Alonso ha detallado que su posición en el terreno de juego le ha marcado para más tarde dedicarse a la ayuda humanitaria y la lucha por los derechos humanos. «Mi entrenador me ponía de líbero, cuando yo quería jugar en el centro del campo, y me jodía enormemente. Él me decía: ‘Es mejor para el equipo, Iñaki, le das tranquilidad’. Los compañeros también preferían que jugara atrás. Eso me influyó para dedicarme a la ayuda humanitaria y los derechos humanos», ha explicado.

Además, ha pedido entender a los niños como «sujetos de derecho», más allá de las habilidades deportivas, ya que hay facetas que también pueden afectar a su vida personal. Por ello, ha reivindicado que se entienda como niños a los menores de los 0 a los 18 años. «Tendemos a pensar que los que tienen 16, 17 o 18 años son mayores, y que se pueden valer por sí solos. Dentro de nuestro imaginario los niños y niñas son los críos pequeños, los del deporte escolar, pero no los de 16 y 17. Ellos no solamente también tienen problemas, sino que tienen problemas más graves que los pequeños. Seguimos sin pensar que requieren nuestra atención y nuestro cuidado, no solamente desde el punto de vista ético, sino legal», ha destacado Alonso.

«Fútbol vizcaíno en los 80»

Muchos de esos problemas, ha apuntado, proceden de las «ideas preconcebidas» en el mundo del deporte. Unas ideas que, según Alonso, «nos lastran». «‘Siempre se ha hecho así y nunca ha pasado nada’. En el deporte se repite como un mantra», ha criticado, para añadir que «si nunca ha pasado nada es porque nunca ha habido una denuncia», algo muy difícil que suceda cuando se trata de casos de violencia contra menores.

En el caso de la CAV, un informe citado por Alonso señala que el 84% de los encuestados dice haber vivido alguna situación de violencia en su práctica deportiva cuando era pequeño y, a su vez, de ese 84%, el 90% tiene un recuerdo positivo de su paso por el deporte formativo. Una situación que coincide con las vivencias del propio Alonso. «Yo recibí violencia en mi práctica deportiva de pequeño. Fútbol vizcaino en los años 80. No tengo nada más que decir», ha sentenciado, aunque ha indicado que eso le ayudó a construirse como persona.

Licenciado en Derecho y especialista en Derechos de la Infancia, Alonso ha destacado que no le preocupan las violencias más visibles, como «una agresión sexual, una pelea salvaje o un mobbing de libro»: «No me preocupa tanto lo que pasa en la grada como lo que ocurre dentro de un vestuario cuando se cierra la puerta. Me preocupa lo que se comparte en los grupos de WhatsApp después de un torneo; me preocupa la mirada de un entrenador a su jugador cuando lo cambia; me preocupa cómo se comunica, el tono despectivo de algunos comentarios, una mirada, un gesto… Eso es violencia». Algo que cree que va «dentro del precio del deporte (en este momento)».

«No es 1956»

Tras eso, Alonso ha puesto el ejemplo de algunas conductas violentas contra la infancia para desmontar la teoría que abunda en la sociedad de que «a veces exageramos»: posibles casos de abusos sexuales, difusión de imágenes de desnudos o agresiones, pruebas de violencia física contra una niña… Son casos ocurridos tanto en Euskal Herria como en el resto del Estado, contados por profesores, entrenadores o monitores de tiempo libre que han acudido al proyecto ‘Aterpe’ en busca de ayuda. «Esto no es 1956. Se trata de casos de 2021 en Euskadi y el Estado», ha lamentado Alonso.

«A veces desdeñamos la responsabilidad que tenemos con las familias, porque creemos que sigue siendo un ámbito única y exclusivamente privado. Desde el momento en que los niños y las niñas practican deporte en nuestras entidades, la comunicación con las familias también es parte de nuestra responsabilidad», ha concluido Alonso en referencia al trabajo de ‘Aterpe’, un proyecto del Athletic Club que va más allá del deporte.