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Mikel Santiago
Escritor

«Arruti me encantó desde el principio, decidí darle espacio para ver hasta dónde llegaba»

Los seguidores de Mikel Santiago están de enhorabuena con la llegada a las librerías de ‘Entre los muertos’. En la última entrega de la trilogía dedicada a Illumbe el protagonismo de la agente de la Ertzaintza Nerea Arruti va mucho más allá de dirigir la investigación.

El escritor Mikel Santiago, en Mundaka. (E. MORENO ESQUIVEL)

No hay duda. Mikel Santiago (Portugalete, 1975) ha dado con la fórmula. No en vano sus últimas dos obras cuentan con 150.000 lectores según datos aportados por Ediciones B. Autor y editorial quisieron celebrar el éxito de la trilogía de Illumbe, a la que pone fin ‘Entre los muertos’, con una visita de un grupo de periodistas –algunos llegados desde Barcelona y Burgos– a Urdaibai.

La lluvia, presente en numerosas escenas del libro, quiere su cuota de protagonismo. Lo consigue. Echa por tierra los planes de la salida en barco. El escritor ejerce de anfitrión por las calles y bares de Mundaka –muchos de ellos presentes en la trilogía– enfundado en una gabardina que acaba empapada de agua. Varias horas antes, en el primer encuentro, el fotógrafo se ha mostrado encantado por su indumentaria por ir acorde al ambiente del libro. «Es la gabardina de la promoción, y el sol me lo hubiera fastidiado», bromea Santiago, reflejo del humor del que hace gala durante toda la jornada.   

Tras ambientar sus anteriores historias fuera, el autor se impuso el reto de situar sus últimas novelas en casa: ‘El mentiroso’ (2020) y ‘En plena noche’ (2021) –publica un libro por año–.

Y qué mejor que Urdaibai, –«he veraneado desde pequeño en San Antonio, entre Busturia y Sukarrieta, cuenta»– para inspirar Illumbe, el pueblo ficticio creado en su imaginario. La mezcla de lo industrial con la costa verde, una vida más sofisticada de gente que vive en caseríos reformados cerca de acantilados, los barquitos y la calle mayor del pueblo y el mar intenso… es lo que atrajo al portugalujo. «Es un lugar que está ligado a mi infancia, a la fantasía, y por ello me resulta fácil imaginarme cosas», dice.

«Libertad»

Queremos saber por qué decidió crear un pueblo imaginario. «Ha sido así desde mi primer libro. Me da espacio, libertad, no estoy atrapado en el rigor. Todas las escenas me las imagino muy cinematográficas –lo que necesitas para conseguir un efecto trepidante– y todo esto se extrapola a Illumbe. Me permite aglutinar en un espacio cercano lugares que realmente no están próximos, como el bar de surfers Golfo Norte de Barrika o el sanatorio de Santa Brígida de Mundaka; es una gran metáfora de la costa de Bizkaia». 

Es su séptima novela. Al preguntarle si cada vez es más complicado urdir nuevas tramas o al contrario, el músculo ya está ejercitado y le resulta más fácil, responde: «Las dos cosas. Desde la primera novela he querido ir probando las mecánicas que a mí me gustan: la historia paranormal, la historia de conspiraciones, el thriller, el suspense, el misterio del pasado… Claro, todavía quedan muchas mecánicas –la de aventura…–, pero cada vez menos. Al mismo tiempo, como bien dices, se hace oficio. Te das cuenta de que puedes reutilizar parámetros y la originalidad, la personalidad de la novela, está en los personajes. En las vivencias personales de los personajes que componen la historia. Y eso es infinito… nuevas personajes, nuevas historias…», afirma.

Hay algo que echa de menos. Tiempo para seguir nutriéndose, inspirándose. «Me gustaría tener tiempo para seguir viajando, teniendo experiencias, conocer gente y sus historias, de manera que la puedas plasmar en tu trabajo. La pandemia y mis hijas lo han complicado estos últimos años», confiesa.

Las tres hijas de Santiago –Nerea, de 7 años, y las mellizas Irati y Elena, de quince meses– están presentes en la conversación. El autor aprovechó los meses previos al nacimiento de las pequeñas para escribir la segunda entrega de la trilogía y ha dedicado las horas que están en la guardería a escribir la tercera. Santiago se dedica plenamente a la escritura tras abandonar su antiguo empleo de informático.

Lector desde pequeño, no tiene un género predilecto. «Procuro mantener un equilibrio. Si estoy leyendo mucho thriller intento elegir una novela histórica o un ensayo, pero es verdad, la literatura que más me atrapa es la novela de terror y el thriller».

«No me gusta caer en lugares comunes y por eso he querido darle una vuelta de rosca a la historia»
Considera «saldada la cuenta pendiente» que tenía con la novela policiaca. Hasta ahora los misterios planteados el escritor los resolvía ‘en la cocina’. Ahora es en la comisaría. Aunque no siempre. «Arruti es policía, pero los resuelve de manera amateur, está llevando una investigación paralela porque no quiere contárselo a sus compeñeros. Fue en ‘El mentiroso’ donde Arruti apareció por primera vez y ya entonces empecé a hablar con ertzainas, la policía judicial, los forenses… para documentarme. A través de estas novelas yo también me he ido ido internando en el mundo policial», señala.

No obstante, reconoce querer ir más allá. «No me gusta caer en lugares comunes y por eso he querido darle una vuelta de rosca a la historia. La protagonista es policía pero no está actuando como tal. De hecho, su conflicto personal es que tiene que mentir al cuerpo al que pertenece para resolver el misterio. Tiene un doble fondo la novela».

Santiago no se limita a poner el foco en la acción, también dedica tiempo a construir los personajes. Escrito en primera persona, se ha metido en la piel de Arruti. Mujer, vasca, ertzaina. Procura dibujar el perfil sicológico de Arruti lo más certero posible, de manera que el lector se pueda sentir identificado en sus comportamientos. Se muestra muy contento por el resultado. «Ha sido meterse en la forma de pensar y actuar de la mujer, y sobre todo, evitar que el personaje sobreactuara».

Para crearla, Santiago ha contrastado con las mujeres que tiene alrededor la verosimilitud de su narración. «‘Una mujer quizás no actuaría así en esta determinada situación’, me han dicho», cuenta.

Su objetivo es construir los personajes capa a capa. «Me gusta contar quién es el personaje, qué le ha pasado anteriormente, qué hace aquí, qué tiene que resolver en la novela. En todas mis novelas los personajes comienzan con un bloqueo, una cicatriz. Y Arruti la tiene. Es una loba solitaria, una inadaptada, una mujer extraña que encuentra a otra persona extraña que la comprende. Y no se lo acaba de creer».  

La agente tiene un protagonismo absoluto. Va mucho más allá de dirigir la investigación. «Con algunos personajes ocurre que cobran vida. De repente estás escribiendo un diálogo y piensas ‘¡qué bien habla!’. Normalmente ocurre cuando encuentras una serie de trazos humanos que convergen en un personaje y de repente se convierte en un personaje de gran calado. Arruti me encantó desde el principio, quería sacarla a la luz otra vez, quería verla relacionarse y decidí darle espacio para ver hasta dónde llegaba», agrega, emocionado. 

Todas las obras del portugalujo comienzan con fuerza. En este caso empieza con un accidente que precipita los acontecimientos y condiciona las decisiones posteriores de la ertzaina. La narración es trepidante, entre tiroteos, muertes y detenciones.

A la hora de escribir, considera que diverguen en él dos facetas. «La de guionista, encargado de fijar la estructura, y la de escritor, encargado de construir personajes y de hacer prosa».

Y dos vías. «En el thriller está el camino del escritor, por una parte, y el proceso que realiza en lector, por otra», señala. El reto de Santiago es adivinar cómo funciona el cerebro del lector en cada momento. «El lector quiere participar y le dejas hacerlo. Le vas dando información concreta en cada momento, es divertido, trabajo mucho ese aspecto. Cuando alguien cercano lo lee antes de publicarlo siempre le pregunto qué está pensando en ese momento. Me gusta saber si lo tengo bien encaminado».

Ante la pregunta de si su intuición va bien encaminada, la respuesta es «sí, absolutamente. Claro, es mi trabajo saber hacia dónde enfocas tu mirada. El escritor de thriller es como un mago, atrae tu mirada hacia una mano cuando es la otra la que hace el truco en ese momento», afirma. 

Trayectoria

Dejó su empleo como informático y se embarcó en la aventura de la literatura. Y fue una apuesta fructífera. Su trayectoria literaria comenzó en internet –publicaba sus relatos y novelas cortas en sus propios e-books–, donde consiguió llegar a las listas de best sellers. Tras vivir en Irlanda y Holanda, actualmente reside en la capital vizcaina.

La buena respuesta del público lo ha acompañado desde el principio –‘La última noche en Tremore Beach’ (2014), su debut en por Ediciones B– fue traducido a más de veinte idiomas. Después vendrían ‘El mal camino’ (2015), ‘El extraño verano de Tom Harvey’ (2017) y ‘La isla de las últimas voces’ (2018).

Además de la literatura, tiene otra gran pasión, la música. En su día soñó con dedicarse a ello. Toca en una banda –«no tiene nombre, somos los coleguis», cuenta– y la música está presente, en mayor o menor medida, en su obra literaria.