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La faja

«He entrenado para resistir el test de estrés de la tripa»

La faja ha regresado dispuesta a sujetar cualquier michelín venido a más por el covid. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)

¿Cómo ha llevado la pandemia del coronavirus?
Malamente, sobre todo por el gel hidroalcohólico. Cada vez que me lo echaba y me frotaba los flecos, como ordenaban las autoridades sanitarias, se me desteñía el color rojo y he tenido que ir al tinte varias veces para no quedarme a corros.

Me imagino que se habrá pegado estos dos años sin salir del cajón del armario.
Tal cual. Ha sido tremendo. Ya sé que soy una prenda para la ocasión, para lucir en las fiestas de guardar y disfrutar a tope. Pero me he sentido absolutamente abandonada en esta época de pandemia de coronavirus. Al menos me podían haber utilizado como improvisada mascarilla, que una tiene una tela de calidad para mantener a raya al covid-19. Y con los flecos hasta se podía conseguir un cierto estilo. Pero ni por esas.

¿A qué ha dedicado tanto tiempo libre?
He entrenado para resistir el test de estrés de la tripa. Después de dos años de parón, el personal ha ganado, en general, unos kilicos y ahora los quiere disimular subiéndome y cubriendo el michelín con mi tela rojiza. Pero eso supone soportar más presión que el tornillo de un submarino y tenía que estar preparada para sobrellevarlo.

¿Qué ha hecho para conseguirlo? Porque resistir una presión de, pongamos treinta atmósferas, no es moco de pavo.
Efectivamente, te pone a prueba. Consulté con varios coach deportivos y al final, lo que me recomendaron fue que hiciera muchos estiramientos. Así que cada mañana me ponía la banda sonora de la película “Rocky” y me estiraba más que la Elastigirl de “Los Increíbles”.  He llevado mi resistencia al límite, hasta el punto de que he perdido un fleco. Pero he logrado estar en condiciones de sujetar dignamente una buena panza de txikitero indomable.